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De cómo Rajoy juega a la ruleta rusa con la pistola de Fainé y las balas de Carulla
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Nacho Cardero

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De cómo Rajoy juega a la ruleta rusa con la pistola de Fainé y las balas de Carulla

Más que insensibilidad, lo del Gobierno en Cataluña es una apuesta de alto riesgo. Cameron jugó a la ruleta rusa con Escocia y ganó, pero antes se aseguró de que no hubiera balas en la recámara

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“Nosotros sólo nos debemos a nuestros accionistas”. Cuando se les critica por su silencio, por camuflarse dentro de las patronales y asociaciones para mostrar su disconformidad respecto al procés, los empresarios catalanes siempre se escudan en lo mismo: “Nosotros sólo nos debemos a nuestros accionistas. Es lógico que no nos pronunciemos en público. Somos empresarios, no políticos. Para eso ya están las patronales”.

Este consejero delegado de una importante compañía catalana blande este discurso como Tyrone Power blandía el suyo en Testigo de Cargo al ser interrogado por la muerte de una anciana millonaria. Ambos tratan de ocultar su dosis de culpa. Porque a tenor de los sondeos, que dan una mayoría clara a los independentistas en los comicios del 27-S, aquí hay muchos culpables.

¿Dónde está el Estado en Cataluña? ¿Dónde se le puede encontrar al margen de una jibarizada Hacienda española y una inane delegación del Gobierno? ¿Dónde están PP y PSOE? Más allá de ese juego preadolescente estilo Dónde está Wally de Pedro Sánchez respecto a Mariano Rajoy, tratando a toda costa de no coincidir con él ni en los urinarios, ¿por qué no negociar una estrategia común para frenar la amenaza independentista? ¿Acaso están pensando en sus intereses particulares de cara a las generales? ¿Y dónde está esa burguesía que antes votaba a CiU? Si tan católica y conservadora es, si tanto reniega ahora de Mas, ¿adónde han ido sus votos? No se ve en las encuestas.

“Nosotros sólo nos debemos a nuestros accionistas. Es lógico que no nos pronunciemos en público. Para eso ya están las patronales”, dice un CEO catalán

Esta especie de trastorno bipolar que arrastra el mundo del dinero catalán tuvo su correspondiente escenificación la pasada semana en el Círculo de Economía, un foro donde se reúnen empresarios, directivos del Ibex, economistas e intelectuales de todo pedigrí. Su presidente, Antón Costas, que había preparado un texto crítico con la posibilidad de una declaración de independencia tras el 27-S y negaba cualquier carácter plebiscitario a las elecciones, tuvo que recular tras darse de bruces con el quintacolumnismo de Artur Mas en El Cercle y el silencio cómplice de parte de la Junta Directiva.

Antón Costas Comesaña, reputado economista y catedrático en la Universidad de Barcelona, es oriundo de Matamá, Vigo, y como buen gallego mantiene relaciones cordiales con su paisano Mariano Rajoy, circunstancia que levanta algo más que sarpullidos entre algunos de sus compañeros del Círculo de Economía. Gallego y con vínculos con Madrid. Malo.

Por estas y otras circunstancias, Costas se vio obligado a reelaborar el documento antisecesionista que había redactado para el 27-S tras las presiones de algunos de los miembros del foro, tal y como adelantó Manel Pérez en La Vanguardia. De los tres vicepresidentes del Cercle, Artur Carulla, presidente de Agrolimen, Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, y Marc Puig, presidente Ejecutivo de Puig, fue el primero de ellos el que se negó en redondo a poner su rúbrica en dicho documento.

La propuesta aprobada finalmente admitía que “en todo caso, si de forma mayoritaria y reiterada los ciudadanos de Cataluña diesen su apoyo a formaciones políticas que llevan en su programa la opción de la independencia, el principio democrático de nuestra Constitución obligaría moralmente a los poderes públicos a encontrar una vía legal y acordada que permitiese celebrar una consulta específica para conocer el sentir preciso de los ciudadanos”.

placeholder Los Reyes piden a los becarios de La Caixa, presidida por Fainé, que ayuden al progreso de España.
Los Reyes piden a los becarios de La Caixa, presidida por Fainé, que ayuden al progreso de España.

Los empresarios son muy dados a poner una vela a Dios, a través de los comunicados de las patronales nacionales CEOE, AEB o CECA, y dos o tres al diablo en los aquelarres petit comité de la burguesía catalana. Lo que de verdad hubiera gustado al Gobierno de España, y así lo manifiesta algún ministro, hubiera sido escuchar en boca de Isidre Fainé una declaración oficial abjurando de la independencia. En Cataluña, donde trabajar en La Caixa es lo máximo, casi como fichar por el Barça, un pronunciamiento de su presidente en este sentido hubiera tenido una trascendencia que pocos llegan a imaginar.

Fainé pasará estos días de reflexión previos a los comicios catalanes en Washington, lejos de la matraca secesionista y cultivando su imagen internacional. Allí tendrá lugar el Foro Mundial de Cajas de Ahorros los días 24 y 25 de este mes, evento al que acudirá como representante del European Savings Banks Group (ESBG) y del World Savings Banks Institute (WSBI).

Tras la revolución organizativa de abril de 2014, Fainé se muestra como el todopoderoso hombre del grupo La Caixa en su calidad de presidente de la fundación, del banco y Criteria, la sociedad que aglutina las participaciones industriales. La troika, que huye de las cajas como de la peste, estableció en su día que todos aquellos que estuvieran al frente de la fundación no podrían ocupar mismo puesto en el banco para evitar injerencias políticas, exigencia que La Caixa logró sortear gracias a la inestimable ayuda del Gobierno del PP, que suavizó la ley permitiéndole seguir en sus cargos hasta mediados del 2016.

Fainé es presidente de Caixabank gracias a la ayuda del Gobierno del PP, que suavizó la ley de cajas permitiéndole seguir en sus cargos hasta 2016

“Aquí no se está ejerciendo el poder, se está jugando a la ruleta”, entona el mea culpa otro insigne empresario catalán. “Tanto el Gobierno de Madrid como la gran banca catalana debían haber manejado un escenario de crisis como el que ahora se plantea frente a un movimiento político perfectamente organizado como el independentista, con sus economistas, sus demógrafos, sus publicistas… Y no se ha hecho nada. Y en el mundo en que vivimos, el de los medios de comunicación, el voto se consigue entrando en el corazón y en el cerebro de los ciudadanos. Y aquí ha habido mucha dejadez”.

Más que insensibilidad o indolencia, lo del Gobierno Central es una apuesta de alto riesgo. David Cameron jugó a la ruleta rusa con Escocia y ganó, pero antes se aseguró de que no hubiera balas en la recámara. Lo mismo le sucede a Mariano Rajoy con Cataluña, pero con el condicionante de que, en este caso, lo hace con la pistola Fainé y las balas de Carulla.

“Nosotros sólo nos debemos a nuestros accionistas”. Cuando se les critica por su silencio, por camuflarse dentro de las patronales y asociaciones para mostrar su disconformidad respecto al procés, los empresarios catalanes siempre se escudan en lo mismo: “Nosotros sólo nos debemos a nuestros accionistas. Es lógico que no nos pronunciemos en público. Somos empresarios, no políticos. Para eso ya están las patronales”.

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