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Los papeles de Panamá y el papel de la prensa independiente: el ‘making of’
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Nacho Cardero

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Los papeles de Panamá y el papel de la prensa independiente: el ‘making of’

“Long live journalistic cooperation”. Es la frase que más circula entre los que hemos participado en la investigación: 100 medios, casi 400 periodistas y ninguna filtración

Foto: Ilustración: Raúl Arias.
Ilustración: Raúl Arias.

“El mundo necesita de más periodistas que desconfíen del poder”

Gay Talese

Simplemente brutal: manifestaciones en Downing Street pidiendo la renuncia de David Cameron, la dimisión del primer ministro de Islandia, el reconocimiento expreso de Obama a cuenta del hedor que emana de las alcantarillas del sistema, la posibilidad de que Francia vuelva a colocar a Panamá en la lista de paraísos fiscales y aquí, en España, la petición de la Agencia Tributaria y la Fiscalía para poder tener acceso a los documentos e investigar posibles delitos fiscales, e incluso penales, de algunos de los nombres de los documentos. Si hay que evaluar los papeles de Panamá por el impacto que están teniendo y las consecuencias que se están derivando de los mismos, no hay lugar a dudas: está siendo brutal. Los papeles de Panamá suponen la mayor investigación periodística de la historia, no solo por el volumen de documentos analizados sino también por sus repercusiones.

[Aquí todas las reacciones de #PANAMAPAPERS]

Todavía es pronto para calibrar el alcance de esta exclusiva mundial que en España han lanzado El Confidencial y La Sexta, de la mano de 'Sueddeutsche Zeitung' y The International Consortium of Investigative Journalists (ICIJ), referente mundial de la investigación periodística. Con todo y con eso, la sensación que flota en el ambiente es que nada volverá a ser igual desde este tsunami informativo. Ni en las finanzas mundiales ni en la forma de entender el periodismo. Hay consenso de un antes y un después de los #Panamapapers.

El Confidencial lleva sin dormir semanas, desde que pusiéramos la cuenta atrás de la mayor filtración de la historia. Este diario trabaja sin descanso por hacer información de calidad e investigación, crítica con el poder, porque creemos que nos debemos a nuestros lectores y porque nuestro rol no es otro que el de servir a la sociedad. El resto es ruido.

Reuniones en Múnich, más tarde en París, jornadas eternas de investigación, de peinar una y otra vez la base de datos hasta quedar las pupilas como las de un topo, noches en vela, ‘conference calls’, consultas con los abogados, llamadas a los nombres de la lista, el miedo legítimo a que se produjera alguna filtración, los nervios, la adrenalina, la exclusiva

Se ha dicho que la investigación comenzó hace nueve meses, pero la verdad es que lo hizo mucho antes, igual que ocurriera con la lista Falciani o los 'Offshore Leaks'. Esta exclusiva nació el día en el que nos dimos cuenta de que la unión hacía la fuerza. En un mundo en el que abundan los intereses y dependencias económicas, en el que hay voces que quieren hablar pero no les dejan, oídos que quieren escuchar pero se lo impiden, donde el periodismo de investigación resulta caro y poco rentable, donde la tecnología achica las distancias y la información fluye a la velocidad de la luz, en ese entorno, la cooperación entre medios irrumpe como clave del periodismo futuro.

“Long live journalistic cooperation”. Es la frase que más ha circulado estos días en los medios que hemos participado de la investigación, entre los que se encuentran la BBC, 'The Guardian', 'Le Monde', 'L’Espresso' y El Confidencial. Un centenar de medios, casi 400 periodistas, ninguna filtración.

“A medida que el modelo de negocio de los medios tradicionales se desmorona, con despidos masivos en las redacciones, la colaboración periodística se está convirtiendo en indispensable para poner en común conocimiento, ahorrar costes y llevar a cabo investigaciones complejas y de larga duración”, escribe María Teresa Ronderos, directora del programa de periodismo independiente de la Open Society Foundations (OSF).

En una época en que los medios han perdido la confianza de sus lectores por su en ocasiones falta de capacidad de crítica y sus filiaciones, en una época en que impera la ley de lo fútil y efímero, la ley de los 140 caracteres, en una época en que triunfan el clic fácil, los virales, los vídeos de gatitos y el ‘me gusta’ de Facebook, en una época en que los digitales ‘se agregan’ un sinfín de webs que nada tienen que ver con la información para sacar pecho de sus cifras de audiencia, en una época en que se descartan los trabajos de investigación porque son caros y largos en el tiempo, en una época en que el periodismo está experimentando una crisis de identidad como jamás antes se ha visto otra, en esa época, El Confidencial publica los papeles de Panamá.

La frase con la que arranca este artículo, pronunciada en una entrevista por Gay Talese, uno de los padres del nuevo periodismo, me sirvió de espoleta para una charla la pasada semana en Estambul, con motivo de la celebración del encuentro internacional de Open Society Foundations (OSF) sobre libertad de expresión y medios independientes. El Confidencial ha sido invitado por primera vez a este prestigioso foro para presentar su proyecto informativo y su modelo de negocio como ejemplo de periodismo de calidad y sostenible.

Las jornadas duraron dos días y reunieron a cerca de 60 responsables de medios de todo el planeta, muchos de los cuales desarrollan su labor en muy adversas circunstancias. George Soros es el fundador y promotor de OSF, red de fundaciones, colaboradores y proyectos en más de 100 países, cuyo compromiso principal consiste en promover una sociedad en libertad donde los derechos de los ciudadanos sean respetados y haya pluralidad de opinión.

Para este 2016, cuentan con un presupuesto de 27,6 millones de dólares que destinan a este perfil de proyectos periodísticos. El ICIJ también recibe apoyo financiero de OSF a través del Center for Public Intergrity. De entre todos los criterios que toman en consideración para dar soporte económico, el que más valoran es la capacidad de dicho medio para impactar en la sociedad, es decir, de influenciar para cambiar el mundo.

Es por ello por lo que el encuentro de Estambul estuvo monopolizado casi en su totalidad por el hito informativo que está sacudiendo los cimientos del sistema y del que El Confidencial ha participado activamente como socio del 'pool' de medios y promotor del proyecto.

Antes que los papeles de Panamá y también junto al ICIJ, publicamos los nombres de la lista Falciani y los acuerdos ocultos de Luxemburgo con las grandes multinacionales. Dimos la exclusiva de la abdicación del Rey de España, la nacionalización de Bankia, y hemos destapado numerosos casos de corrupción y nepotismo. Analizamos la actualidad con visión crítica. Es la clave de nuestro éxito y es también nuestra pasión. Es, simplemente, periodismo.

“El mundo necesita de más periodistas que desconfíen del poder”

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