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Moncloa descorcha Dom Pérignon
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Nacho Cardero

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Moncloa descorcha Dom Pérignon

Los gobiernos y autoridades monetarias del planeta se han confabulado para sacar al genio de la botella y aventar una euforia como pocas veces se recuerda

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE)
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Prepárense para la gran orgía de gasto. Van a faltar botellas de Dom Pérignon en la cava de Moncloa para el descorche de euforia que se avecina el segundo semestre del año por el fin del estado de alarma y el calentón económico. Gasto en el sector público, gasto en el sector privado, gasto en las economías domésticas. En definitiva, gasto a gogó.

No se trata de pecar de optimista, sino de proyectar en España lo que está ocurriendo en otros países donde van adelantados en el proceso de vacunación y el consumo se ha disparado a cotas no previstas. Ahí están los casos de Estados Unidos o Israel, entre otros. Incluso teniendo en cuenta algunos desajustes tales que el retraso de los fondos europeos y una campaña turística a medio gas, las perspectivas para España son más que halagüeñas.

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Tan es así que los mercados apuestan por que Nadia Calviño tendrá que volver a revisar sus previsiones de crecimiento para este año. En esta ocasión, sin embargo, al alza.

Corre la especie entre algunos analistas de que el PIB cerrará este ejercicio por encima del 6,5% —que es el objetivo que se ha marcado el Ejecutivo, después de propinar un hachazo de dos puntos a su previsión anterior por las nuevas oleadas de la pandemia y las incertidumbres que planean sobre el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia— y muy por encima del 5,9% que vaticina el siempre errático Fondo Monetario Internacional (FMI).

Las perspectivas han mejorado notablemente en la eurozona y, por ende, en España. Lo dicen los datos publicados en las últimas semanas, que superan con holgura las previsiones de los expertos, y lo dice el 'Financial Times', que ya da por hecho que tanto Estados Unidos como Europa recuperarán niveles prepandémicos antes de final de año, lo que supone una fuerte mejora respecto a los pronósticos de abril del FMI, que sugerían que esto no sucedería hasta bien entrado el año 2022 e incluso 2023.

Sánchez surfeará con el viento económico a favor lo que queda de legislatura tras el varapalo de las elecciones madrileñas

Aunque con matices, este escenario es extrapolable a nuestro país, lo cual es una buena noticia para Pedro Sánchez, que surfeará con el viento a favor lo que queda de legislatura tras el varapalo de las elecciones madrileñas, y un contratiempo para el líder de la oposición, Pablo Casado, quien considera erróneamente que el cambio de ciclo iniciado el 4-M vendrá acompañado de un tsunami económico que terminará dando la puntilla al Ejecutivo central. No será así. Las políticas expansivas y los fondos europeos salvarán a Sánchez.

Los gobiernos y autoridades monetarias del planeta se han confabulado para sacar al genio de la botella y aventar una euforia como pocas veces se recuerda. Las economías europeas todavía se encuentran 5,5 puntos por debajo del pico alcanzado durante la pandemia, pero ya se habla de la ‘gran traca’ para el segundo semestre de este año.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (dcha), escucha la intervención del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias. (EFE) Opinión

Ha surgido mucha terminología para tratar de explicar este fenómeno y el nuevo marco económico en que se encuentran los países desarrollados. Algunos lo achacan al Bidenomics, que es el plan del nuevo presidente de los Estados Unidos para recomponer el consenso económico; un plan que viene con 1,9 billones de dólares bajo el brazo, una bazuca de dinero para los mercados que relanzará a los EEUU y arrastrará por inercia a la eurozona.

Algunos lo llaman Bidenomics y otros, como 'The New York Times', prefieren referirse a este fenómeno como ‘Yolo Economy’ o ‘You only live once’, que es la economía del ‘carpe diem’ después de un año de confinamientos y fatiga social. Un movimiento que igual te lleva a cambiar de trabajo en busca de una mayor conciliación familiar que a tirar de chequera para hacer realidad tus sueños y proyectos vitales porque, como ha quedado patente con el covid-19, la vida es mucho más frágil y efímera de lo que imaginábamos.

Los halcones europeos todavía no vuelan, pero volarán. Eso no debería preocuparle tanto al actual Gobierno como al siguiente

Apenas se escuchan voces críticas a estas políticas económicas, a pesar de los riesgos inflacionarios y burbujas que se están conformando. Una de las pocas es la del ex jefe de Pimco Mohamed El-Erian, para quien los gobiernos y autoridades monetarias no se están comportando como se les presupone, sino como abogados pirómanos capaces de defender con igual convicción una tesis y la contraria sin que les tiemblen las canillas.

Tampoco en el olimpo bruselense parecen andar preocupados por ‘minucias’ tales que la inflación en ciernes, una deuda pública desbocada y un déficit que dista de ser coyuntural. Ahora toca regar con dinero las economías para salir de la crisis en que nos ha metido el coronavirus, se justifican, en una estrategia diametralmente opuesta a la seguida en 2008, cuando primaron las políticas de austeridad.

Los halcones europeos, salvaguardas de la ortodoxia financiera, del buen uso de los fondos y de las reformas estructurales prometidas por los países, no han abandonado sus nidos. Todavía no vuelan, pero volarán. Y eso sí que debería preocuparle a Pablo Casado.

Como cuenta hoy este periódico, el plan de reformas que el Gobierno ha enviado a Bruselas para poder recibir los más de 140.000 millones de euros del fondo de recuperación no va a comprometer tanto al Ejecutivo actual, que cuenta con carta blanca para seguir ‘calentando’ la economía, como a los que están por venir, sean del signo político que sean.

Unos llevan la fama y otros cardan la lana. La mayoría de las reformas estructurales y de consolidación fiscal que se han ido desgranando estos días, medidas impopulares como las subidas de impuestos o los peajes de las autopistas, amén de una modificación del IVA reducido o de los productos y servicios que se benefician del mismo, como auguran algunos expertos, no se implementarán en esta legislatura, sino que quedarán para la siguiente. El último, que cierre la puerta, que diría Pablo Iglesias.

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Prepárense para la gran orgía de gasto. Van a faltar botellas de Dom Pérignon en la cava de Moncloa para el descorche de euforia que se avecina el segundo semestre del año por el fin del estado de alarma y el calentón económico. Gasto en el sector público, gasto en el sector privado, gasto en las economías domésticas. En definitiva, gasto a gogó.

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