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Nacho Cardero

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SOS Casado: Vox no tiene techo

Moncloa está hoy un poco más lejos que ayer para el PP. Eso lo saben Teodoro García Egea y su porquero. La aritmética le da a Mañueco para gobernar, pero las expectativas están a años luz de haberse cumplido

Foto: Santiago Abascal en el cierre de campaña. (Europa Press/Ivan Tome)
Santiago Abascal en el cierre de campaña. (Europa Press/Ivan Tome)
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Pifia del PP en Castilla y León. Si las elecciones del 13-F se habían ideado como la segunda de las tres fases que debían conducir a la reconquista del Gobierno de España, habiendo sido la primera la victoria arrolladora de Ayuso en Madrid y previendo que fuera Andalucía la tercera, los resultados de este domingo solo pueden interpretarse como un varapalo para los de Génova, especialmente para su líder, Pablo Casado. Para este viaje, no hacían falta semejantes alforjas, dice el sabio refranero castellano.

Moncloa está hoy un poco más lejos que ayer para el PP. Eso lo saben Teodoro García Egea y su porquero. La aritmética le da a Mañueco para gobernar, está claro, pero las expectativas, siempre las expectativas, están a años luz de haberse cumplido. No ha sido finalmente esa gran victoria que dejaría noqueado a Sánchez y certificaría el cambio de ciclo que llevaría hacia otro más virtuoso, ni han sido tampoco los números que esperaban, los números que condujeron a adelantar unos comicios que, visto lo visto, los castellanoleoneses han entendido malamente.

El Partido Popular sale dañado del envite, al igual que el PSOE, que sufre una caída histórica y debería presentar dimisiones (no las habrá); Ciudadanos, que ha quedado en la marginalidad más absoluta, fronteriza con la desaparición, y Unidas Podemos, que nada en la irrelevancia pese a los esfuerzos de Pablo Iglesias por hacerse notar. Aquí el único que ha salido más fuerte es Vox, que vuelve a tener un Gobierno autonómico (y el futuro del PP) en sus manos. Bueno, Vox y Ayuso.

Foto: Abascal y García-Gallardo, junto a otros dirigentes del partido en el cierre de campaña. (EFE/Iván Tomé)
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Casado, y no Mañueco, convocó en Castilla y León para distanciarse de los de Abascal y hacer ver que lo de las elecciones madrileñas no fue solo una genialidad de la actual presidenta, con la que andan peleados, sino que obedecía a una organización nacional que comenzaba a liderar la respuesta y que monopolizaba la pulsión antisanchista. La jugada ha salido justo al revés.

La forma en que han concebido la campaña, amén de una suma de errores sin precedentes, hará que la principal cuestión que se ponga hoy sobre el tablero político resida en saber cómo de dañada sale la imagen de Casado, más que el hecho en sí de que, probablemente, Mañueco repetirá como presidente de la Junta. Volverán los tambores de guerra internos y volverá a erosionarse la marca. No le arriendo las ganancias a Moreno Bonilla en su próxima cita electoral.

La campaña a los del PP se les hizo demasiado larga y luego vino la tontuna de la votación de la reforma laboral. ¿Y con estos bueyes hay que arar? Si en vez de celebrarse este domingo, la votación hubiera tenido lugar una semana más tarde, quién sabe lo que hubiera podido ocurrir. El desgaste ha sido inmenso, todo lo contrario que en Vox, formación que olfatea mejor que nadie la corriente y el malestar social y se crece en las rectas finales hasta el punto de derrotar a las encuestas.

Foto: El candidato del PP a la Presidencia de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ejerce su derecho al voto este domingo. (EFE/JMGarcía)
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Porque esa es la conclusión, y no otra, que debemos extraer de las elecciones de este domingo: el ascenso imparable de Vox. Lo único que ha logrado el PP precipitando estos comicios es sustituir en su Gobierno a un partido liberal como Cs, al que se ha laminado, por otro nacional populista como el de Abascal, con el que la convivencia y la gestión serán francamente mejorables. La prensa suele poner negro sobre blanco los continuos enfrentamientos del PSOE con Podemos, pero ahí continúan juntos en el poder. No se rompe ningún Gobierno. El PP, en cambio, está dinamitando, una a uno, los que conformó con Ciudadanos.

Sánchez no es ajeno a lo que ocurre. Gran parte del crecimiento de Vox hay que atribuírselo al actual inquilino de Moncloa, que ha hecho lo mismo que hizo Rajoy con Podemos, esto es, alimentar al bicho. La gran mayoría de quienes ahora se escandalizan con la extrema derecha celebró el crecimiento de la extrema izquierda. Y hoy, como entonces, cuesta ver la normalidad con que la sociedad está naturalizando, e incluso blanqueando, estas formaciones, tal y como viene advirtiendo Rubén Amón en sus artículos. Todo ello, insisto, a costa de Ciudadanos, del que iremos distribuyendo epitafios según se vayan celebrando elecciones. Ese es el modelo de país que hemos elegido.

Foto: Alfonso Fernández Mañueco. (EFE/J. Casares)

Otro movimiento que hay que destacar, y que está aquí para quedarse, es la irrupción de las formaciones locales en el salón de la política con un rol cada vez más determinante. Los tres diputados sobre cinco de Soria ¡Ya! son el producto de años de trabajo y suponen un éxito sin paliativos y, sobre todo, un punto de no retorno. Teruel Existe marcó el camino y los sorianos han escrito el manual de instrucciones, erigiéndose en referencia para el resto de provincias en esta y otras regiones. Los nostálgicos del bipartidismo deberían empezar a hacer las maletas.

En definitiva, España está mutando en un país cada vez más polarizado, con parlamentos atomizados y difíciles de gestionar, en los que prevalece la supervivencia política sobre el interés general. Al mismo tiempo, nos encontramos ejecutivos dependientes y aparentemente peores que los anteriores, y unos líderes que se han quedado en meros aprendices de Maquiavelo. Castilla y León es prueba palpable de que una cosa es la realidad de la calle y otra muy distinta, los experimentos de laboratorio.

Pifia del PP en Castilla y León. Si las elecciones del 13-F se habían ideado como la segunda de las tres fases que debían conducir a la reconquista del Gobierno de España, habiendo sido la primera la victoria arrolladora de Ayuso en Madrid y previendo que fuera Andalucía la tercera, los resultados de este domingo solo pueden interpretarse como un varapalo para los de Génova, especialmente para su líder, Pablo Casado. Para este viaje, no hacían falta semejantes alforjas, dice el sabio refranero castellano.

Pablo Casado Partido Popular (PP) Castilla y León Vox