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ERC recupera el trono: la era Pujol fue una anomalía
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Nacho Cardero

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ERC recupera el trono: la era Pujol fue una anomalía

Los que se quedan fuera del Govern lo dejan y abren nueva etapa. Los 'consellers' preparan su salida a no se sabe dónde. No hay cargos para dar ni dinero para pagarles

Foto: El presidente de ERC, Oriol Junqueras (c), junto a varios dirigentes de la formación. (EFE/Alberto Estévez)
El presidente de ERC, Oriol Junqueras (c), junto a varios dirigentes de la formación. (EFE/Alberto Estévez)
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La salida de Junts del Govern no divide al partido en distintas facciones, como preveía la mayoría, sino que entierra directamente a una de ellas, la que representa la antigua Convergència, la que representa Carles Campuzano, diputado de CDC durante décadas y hoy conseller de Derechos Sociales por ERC. Campuzano se ha dejado seducir sin mucho problema por los cantos de sirena de Junqueras, que de algo hay que vivir.

En el nuevo Junts, o como se llame a partir de ahora en esa sopa de siglas a la que ha quedado reducida la política catalana, difícilmente habrá hueco para los convergentes clásicos, como tampoco habrá liderazgo pragmático. Será un partido jerárquico, con Puigdemont ejerciendo de autoridad suprema y posiciones maximalistas alejadas de la política de pactos, lo que no quita para que, después del ciclo electoral, se busquen nuevos acuerdos. La cuestión es si los encontrarán. Han estirado tanto el chicle que da la sensación de que, esta vez sí, han terminado por romperlo.

KRLS fía su estrategia a que las cosas empeoren y el tiempo le dé la razón, es decir, a lo de siempre. El espacio moderado se pone en barbecho. Los que se quedan fuera del Govern lo dejan y abren nueva etapa. Los 'consellers' preparan su salida a no se sabe dónde. No hay cargos para dar ni dinero para pagarles. Les mantienen un 'minisueldo' equivalente a los meses que han estado en la Generalitat. Poco más. Xavier Trias se replantea su posible candidatura a la alcaldía de Barcelona tras la espantada. Al que fuera secretario general de la formación, Jordi Sànchez, no le cabe en la cabeza que se hayan convertido en la nueva CUP, en el partido anti-todo, y menos con este temporal económico. "Nos quedaremos en tierra de nadie", dijo en RAC1. "La salida del Govern nos conduce a la marginalidad", añadió el 'exconseller' Andreu Mas-Collel.

Foto: Aragonès, con su círculo más cercano en la Generalitat. (Generalitat de Cataluña)

Estábamos equivocados. Nos hemos cansado de analizar en sesudos artículos y comentar en tertulias que el partido hegemónico en Cataluña era Convergència cuando en verdad siempre lo ha sido ERC. Cataluña es un territorio de izquierdas, donde los 23 años de Jordi Pujol no dejan de ser una anomalía, una excepción histórica propiciada, precisamente, por la figura carismática de Pujol. Visto con perspectiva, el partido catalanista del siglo XX no fue otro que Esquerra, con figuras como Francesc Macià, Lluís Companys o Josep Tarradellas, y puja fuerte por volver a serlo en este siglo XXI. Para ello, dependerá no tanto de la ruta trazada este fin de semana por Aragonès en el Palau de Sant Jordi como del tiempo que le dejen para hacerla efectiva.

En ERC se impone la vía pragmática, esto es, mantener los lazos con el Ejecutivo de Pedro Sánchez con vistas a la reforma del delito de sedición, a que puedan regresar los fugados, a que se levanten las inhabilitaciones y a que el juzgado número 13 de Barcelona sea benévolo con los militantes investigados, pues ya se sabe que lo que manda no es tanto el imperio de la ley como la desjudicialización del 'procés' (Moncloa 'dixit').

"Si Junts mantiene su 'bullying' parlamentario, ERC se exhibirá ante el electorado como el partido que protege el bienestar de Cataluña"

Aragonès entiende que no hay mejor pegamento para cohesionar la formación que este cuaderno de bitácora en un entorno, además, de crisis económica, donde el foco no estará tanto en la república catalana como en los problemas reales de la gente. Si Junts mantiene su 'bullying' parlamentario, ERC se exhibirá ante el electorado como el partido que protege el bienestar de Cataluña, remando sin ayuda de nadie y contra todos.

Puede que haya un número significativo de catalanes (los que gritaban 'botifler' en la Diada) que se sientan decepcionados con el tono melifluo de Esquerra y su falta de gallardía a la hora de reclamar la independencia, pero todo apunta a que, cuando llegue el momento de depositar el voto en la urna y haya que decidir entre la república y las cosas del comer, el ciudadano medio votará (y reforzará) a ERC, sobre todo si se tiene en cuenta que la alternativa es un puñado de tramontanos que están más pendientes de la independencia que de la supervivencia de Cataluña, cuando el marco secesionista parece haber desaparecido del imaginario colectivo.

Foto: El 'conseller' de Economía, Jaume Giró. (EFE/Toni Albir)

La fecha de las próximas elecciones resulta, a día de hoy, un arcano. La legislatura durará lo que hubiera durado bajo la formulación de gobierno con Junts. Pere Aragonès y Jordi Sànchez cerraron un trasunto de coalición que ya salió con fecha de caducidad nada más nacer. Habrá prórroga de presupuestos o presupuestos con el PSC, y luego las municipales pondrán el reloj en marcha, más o menos como estaba previsto. La demoscopia tendrá mucho que decir. Si detectan que Junts se desangra, los de Junqueras pulsarán el botón.

Las encuestas siguen otorgando cierta ventaja de ERC sobre Junts. La caída de los de Puigdemont es notable en todo el territorio y, en especial, en el área metropolitana de Barcelona. Habrá que prestar atención al papel de los republicanos en el cinturón rojo, donde están asumiendo un papel cada vez más protagónico y pueden robar la cartera no solo a sus antiguos socios del Govern sino también al PSC.

Foto: Gabriel Rufián. (EFE/Fernando Villar)

Rufián se presentará como candidato de ERC a Santa Coloma de Gramenet. Es un señuelo. No ganará, pero ERC sabe lo que se está jugando y apuesta fuerte. Los fichajes de Quim Nadal (exPSC) y Gemma Ubasart (próxima a los comunes) como nuevos consellers no son sino un aviso a navegantes. Salvador Illa deberá tomar nota y no dormirse en los laureles.

La fabulación de la república comenzó y terminó el 1 de octubre de 2017. Los cinco años transcurridos se han encargado de desmontar la tesis de aquellos que pensaban que el 1-O formaba parte de un proceso mucho más largo. Hubo un día en que se celebró un referéndum ilegal y se acabó. Desde entonces, estamos sufriendo las consecuencias. Los catalanes y el resto de España. En ERC, son conscientes de ello.

Comentaban este fin de semana Jesús Fernández-Villaverde y Tano Santos en El Confidencial cómo, de las tres principales economías regionales de España, Madrid ha crecido muy por encima de la media, Andalucía ha subido un poquito más y Cataluña se ha situado ligeramente por debajo de la media. De aquellos barros vienen estos lodos.

La salida de Junts del Govern no divide al partido en distintas facciones, como preveía la mayoría, sino que entierra directamente a una de ellas, la que representa la antigua Convergència, la que representa Carles Campuzano, diputado de CDC durante décadas y hoy conseller de Derechos Sociales por ERC. Campuzano se ha dejado seducir sin mucho problema por los cantos de sirena de Junqueras, que de algo hay que vivir.

Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) Jordi Pujol Oriol Junqueras Gabriel Rufián
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