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Bruselas y el Ibex 35 vuelven a salvar la cara a Pedro Sánchez
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Nacho Cardero

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Bruselas y el Ibex 35 vuelven a salvar la cara a Pedro Sánchez

La creación del relato no parece baladí. La campaña de 'agitprop' de Moncloa iniciada en Bruselas tendrá este lunes continuidad

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Julien Warnad)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/EPA/Julien Warnad)
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Lo del Consejo Europeo de la pasada semana está lejos de ser una victoria diplomática del Gobierno, tal y como nos han vendido Moncloa y los satélites afines. Como muestra de que no hay tanto motivo para la euforia, ahí está el escepticismo de nuestros vecinos portugueses, que no terminan de tragarse el trampantojo. En puridad, lo del Consejo fue un ‘face saving’ bruselense de libro, un ‘salvemos al soldado Sánchez’ promovido por Von der Leyen y empaquetado para el consumo patrio por el laboratorio de Moncloa.

El cronograma es el siguiente: España retira todas sus propuestas maximalistas, aquellas que venían apadrinadas por Teresa Ribera, en un claro fracaso de la política medioambiental española; se mete una frase en las conclusiones del Consejo sobre las interconexiones que, en puridad, no tiene ninguna trascendencia porque la Comisión siempre las ha tenido en cuenta, tal y como ponen de manifiesto algunas experiencias anteriores, y finalmente salen Von der Leyen y Scholz a defender a Sánchez, ese gran líder que ha negociado duro y con éxito ante sus homólogos europeos, y aquí paz y después gloria.

En definitiva, espuma política para pergeñar un relato que colocar a los votantes nacionales, glosando las habilidades del presidente del Gobierno a la hora de arrancar el estatus de ‘isla energética’ para España y Portugal y así poder frenar los precios de la luz y carburantes. Todo ello, justificado por la muy escasa capacidad de interconexión con el resto de Europa. ¿Y para este viaje hacían falta tamañas alforjas?

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Horst Wagner)

Según las conclusiones del Consejo, la Comisión Europea analizará la compatibilidad de las medidas aprobadas por el Ejecutivo español con el ordenamiento comunitario. Nada nuevo bajo el sol. Dice además que se tendrá en cuenta el nivel de interconexiones, lo que los voceros oficiales han interpretado como un gran paso para nuestro país. Pero tampoco supone ninguna novedad. España siempre ha sido una isla. En 2010, nos sacamos de la manga unos decretos para poder quemar carbón y la Unión Europea nos dio su ‘nihil obstat’, arguyendo precisamente nuestro déficit de interconexiones.

También se ha dicho que ahora podremos 'topar' del gas, pero lo cierto es que España ya lo hizo en septiembre del año pasado (RDL 17/2021) y la Comisión no lo anuló. Fue el Gobierno quien lo descafeinó un mes después por chapuza. Para no parecer de esos que solo ven el vaso medio vacío, aquí el hilo de Isidoro Tapia, experto en la materia, que desarrolla la idea mejor de lo que lo pueda hacer yo.

La creación del relato no parece baladí. La campaña de 'agitprop' de Moncloa iniciada en Bruselas tendrá este lunes continuidad con el acto organizado por la agencia Europa Press y la consultora McKinsey. Una jornada que, en principio, tenía como protagonistas a las empresas del Ibex 35, pero que ha mutado a un acto ‘ad maiorem Sánchez gloriam’, donde nos venderá los éxitos (sic) de su gira europea y adelantará el paquete de medidas que aprobará, vía decreto ley, el Consejo de Ministros este martes para afrontar la crisis energética y las consecuencias de la guerra en Ucrania. Más tarde llegará al Congreso, sin que sus señorías puedan añadir nada. Son lentejas. Economía y política exterior. Todo pasado por la Thermomix para que los españoles podamos deglutir el relato sin atragantarnos.

Sánchez fio el final de legislatura a la recuperación económica y la política exterior para poder mantenerse en el poder, pero ni lo uno ni lo otro están evolucionando a gusto de Moncloa. Más bien al contrario. Calviño auguró ufana que España era el país menos expuesto económicamente a la invasión de Ucrania por parte de Rusia y que de esta saldríamos más fuertes, y resulta que se ha echado a la calle hasta el ‘sursum corda’ para manifestarse por los carburantes y por una inflación ayer coyuntural, hoy estructural, que ha arrasado cual Atila con el poder adquisitivo de los españoles. Como dice Javier Jorrín, la economía nacional tiene la mala costumbre de situarse entre las perdedoras de las crisis y no va a ser distinto este 2022.

Tener a los comunistas sentados en el Consejo de Ministros es como tener un becario de Putin solicitando una beca Erasmus en Bruselas

Los intentos del presidente de lucir palmito europeo y atlantista, con la guinda final de la cumbre de la OTAN y la presidencia española de la UE, tampoco están obteniendo los resultados deseados por culpa, entre otros, de Unidas Podemos. Por mucho que sea un Gobierno elegido democráticamente, que goza de suficiente apoyo parlamentario, lo cierto es que, de puertas para afuera, tener a los comunistas sentados en el Consejo de Ministros es como tener un becario de Vladímir Putin solicitando una beca Erasmus en Bruselas.

Que Zelenski haga de menos a nuestro Parlamento, que Biden no le dirija a Sánchez ni la mirada, como ocurrió en 2021, y prefiera a Polonia antes que España, que Macron y Scholz lo orillen en las cumbres empresariales europeas, que Marruecos haya doblado la cerviz a nuestro país sin contraprestaciones conocidas y Argelia le haya hecho una peineta y nos haya sustituido por Draghi en los negocios gasistas, todo ello pone negro sobre blanco que la relevancia exterior de nuestro país no solo no aumenta sino que se diluye. Otra oportunidad perdida.

Por muchos fastos internacionales que vayan a tener lugar en nuestro país y mucho ‘show must go on’ que le dedique la soprano Von der Leyen a Sánchez, con Borrell dirigiendo el coro institucional, lo cierto es que a nuestro presidente se le ha oxidado la pátina internacional antes de tiempo.

Lo del Consejo Europeo de la pasada semana está lejos de ser una victoria diplomática del Gobierno, tal y como nos han vendido Moncloa y los satélites afines. Como muestra de que no hay tanto motivo para la euforia, ahí está el escepticismo de nuestros vecinos portugueses, que no terminan de tragarse el trampantojo. En puridad, lo del Consejo fue un ‘face saving’ bruselense de libro, un ‘salvemos al soldado Sánchez’ promovido por Von der Leyen y empaquetado para el consumo patrio por el laboratorio de Moncloa.

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