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Los ‘segundos círculos’, el antídoto de Pedro Sánchez contra Susana Díaz
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Nacho Cardero

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Los ‘segundos círculos’, el antídoto de Pedro Sánchez contra Susana Díaz

Sánchez cuenta con el apoyo de un grupo reducido de dirigentes (Hernando, López...), con la militancia y los denominados ‘segundos círculos’. Estos últimos cambian de bando y se ponen de su parte.

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Susana Díaz no quiere enfrentarse con Pedro Sánchez en unas primarias porque las perdería. Tampoco quiere unas terceras elecciones porque se malicia que podrían dejarla en evidencia en Andalucía. Lo que de verdad pretende Díaz es que, justo después del 25-S y con la excusa de los malos resultados en las elecciones gallegas y vascas, Sánchez sea discretamente ejecutado, sin juicio justo, con un poco de vergüenza y mucha precisión, como ‘El extranjero’ de Albert Camus.

Al grito de ‘winter is coming’, se han lanzado unos contra otros con una virulencia que deja en merienda de niños la sexta temporada de 'Juego de tronos'. La ofensiva ha venido desde televisión y redes sociales, donde las críticas a los barones, por un lado, y a la dirección socialista, por el otro, se han sucedido en cascada. Más a más, la presidenta andaluza ha intensificado su agenda en Madrid con contactos con empresarios y medios de comunicación en los que se despacha a gusto contra el secretario general. Cuando se le pide que ponga nombre y apellidos a esas reuniones, el equipo de Díaz se cierra en banda: “Agenda privada”.

Susana Díaz no quiere primarias porque las perdería. Tampoco terceras elecciones. Lo que quiere es que Sánchez sea discretamente ejecutado tras el 25-S

De tanto escucharla, a sus interlocutores este argumento les suena al del perro del hortelano, que ni come ni deja comer, y se muestran escépticos ante la ofensiva de Díaz. Luego de mucho amagar y poco pegar, se le ha ido perdiendo el respeto. En Sevilla y también en Madrid, donde siempre se la ha tenido como la gran esperanza socialista. No obstante, el hecho de haberse movilizado de forma coordinada y hacerlo justo ahora, en plena campaña, con lo pernicioso que esto pueda resultar para los intereses electorales del PSOE, lleva a pensar que hay mar de fondo en la ofensiva. Nunca, admiten, el ambiente había estado tan caldeado.

Tras copar las portadas de los periódicos el fin de semana, en Ferraz recapitulan con pesadumbre lo acaecido el último mes: “Estamos haciendo una media de cuatro actos diarios en Galicia, recorriendo muchos kilómetros. Habíamos tenido dos semanas francamente buenas: el discurso potente de la investidura, luego el lío de Soria, la crisis de Podemos, alguna encuesta afianzando la posición de Pedro como líder del partido, después salió lo de Rita… Se daba una serie de circunstancias que afianzaban nuestro argumentario en el sentido de que el PSOE no podía facilitar el Gobierno de Rajoy de ninguna de las maneras. Y sin embargo, de repente, cuanto teníamos el viento a favor, irrumpió esta ofensiva contra Pedro”.

“Ha desbaratado toda nuestra estrategia. Y en plena campaña electoral. Jamás habíamos visto nada igual. No te puedes imaginar cómo están los compañeros… Esto no se lo van a perdonar a Susana”, añade el entorno de Sánchez.

Lo de Susana Díaz con Pedro Sánchez se ha convertido en algo personal, un odio africano que va gangrenando al PSOE en centro y extremidades. Entiéndase 'odio africano' no como expresión xenófoba sino como esa inquina cuasi irracional que Escipión el Africano proyectaba sobre Aníbal, al cual derrotó en la batalla de Zama en la segunda guerra púnica que enfrentaba a Roma y Cartago. La batalla de Zama de Susana Díaz tendrá lugar en el comité federal tras el 25-S, pero en este caso, a diferencia del de Escipión, no está del todo claro que le salga bien la jugada. Ha pasado mucho tiempo y se han movido algunas piezas.

