Caza Mayor
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Marchena impone su ley a golpe de 'zasca'
La carrera del magistrado irá ligada de por vida a este juicio. El 'procés' va marcando con hierro candente a aquellos que se convierten en protagonistas de sus páginas
Ni Junqueras ni Ortega Smith. El que se ha erigido como gran protagonista de la causa especial 3/20907/2017 es el presidente del tribunal, Manuel Marchena. Aunque su nombre lleva tiempo en boca de tertulianos y leguleyos, utilizándolo igual que un chicle, estirándolo más de lo debido por lo embarrado del campo de la política española, lo cierto es que la mayoría había tocado de oídas. Apenas lo habían visto en acción.
Es ahora cuando empiezan a saber de él más allá del celebérrimo wasap de Ignacio Cosidó a sus compañeros del PP, en el que celebraba impúdicamente el “esperanzador” reparto del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) y la llegada del magistrado a la presidencia del alto tribunal. Aquel mensaje, con el que algunos cuestionaron su imparcialidad, hizo que retirara su candidatura y permaneciera al frente del tribunal que juzga a los líderes secesionistas.
Transcurridas las primeras jornadas de la vista oral, los protagonistas, entre ellos los procesados, destacan la naturalidad con la que está llevando la cosa.
Marchena ha rebajado la tensión del llamado ‘juicio del siglo’. Le está metiendo inyecciones para anestesiarlo y evitar dramas y ‘performances’
Los cumplidos al magistrado vienen, paradójicamente, de todos los bandos, de quienes se encuentran dentro del salón de plenos del Tribunal Supremo y de quienes lo siguen desde fuera, de las acusaciones pero también de las defensas, de la prensa de Madrid y de la de Barcelona. Incluidos los periodistas de perfil independentista.
Algunas crónicas del pasado jueves, como las de 'La Vanguardia' y '20 Minutos', así lo destacaban. Una visión antagónica a esa otra que muestra Roures en ‘Causa especial’, el documental que “disecciona un sistema judicial muy cuestionado con intereses personales e incluso familiares”.
“Es uno de los jueces más acreditados del mundo. De todos los que están en la mesa, sobre los que tiene mucha ascendencia, es el único con los arrestos necesarios para absolver a los líderes independentistas si se diera el caso”, señalaba un conocido penalista al final de la tercera sesión del juicio. “Es un juez duro, de perfil conservador, pero absolutamente imparcial. Jurídicamente es un primer espada, con mucha personalidad, inaccesible a la presión, muy listo, educado y conocedor como nadie del derecho internacional penal”.
Son varios los momentos brindados por el magistrado que vendrían a corroborar estas palabras. Destacan las amonestaciones a las defensas por su insistencia en citar como testigo a Puigdemont, las reconvenciones a la Fiscalía y a la Abogacía del Estado, así como las advertencias taxativas a los representantes de Vox para que eviten las preguntas y discursos ideológicos, entre otros.
Quiere rebajar la tensión del llamado ‘juicio del siglo’. Le está metiendo en vena inyecciones de anestesia para evitar dramas y ‘performances’. Puño de hierro en guante de seda. Sin florituras. El objetivo no es otro que ofrecer las garantías procesales oportunas para que la sentencia no pueda ser enmendada después en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo (TEDH), que es donde las defensas tienen puesta la mirada.
Sabe de memoria el número de páginas de los escritos de las defensas. Está absolutamente encima del juicio. “Sueña con él”, aseguran
“Yo siempre estoy en el andamio”. Es la frase con la que el propio Manuel Marchena (Las Palmas de Gran Canaria, 1959) suele referirse a su persona. Lo dice porque nunca le ha gustado figurar. Lo suyo era estar más a pie de obra, conocer el sumario al detalle, saber hasta el número de páginas de los escritos de las defensas, tal y como ha quedado patente en el juicio del 'procés'. Está absolutamente encima. “Sueña con él”, dicen sus próximos.
Ha sido fiscal en la Audiencia Territorial de Las Palmas, en la Secretaría Técnica de la Fiscalía General del Estado y en el Tribunal Supremo. En 2007, fue designado magistrado del TS y siete años más tarde alcanzó la presidencia de la sala penal gracias a los votos de la mayoría conservadora. Destaca tanto por sus dotes de penalista como por los de procesalista. Es uno de los autores del borrador del Código Procesal Penal (CPP).
Ahora le ha tocado en suerte el juicio al 'procés', una causa que no se entiende sin Marchena, de la misma forma que la carrera del magistrado irá ligada de por vida al juicio. El 'procés' va marcando con hierro candente a aquellos que se convierten en protagonistas de sus páginas.
“Ningún juez se atreve a cuestionarlo. Ni los de izquierdas ni los de derechas. En su conciencia, eso sí, la unidad de España es un bien jurídico de máxima relevancia y digno de protección”, añade el penalista anteriormente citado. “Marchena es canario y eso marca”.
Aquí algunos de los momentos protagonizados por el magistrado:
-Lazos amarillos: el presidente del tribunal permite a los procesados que puedan lucir lazos amarillos durante el juicio. Como si supiera de antemano que Vox iba a preguntar por la cuestión, Marchena explica prolijamente su decisión sustentándola en dos condenas del Tribunal Europeo de Derechos Humanos por impedir la presencia de símbolos religiosos en los juicios. Una de estas condenas fue curiosamente a Bélgica, ‘residencia’ de Puigdemont.
-Testimonio de Puigdemont: “Estamos convencidos de que la trayectoria profesional y jurídica de la mayor parte de los letrados que ocupan hoy el estrado les permite conocer la respuesta: en un proceso penal, no se puede cambiar el formato con el que uno aparece. No se puede venir por la mañana de acusado y por la tarde de testigo”, justificaba con ironía la decisión del tribunal de rechazar la declaración del 'expresident'.
-Tirón de orejas a Fiscalía y Abogacía: los equipos que acompañan a los procesados se ufanan de las amonestaciones de Marchena al fiscal del Supremo Fidel Cadena y a la abogada del Estado Rosa María Seoane. Como la mujer del César no solo debe ser honrada sino también parecerlo, el presidente es particularmente estricto con Cadena en su interrogatorio a Forn: “Formule preguntas y no busque la adhesión del acusado a este documento”.
-Esparadrapo a Vox: “¿Qué quería la acusación popular?”, se dirige Marchena a Ortega Smith. “Solicitamos que nos permita dejar constancia de las diferentes preguntas [a Junqueras] sin perjuicio del legítimo derecho de los acusados de guardar silencio”, dice el secretario general de Vox. “La sala no puede permitirse una escena en la que formule preguntas y él dice la contesto, no la contesto”, le corta tajante el presidente del tribunal. El ‘duelo’, como en las series de Netflix, tendrá que esperar.
Ni Junqueras ni Ortega Smith. El que se ha erigido como gran protagonista de la causa especial 3/20907/2017 es el presidente del tribunal, Manuel Marchena. Aunque su nombre lleva tiempo en boca de tertulianos y leguleyos, utilizándolo igual que un chicle, estirándolo más de lo debido por lo embarrado del campo de la política española, lo cierto es que la mayoría había tocado de oídas. Apenas lo habían visto en acción.