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¿Y si Susana Díaz gana? ¿Qué hacemos con Sánchez?
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Nacho Cardero

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¿Y si Susana Díaz gana? ¿Qué hacemos con Sánchez?

Susana Díaz no tenía opciones, pero se las han regalado. Ahora cuenta con un discurso, el antisanchismo, que le está dando alas, además de acertar en el tono y el mensaje

Foto: La candidata a las primarias del PSOE andaluz, Susana Díaz. (EFE)
La candidata a las primarias del PSOE andaluz, Susana Díaz. (EFE)
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Pedro Sánchez pretendía que fuera Susana Díaz quien concurriera a los próximos comicios andaluces para que se diese de bruces con el muro levantado, con una pizca de gestión y otra tanto de mano izquierda, por Moreno Bonilla y Bendodo. Que perdiera las elecciones estrepitosamente, que hincara la rodilla en el suelo y no le quedara más remedio que entregar las llaves de San Vicente, sede del PSOE andaluz, a las huestes de Ferraz igual que Boabdil el Chico entregó las de la Alhambra a los Reyes Católicos.

En las cábalas de Sánchez no entraba ni por asomo un próximo Gobierno socialista en una comunidad como la andaluza, donde la izquierda anda a garrotazos y la formación que ostenta el poder, el PP, goza de bazas más que suficientes para blindarse en San Telmo gracias a los cañones institucionales que cuelgan de sus murallas. Si Moreno Bonilla ignora cómo hacerlo, que pregunte al PSOE, un partido que estuvo al frente del Ejecutivo autonómico durante más de 40 años.

Foto: La secretaria general del PSOE andaluz, Susana Díaz. (EFE)

No tenía sentido avalar un candidato que disputara las primarias a Susana Díaz si el resultado final, en unos hipotéticos comicios adelantados, llevaba escrito el nombre de la derrota. Antes que inmolar a uno de los alfiles manejados por control remoto desde Ferraz, era preferible dejar que la lideresa andaluza se quemara para luego, en el Congreso regional, descabalgarla con ese punto de humillación que tanto gusta al presidente.

Juan Espadas no es pedrista, pero como si lo fuera. Es un sambenito que no se va a quitar de encima

Hete aquí, sin embargo, que alguien en el laboratorio de Moncloa, después de darle al 'quimicefa' con sus tubos de ensayo y sus mechas de alcohol, empezó a mostrar sus dudas: ¿y si gana? ¿Y si Susana Díaz, por alguna carambola del destino, ora el hundimiento de Cs, ora una pifia de Vox, se convierte en la próxima presidenta de la Junta? ¿Qué sucedería? ¿Cómo le podría afectar a Sánchez tras el fiasco del 4-M y unos sondeos para las generales que lo sitúan por detrás del PP...?

Pesos pesados del partido como Santos Cerdán o Alfonso Gómez de Celis compartieron la reflexión. ¿Y si Susana se convertía en presidenta? Las dudas se extendieron por el 'war room' del Gobierno. Acto seguido, Ábalos citaba en Ferraz para un almuerzo al alcalde de Sevilla, Juan Espadas. A los postres se incorporaba por sorpresa Pedro Sánchez, quien planteó abiertamente al alcalde la posibilidad de disputar las primarias a Díaz para ser el candidato a unas elecciones que, aventuraba, serían más pronto que tarde.

Juan Espadas no es pedrista, pero como si lo fuera. Ese es un sambenito que no se va a quitar de encima por mucho que se encomiende a la Macarena. Ya se va a encargar Susana Díaz de que la etiqueta le persiga de por vida, consciente de que el sanchismo no gusta más allá de Despeñaperros. Ese runrún sobre los indultos, ese coqueteo con ERC, esos pactos bajo cuerda con Bildu resultan de difícil digestión en Andalucía.

placeholder El alcalde de Sevilla, Juan Espadas. (EFE)
El alcalde de Sevilla, Juan Espadas. (EFE)

Quien verdaderamente lanzó el SOS a Espadas para que se presentase no fue tanto Sánchez como el secretario general de Jaén, Paco Reyes, acompañado de otros altos cargos del partido, quienes alertaron de la parálisis en que anda sumido el PSOE-A desde el ‘shock’ que supuso la derrota electoral y del peligro que corren si Moreno Bonilla se perpetuaba en el poder de la misma forma que había ocurrido con ellos.

Espadas parte como favorito para las primarias que se celebrarán el 13 de junio. El alcalde sevillano carga con la responsabilidad de ser el cargo más importante del PSOE en aquella comunidad y contar con un perfil de consenso que resulta idóneo para coser los rotos de la izquierda andaluza, misión para la que, según entienden en Ferraz, no está capacitada Díaz y sin la cual los socialistas pueden olvidarse de regresar a San Telmo.

De Díaz dicen que es la candidata de Moreno Bonilla, que es la rival con la que sueña el presidente de la Junta, sabedor de que ya no resulta competitiva, de que más que un activo, la antigua factótum andaluza se ha convertido en una rémora.

Después de dos años desaparecida, Díaz se ha puesto a recorrer el territorio de punta a punta con una energía inusitada

A Susana Díaz la dan por finiquitada, pero Susana es mucha Susana. Sin apenas presencia en la Asamblea, sin casi hacer oposición al PP, sin venir a Madrid para tratar de restablecer puentes con Ferraz, esto es, después de dos años desaparecida como si se la hubiera tragado la tierra, de repente se ha echado al coleto un rebujito con Red Bull y se ha puesto a recorrer el territorio de punta a punta con una energía inusitada, agrupación por agrupación, militante por militante, desempolvando su don de gentes de los viejos tiempos.

Es como si hubiera permanecido oculta preparándose para este momento. Susana Díaz no tenía opciones, pero se las han regalado. Ahora cuenta con un discurso, el antisanchismo, que le está dando alas, además de acertar en el tono y el mensaje.

Foto: Susana Díaz y Juan Espadas. (EFE)

La acusan de malas artes en las redes sociales y de emplear recursos del partido para su campaña de primarias y su propio interés personal. Nada nuevo bajo el sol. Son los rescoldos de aquellos tiempos en que manejaba a su antojo el cortijo andaluz.

Ha de tener mucho ojo Espadas, por muy favorito que aparezca en las quinielas. Que se lo pregunte a la antigua guardia de corps de Díaz, a Mario Jiménez, su otrora hombre de confianza y hoy caído en desgracia, y a Máximo Díaz Cano, el antiguo Miguel Ángel Rodríguez de San Telmo, que, ya retirado de la política, ocupa el tiempo impartiendo clases en un instituto de La Mancha. Sobre el terreno que pisa Susana Díaz, no crece la hierba.

Pedro Sánchez pretendía que fuera Susana Díaz quien concurriera a los próximos comicios andaluces para que se diese de bruces con el muro levantado, con una pizca de gestión y otra tanto de mano izquierda, por Moreno Bonilla y Bendodo. Que perdiera las elecciones estrepitosamente, que hincara la rodilla en el suelo y no le quedara más remedio que entregar las llaves de San Vicente, sede del PSOE andaluz, a las huestes de Ferraz igual que Boabdil el Chico entregó las de la Alhambra a los Reyes Católicos.

Susana Díaz Pedro Sánchez Santos Cerdán