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Pallete, 'quo vadis'?
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Nacho Cardero

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Pallete, 'quo vadis'?

Ha cumplido su primer año de mandato en Telefónica sin el lastre político de Alierta, pero con las sombras de un negocio maduro y un proyecto estrella, Aura, que no se entiende pero "se entenderá"

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José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, goza de la simpatía del Gobierno, lo cual resulta algo más que anecdótico en un Ejecutivo que no se ha caracterizado por ser precisamente ‘business friendly’. Algo tiene que ver la pretensión del primero de querer ser un líder tecnológico más que un líder político, enterrando aquellos tiempos en la que la operadora se erigía como segunda vicepresidencia del Gobierno y presumía de colocar y quitar ministros como el que levanta castillos de naipes sobre las páginas del BOE.

Cuenta igualmente con la complicidad del BBVA, accionista de referencia de Telefónica con un 6%, por eso de que Francisco González, con su sueño de convertirse en el gran banco digital del mundo, se refleja en el mismo espejo que Pallete, y con la del Grupo Caixa, 5%, donde Fainé y Gortázar se han echado a un lado y dejan hacer. También tiene el apoyo de Prisa, grupo de medios participado por la teleco, que hace una semana le dedicó una entrevista de cuatro páginas, solo una menos que al Papa Francisco.

Desde que en 1999, Fernando Abril-Martorell lo incorporara a Telefónica como director general de finanzas hasta su nombramiento como presidente el año pasado, José María Álvarez-Pallete (Madrid, 1963) se ha mostrado como un ejecutivo atípico, más interesado en las noticias de ‘Wired’ que en las que salen del Congreso de los Diputados, ‘geek’, introvertido, celoso de su intimidad y poco dado a salir en los medios.

La tormenta perfecta: la acción continúa por debajo de cuando se anunció el relevo de Alierta, le han rebajado el rating y pegado un hachazo al dividendo

Ahora, después de un tiempo de empoderamiento, ha tenido que aparcar dichos recelos y subirse a lomos del tigre. Una compañía que capitaliza 48.000 millones de euros y que tiene 350 millones de clientes lo exige casi por contrato. Así, en un breve lapso de tiempo, se ha dejado caer por la revista brasileña Veja, ha aparecido en la portada de ‘El País’ e inaugurado las jornadas de la Fundación Empresa Seguridad y Sociedad (Esys). También visitó la semana pasada la sede del ‘Financial Times’ en Londres y mantuvo reuniones con Bloomberg y Reuters. Un inusual repiqueteo de intervenciones que hizo que un periodista titulara: “Pallete existe y habla”.

Luego de un año en el trono de Las Tablas, Álvarez-Pallete se ve impelido a dar la cara y responder una pregunta: ‘Quo vadis Telefónica?’. Pregunta nada baladí si se tiene en cuenta que la deuda financiera de la operadora (48.766 millones) supera actualmente su capitalización, que la acción continúa por debajo de cuando se anunció el relevo de Alierta, que le han rebajado el 'rating' y han pegado un duro hachazo al dividendo.

Los analistas, que han recibido sin excesivas alegrías las cuentas del primer trimestre del año por los elevados costes de reestructuración y las magras cifras de ventas y Ebitda en España, le piden, como profeta de las nuevas tecnologías, una visión, unas tablas de la ley con las que sobrevivir en un mercado tan competitivo como maduro en el que han surgido nuevos y poderosos actores tales que Facebook, Netflix o Amazon. ¿A dónde quiere llevar Pallete a Telefónica? ¿Cuál es su hoja de ruta?

Consciente de esta presión y de las críticas recibidas por no haber transmitido su ‘idea’ sobre la compañía, Pallete encara su segundo año al frente de la operadora con el intención de poner en marcha Aura, la cuarta plataforma de Telefónica, su gran apuesta, con la que quiere dar la vuelta a la compañía como un calcetín y con la que, en definitiva, se juega buena parte de su credibilidad.

Se trata de una nueva forma de interrelacionarse que implica la virtualización de todas las redes. A través de Aura, pretende que los clientes gestionen sus propios datos y que los puedan compartir con terceros (Facebook, Google, bancos…) a cambio de una contrapartida, desde un mejor servicio a un descuento. En la dirección saben que este proyecto, por lo innovador del mismo, no termina de entenderse, “pero se entenderá en cuanto empecemos a sacar productos a finales de este año, principios del que viene”.

Matar al padre…

El Álvarez-Pallete que hoy luce lustre no es el mismo que cuando llegó a la teleco, ni siquiera el mismo que cuando tomó la presidencia. Este es ‘Pallete, año dos’. En estos catorce meses, se ha visto obligado a marcar distancias con su antecesor en el cargo, César Alierta, lo que ha dado pie a especulaciones sobre la relación existente entre ambos.

No dejan de ser las tensiones lógicas entre mentor y pupilo, explican los suyos, sentimientos que se mueven entre el respeto hacia quien le nominó y el rechazo a un pasado que hoy parece obsoleto e incluso un lastre, que hacen que Alierta se sienta desdibujado e incluso abandonado en esta postrera etapa. Es la rueda de la vida. Lo que los freudianos denominan ‘matar al padre’.

