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Santos Cerdán, la mano negra de Ferraz que mece la cuna en Navarra
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Nacho Cardero

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Santos Cerdán, la mano negra de Ferraz que mece la cuna en Navarra

Uno de los pretorianos de Ábalos, de esos socialistas que tratan de blanquear a formaciones que quieren romper España, caso de ERC o Bildu, ahuyentándolas de sus posiciones maximalistas

Foto: Pedro Sánchez, con la secretaria general del PSN-PSOE, María Chivite, y Santos Cerdán (2d), secretario de Coordinación Territorial del PSOE. (EFE)
Pedro Sánchez, con la secretaria general del PSN-PSOE, María Chivite, y Santos Cerdán (2d), secretario de Coordinación Territorial del PSOE. (EFE)

Donde dije digo, digo Diego. Como quien se chupa el dedo para comprobar por dónde sopla el viento, la Moncloa ha dado un giro copernicano al discurso de Navarra sin que le tiemblen las canillas. Lo verbalizó Pedro Sánchez en la entrevista de Piqueras en Telecinco al señalar que la derecha lleva “tiempo sobreactuando” respecto a la comunidad foral y que un Ejecutivo presidido por la socialista María Chivite jamás tendrá a Bildu en el Gabinete, por lo que, asegura, no hay “ningún cambio” respecto a la formación heredera de Batasuna.

¿Qué ha sucedido para que tanto el presidente del Gobierno como José Luis Ábalos e Iván Redondo, dos de sus hombres fuertes, hayan pasado de censurar a la federación navarra y advertirla de que no contaban con su respaldo para unas negociaciones de investidura que requerirían forzosamente de la abstención de Bildu a decir, precisamente, todo lo contrario? ¿Por qué encamarse ahora con un personaje tan siniestro como Arnaldo Otegi, sin escrúpulos a la hora de lamentarse en la televisión pública de haberse pasado un ‘pelín’ con el trinitrotolueno y haber “generado a las víctimas más dolor del necesario o del que teníamos derecho a hacer”? ¿Qué transmutación ha sufrido el PSOE en las últimas semanas?

En Ferraz señalan a un hombre como artífice del cambio: Santos Cerdán, quien fuera desde 2012 a 2017 secretario de Organización de la ejecutiva regional del PSN y, desde junio de 2017, secretario ejecutivo de Coordinación Territorial del PSOE. Uno de los pretorianos de José Luis Ábalos, uno de esos socialistas que tratan de blanquear a formaciones que quieren romper España, caso de ERC o Bildu, ahuyentándolas de sus posiciones maximalistas, para convertirlas en aliadas naturales del PSOE en el mundo de la izquierda.

“Cuando él llega a Ferraz, intenta que el PSOE tenga una venda en los ojos con Navarra y que toda la información que llegue de allí sea la que él transmita”, comentan en el partido. “Cuando Sánchez y Redondo ven los resultados de Navarra, dicen: aquí no se puede hacer nada. Es el mensaje que transmiten al principio. Sin embargo, al mismo tiempo, Santos Cerdán está defendiendo justo lo contrario: hacerse con la presidencia ya sea con Bildu o sin Bildu. Hay un pulso dentro de Ferraz y este aprovecha que el día de los ayuntamientos no hay acuerdo con Otegi y que Navarra Suma se queda con Pamplona para justificar su posición”.

En el bloque de Chivite, 14 diputados corresponden a las izquierdas y 16 son nacionalistas. Es evidente quién tendrá más fuerza para imponer sus políticas

Sin embargo, la aritmética es tozuda y bastante útil. Lo es para desenmascarar el trampantojo de Santos Cerdán, María Chivite y el PSN en la comunidad foral. Lejos de los cánticos que coreaban los militantes de esta formación minutos después de conocerse los resultados de las elecciones del 26 de mayo —“¡Ista, ista, ista, Navarra socialista!”—, una cosa parece segura: Navarra es de todo menos socialista.

Los números hablan por sí solos. En el bloque de las izquierdas, el PSN cuenta con 11 diputados, Podemos con dos e Izquierda-Ezquerra tiene uno; en el nacionalista/independentista, Geroa Bai ha logrado nueve diputados y EH-Bildu, siete, mientras que el bloque de centro derecha, agrupado en torno a Navarra Suma, se alza con 20 parlamentarios de un total de 50 que tiene la Cámara.