La presidenta andaluza llega tarde a disputar esta partida. En estos meses que le ha dejado hacer, Pedro Sánchez se ha hecho fuerte con un círculo muy reducido (Antonio Hernando, Óscar López…) y con el apoyo de la militancia, que está a partir un piñón con su secretario general y su política del ‘no es no’ a Rajoy y al Partido Popular. Y no solo. Con el paso de las semanas, se ha ganado también a los denominados ‘segundos círculos’, simpatizantes socialistas a caballo entre la militancia y los votantes, que muy probablemente censuraban en un inicio la política de bloqueo de Sánchez, pero que vistos los movimientos contra su persona y los daños colaterales para el partido que se pueden derivar de los mismos, han entrado en empatía.

“Yo voté a Madina, pero de todos los leñazos que está recibiendo Pedro Sánchez, al final no puedo dejar de entrar en compasión. Me pongo del lado del débil. Por algo soy socialista”, señala un destacado socialista hoy ya de retirada.

En definitiva, como Susana Díaz no puede atacar a Sánchez por el flanco del bloqueo institucional, que ahí el secretario general cuenta con el apoyo de la militancia, busca la excusa del 25-S. “El relato que Susana Díaz está tratando de imponer pasa por dinamitar todo mucho antes”, reflexionan en Ferraz. “Pretende enturbiar la campaña de las gallegas y vascas para luego, si salen malos resultados, buscar un culpable. ¿Y quién es ese culpable? Pedro Sánchez. Entonces, en el comité federal, con esos datos, le invitarán a irse. Supongo que en ese momento se levantará Idoia y dirá que sí, que efectivamente sacaron malos resultados, pero por culpa de los suyos, porque ha habido compañeros que les han boicoteado en campaña”.

Las encuestas internas que maneja Ferraz para los comicios del 25 de septiembre no les son tan adversas como las del CIS. En Galicia les sitúan casi en empate técnico con En Marea, mientras que en el País Vasco les otorgan 12 escaños, cuatro más de lo que apuntan los sondeos publicados hasta ahora. A Feijóo le dan por inalcanzable, con una mayoría absoluta que nadie discute 'a priori'. En cambio, los socialistas podrían tener un papel importante, que no determinante, en la gobernabilidad de Euskadi. Según estos datos, al PNV le bastaría con los diputados del PSE para que Urkullu fuera investido lendakari en caso de que Bildu y Podemos decidieran unir sus fuerzas. El PP resultaría prescindible.

—Y si el PNV no necesita los escaños de los populares, difícilmente va a cambiar su voto en un nuevo intento de investidura de Rajoy —argumentan en Ferraz.

—Así que nos vamos a terceras elecciones.

—Iremos a terceras a no ser que el PNV… En Génova creen que los pueden convencer.

—Aun así, les faltaría un diputado hasta los 176.

—Pero un diputado se saca de donde sea. Llegados a este punto, no habría problema —aseguran en la dirección del partido socialista—. Pero no porque nadie del PSOE vaya a hacer nada. Hay otras vías. Pedro Quevedo, por ejemplo.

Ferraz: "Iremos a terceras elecciones a no ser que el PP consiga el apoyo del PNV. Luego un diputado sale de donde sea. Pedro Quevedo, por ejemplo"

Da la impresión de que, según pasan los días, el PSOE se va autoconvenciendo de que lo mejor es que gobierne el PP. Con su voto en contra, pero que gobierne cuanto antes. No porque le deseen lo mejor a Rajoy sino porque de esta forma se frenaría la guerra intestina del PSOE.

Prestar su apoyo al PNV en Euskadi solo para que los nacionalistas cambien el sentido de su voto en Madrid, faciliten la investidura de Rajoy y ya de paso pongan paz al guerracivilismo del PSOE. Hasta ahí alcanza la esquizofrenia socialista.

Susana Díaz no quiere enfrentarse con Pedro Sánchez en unas primarias porque las perdería. Tampoco quiere unas terceras elecciones porque se malicia que podrían dejarla en evidencia en Andalucía. Lo que de verdad pretende Díaz es que, justo después del 25-S y con la excusa de los malos resultados en las elecciones gallegas y vascas, Sánchez sea discretamente ejecutado, sin juicio justo, con un poco de vergüenza y mucha precisión, como ‘El extranjero’ de Albert Camus.

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