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La economía también vota el 21-D: “Venían a Atocha con cheques y bolsas de dinero…”
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Nacho Cardero

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La economía también vota el 21-D: “Venían a Atocha con cheques y bolsas de dinero…”

Las oficinas próximas a la estación del AVE en Madrid hicieron su agosto a cuenta de la declaración de independencia de Puigdemont

Foto: (EC)
(EC)

“Venían con cheques y bolsas de dinero”. Ocurrió tras el 1 de octubre. “Tomaban el AVE en Barcelona y se bajaban en Puerta de Atocha, en Madrid. Allí buscaban la oficina bancaria más próxima e ingresaban el dinero. Se presentaban con cheques, bolsas con billetes…”, relata el director general de un gran banco. “Las oficinas que se encuentran en los alrededores de Atocha no daban abasto. Los responsables de sucursal lo reportaban minuto a minuto”.

Las oficinas próximas a la estación del AVE en Madrid hicieron su agosto a cuenta de la declaración de independencia de Puigdemont. “Y estos clientes que han venido hasta Madrid y han abierto cuenta, no vuelven. Ya nos encargaremos nosotros de que no lo hagan”.

Hubo muchos que pasaron por ventanilla, pero hubo todavía muchos más que, llevados por el desasosiego y la incertidumbre en aquellos momentos álgidos de locura secesionista, optaron por las cuentas espejo. Estos productos, ya saben, no son más que cuentas duplicadas en otra oficina que replican los movimientos de la original, domiciliada en Cataluña. Se suelen abrir en provincias limítrofes, en Madrid o en oficiales virtuales.

Los catalanes que, independentistas o no, pusieron sus ahorros lejos de las manos de Puigdemont y Junqueras también acudirán a votar el 21-D

El trasiego de particulares en estado de ‘shock’ ante la posibilidad de un corralito catalán ha sido incesante. El miedo es libre y, como decía Tito Livio, los hombres con miedo siempre están dispuestos a ver las cosas peor de lo que son, y si estos hombres, además, son de cartera gruesa, entonces la sensación de pánico adquiere niveles ‘def con dos’.

Pues bien, estos catalanes que, independentistas o no, pusieron sus ahorros lejos de las manos de Puigdemont y Junqueras —que una cosa es cantar 'Els Segadors' y otra muy distinta picar de pardillo— serán los mismos que tengan que acudir a las urnas el 21 de diciembre. Hablamos de decenas de miles de votos que a la postre resultarán decisivos en unas elecciones que, según los sondeos, se presuponen reñidas.

El miedo es real y se encuentra cada vez más próximo. Miedo a perder su empresa, su patrimonio y su puesto de trabajo. Será clave en los próximos comicios. Lo llaman el disputado voto de la cuenta espejo.

placeholder Jornada de boicot a los cajeros el 20 de octubre en Barcelona (A. Pascual)
Jornada de boicot a los cajeros el 20 de octubre en Barcelona (A. Pascual)


El daño ya está hecho. Los síntomas no se percibirán ahora, ni en unas semanas, alimentando esa falacia con sello Harvard de que el motor sigue girando y de que el oasis catalán está blindado a las injerencias externas, pero sí empezarán a aflorar el próximo año, como ocurrió en Reino Unido. Tras la victoria del Brexit, tuvieron que pasar meses hasta que los datos de desaceleración colocaron a Theresa May ante sus propios fantasmas.

Lo mismo ocurrirá en Cataluña. El agujero ya está hecho. Lo que falta por calcular es el diámetro del mismo. Y escuchando las belicosas declaraciones de Rovira, acaso la máquina de escupir ‘fake news’ del independentismo; leyendo los tuits de Puigdemont, sin escrúpulos al mezclar sus intereses electorales con las víctimas del atentado de la Rambla, y desenmarañando las listas que concurren al 21-D, una amalgama ingobernable repleta de hiperventilados, uno llega a la conclusión de que los antiguos responsables de la Generalitat se están empleando a fondo con maquinaria pesada para que el socavón económico vaya a más y lo engulla todo.

“Cataluña es la única comunidad de España en la que la morosidad ha subido en el último trimestre [agosto-octubre]”, indican desde una entidad top-5. Pierde 40 autónomos al día, “más de 4.000 desde junio”, según el presidente de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA), Lorenzo Amor. La actividad se ha congelado. “Como sigamos a este ritmo, el próximo año comenzarán a quebrar las empresas…”, se lamenta el dueño de una firma catalana.

El bloque secesionista negará tan funestos presagios igual que aseguraba contar con estructuras de Estado para poner en marcha la república catalana, igual que decía que la Unión Europea los recibiría con los brazos abiertos y que las empresas no solo no marcharían de los países catalanes sino que vendrían en tropel a este Shangri-La envueltas en esteladas.

Artur Mas hace una colecta pública “para no quedarse en la ruina”

Pero lo cierto es que mientras Artur Mas extendía su mano temblorosa en busca de una limosna, una ‘mica’, para poder pagar su fianza, que es mejor pedir que robar y que él lo ha dado todo por el pueblo, la economía catalana se va desangrando con cuentagotas. Artur Mas le inoculó el virus, Junqueras la dejó pudrirse y ahora el tándem Puigdemont-Rovira pretende darle la puntilla y culpar de ello al 155 y a los ardides represores del Estado español.

Aunque a menor ritmo, las empresas siguen poniendo pies en polvorosa (2.573 han trasladado su sede social fuera de Cataluña y 1.000 han hecho lo propio con su sede fiscal); el paro ha crecido en octubre el doble que en España; las ventas de coches se han desplomado en algunos concesionarios hasta el 50%, y la velocidad de crucero que había tomado el aeropuerto de El Prat se ha frenado en seco, como se aprecia en el siguiente gráfico:

El ministro de Economía, Luis de Guindos, corroboró en su comparecencia ante el Congreso la desaceleración de Cataluña, pasando de ser una de las regiones que más crecen a situarse por debajo de la media nacional en el último trimestre del año, y vaticinó que solo la "vuelta al orden constitucional" estimularía la actividad en la comunidad.

Igual que unos se encuentran perdidos en su particular viaje a Ítaca, entre los tuits de Assange y borradores para unas futuras ‘Cartas belgas’, el Estado español ha estado moviéndose hasta el último momento para que la lotería de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) le toque a Barcelona. La ministra de Sanidad, Dolors Monserrat, encabezará la delegación que estará presente este lunes en Bruselas durante la votación.

Mientras unos tratan de reanimar la convaleciente economía catalana, otros le tapan nariz y boca con el objetivo de asfixiarla. Tiempo al tiempo. La estrategia de 'Help Catalonia': cuanto peor, mejor.

“Venían con cheques y bolsas de dinero”. Ocurrió tras el 1 de octubre. “Tomaban el AVE en Barcelona y se bajaban en Puerta de Atocha, en Madrid. Allí buscaban la oficina bancaria más próxima e ingresaban el dinero. Se presentaban con cheques, bolsas con billetes…”, relata el director general de un gran banco. “Las oficinas que se encuentran en los alrededores de Atocha no daban abasto. Los responsables de sucursal lo reportaban minuto a minuto”.

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