De los 30 diputados que, por acción u omisión, Chivite está tratando de agrupar para salir investida presidenta, 14 corresponden a las izquierdas y 16 a los nacionalistas y filoetarras. ¿Qué bloque tendrá más fuerza para imponer sus políticas? ¿Quién mandará por mucha presidencia que uno ostente?

placeholder La portavoz del PSN (2d), junto a Uxue Barkos (2i), Eduardo Santos (d) y Marisa de Simón (i). (EFE)
La portavoz del PSN (2d), junto a Uxue Barkos (2i), Eduardo Santos (d) y Marisa de Simón (i). (EFE)

La respuesta resulta insultante por obvia. Habrá concesiones en aras de la progresiva euskaldunización de Navarra, un territorio que, como decía José Antonio Zarzalejos en este mismo periódico, se ha convertido en el laboratorio de ensayo de las políticas de PNV y Bildu para, en un futuro no muy lejano, poder anexionar la comunidad foral al País Vasco y conformar la Gran Euskadi. Esto es así lo diga Agamenón o su porquero.

En los cuatro años que Uxue Barkos (Geroa Bai) ha ocupado el Palacio de Navarra, la sensación es que allí no se ha gobernado para todos sino solo para una parte. El Ejecutivo de Barkos se ha puesto de perfil a la hora de abordar las infraestructuras clave para conectar la comunidad foral con el resto de España, derogó la ley de símbolos con el objeto de colgar ikurriñas en las instituciones, ha perseguido a la Universidad de Navarra en un ejercicio de sectarismo sin parangón y ha privilegiado el euskera en la Administración hasta el punto de que resulta quimera convertirse en funcionario sin saber el idioma. Las comunicaciones del Gobierno foral se hacen en euskera cuando apenas un 12% lo conoce y tan solo un 6% lo habla diariamente.

Las comunicaciones del Gobierno foral se hacen en euskera cuando apenas un 12% lo conoce y tan solo un 6% lo habla diariamente

Por todo ello, Barkos ha sido penalizada en las urnas. A pesar de cuatro años de crecimiento económico y viento a favor, la sociedad navarra se pronunció nítidamente el pasado 26 de mayo y dijo que el Gobierno nacionalista debía pasar a la oposición, y viceversa.

Sin embargo, la socialista Chivite ha decidido recuperarlos, a ellos y sus postulados, los que tanto criticaba en campaña, para suscribir el pacto de sanfermines y tratar de hacerse con la presidencia de Navarra. Ni el chupinazo puede ocultar el contenido del preacuerdo alcanzado por PSN, Geroa Bai, Podemos e IE, con el que se quiere “avanzar en la actualización de los derechos históricos” de Navarra y en “la defensa e impulso de nuestro autogobierno dentro de la legalidad y lealtad institucional”.

El documento pasa de puntillas por la política lingüística, con el compromiso de las cuatro fuerzas de “impulsar una modificación de la normativa vigente de cara a buscar un mayor consenso sindical, social y político”. La misma música que Barkos pero con diferentes violines.

Cuesta mucho creer que, con lo que está ocurriendo en Navarra, esto es, hacerse con el poder con la muleta de nacionalistas e independentistas, Pedro Sánchez pueda blandir una mínima autoridad moral para exigir la abstención patriótica de Ciudadanos o Partido Popular y ser investido presidente de España. Habría que tener pocos escrúpulos para ello.

Donde dije digo, digo Diego. Como quien se chupa el dedo para comprobar por dónde sopla el viento, la Moncloa ha dado un giro copernicano al discurso de Navarra sin que le tiemblen las canillas. Lo verbalizó Pedro Sánchez en la entrevista de Piqueras en Telecinco al señalar que la derecha lleva “tiempo sobreactuando” respecto a la comunidad foral y que un Ejecutivo presidido por la socialista María Chivite jamás tendrá a Bildu en el Gabinete, por lo que, asegura, no hay “ningún cambio” respecto a la formación heredera de Batasuna.

María Chivite Pedro Sánchez Navarra