Con la ayuda del consejero Javier de Paz y José Luis Gómez-Navarro, director de comunicación corporativa, sus hombres fuertes dentro de la operadora, Álvarez-Pallete ha empezado a desmantelar el intrincado andamiaje levantado en los últimos lustros. Han suprimido los ‘consejos políticos’ de carácter consultivo que tenían en las distintas comunidades autónomas y han puesto fin a buena parte de los contratos –no todos- firmados con destacados personajes del mundo de la política, la empresa y hasta los sindicatos, acuerdos contractuales cuya finalidad última nunca ha sido bien entendida.

La relación de Álvarez-Pallete con Alierta se mueve entre el respeto hacia quien le nominó para el cargo y el rechazo a un pasado que hoy parece obsoleto

Los nuevos gestores de la operadora española tratan de desterrar así esa imagen que todavía hoy pervive de que Telefónica es el cementerio de elefantes a donde llegan antiguos responsables de la vida pública en busca de un despacho y un buen parné en compensación por los favores prestados en épocas pretéritas.

“Pallete es un personaje público que defiende los intereses de los países donde opera Telefónica, pero no puede considerarse un personaje político en el sentido tradicional del término”, recalcan en su círculo de confianza. “Está reconocido como un líder tecnológico. Movimientos como el Aura son seguidos de cerca por sus rivales en Europa y Estados Unidos. Se entiende bien con Zuckerberg (Facebook), con la cúpula de Netflix…”.

Donde Alierta veía enemigos y se ufanaba en ser capaz de levantar un Uber en seis meses, el actual presidente de la operadora solo ve aliados. No son el rival a batir sino el modelo a seguir. Soluciones disruptivas para problemas que no tienen respuestas clásicas.

Otro cordón umbilical que se ha cortado es el de su relación con los medios de comunicación. Mientras Alierta impulsó una operación para desbancar a Juan Luis Cebrián de la presidencia de Prisa ante el riesgo de que este grupo cayera en manos de fondos buitre y ese buque en lengua castellana llamado Santillana fuera a parar a firmas foráneas, Álvarez-Pallete prefirió ponerse de perfil y renegar de cualquier participación activa en grupos de comunicación. Una vez abortada la operación, Alierta se ha recluido en Henneo (Heraldo de Aragón) de la familia Yarza, con los que comparte terruño.

… Y también a los hijos

Luego de matar al padre, toca matar a los hijos. Todo ello porque desde la cúpula se pretende, ‘mutatis mutandis’, proceder a cambios organizativos para implementar el nuevo plan estratégico con personas que compartan la misma visión que el presidente.

Una de las marchas anunciadas es la de Luis Blasco, jefe de Movistar+, la plataforma de contenidos de Telefónica. Su salida se hará efectiva próximamente. Para sustituir a Blasco, amigo personal de Alierta desde que ambos tenían uso de razón, se han barajado los nombres de dos expertos del sector, Luis Velo y José Velasco, siendo descartados ambos por incompatibilidades manifiestas, de tal forma que, a día de hoy, lo más probable es que se amortice el puesto.

Los contenidos de Movistar son, junto a la cuarta plataforma, el gran envite de la teleco para los próximos ejercicios. En este sentido, la pérdida de los derechos de la Champions ha supuesto un serio revés para la operadora, que “nos obligará a hablar” con Roures y Benet, dueños de Mediapro y ganadores de la subasta, así como a pujar duro por la retransmisión de la Liga.

El presidente cuenta con Javier de Paz y José Luis Gómez-Navarro como hombres fuertes y a una nutrida guardia pretoriana (De Beer, Martín Villa…)

Otro de los nombres que suenan como moneda de cambio es el de Luis Miguel Gilpérez, presidente de Telefónica España por decisión de Alierta. La relación de Pallete y Gilpérez, que va de doce años a esta parte, de cuando la época latinoamericana, se ha ido tensionando con el paso del tiempo. Álvarez-Pallete se muestra más cercano a Mariano de Beer, que lleva la estrategia comercial a nivel mundial, que a un Gilpérez en el que en ocasiones cree ver las espaldas de su predecesor.

A esto hay que añadir la cuestión económica. Los ingresos de la pata española de la operadora se han estancado. “Los principales motores del resultado operativo son Brasil y Latinoamérica al crecer en términos orgánicos el 7,5 y el 6,2%, respectivamente, mientras caen el 2,4% en España”, señala Ahorro Corporación sobre los resultados del primer trimestre.

Con todo y con eso, Telefónica España sigue enseñando músculo con un margen sobre Ebitda por encima de sus competidores y con su facilidad para generar caja, una auténtica mina de oro para la operadora. Esta circunstancia, sumada a los galones y el control del negocio que exhibe Gilpérez, amén del ejército espartano que le rodea, dificulta su hipotética sustitución.

En cuanto a la nueva guardia pretoriana de Álvarez-Pallete, ésta se compone de Gonzalo Martín Villa, presidente de Innovación; Jesús Romero, dirección de Finanzas; Laura Abasolo, directora de Planificación; el hacker Chema Alonso, encargado del Big Data y el citado Mariano de Beer. También tiene ascendente sobre Álvaro Badiola, director financiero de Cepsa y antes CEO de Telefónica Perú. Ellos son los nuevos hombres del presidente.

José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica, goza de la simpatía del Gobierno, lo cual resulta algo más que anecdótico en un Ejecutivo que no se ha caracterizado por ser precisamente ‘business friendly’. Algo tiene que ver la pretensión del primero de querer ser un líder tecnológico más que un líder político, enterrando aquellos tiempos en la que la operadora se erigía como segunda vicepresidencia del Gobierno y presumía de colocar y quitar ministros como el que levanta castillos de naipes sobre las páginas del BOE.

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