Es noticia
'Caer da burra': el futuro de Feijóo y la investidura cantada de Sánchez
  1. España
  2. Caza Mayor
Nacho Cardero

Caza Mayor

Por

'Caer da burra': el futuro de Feijóo y la investidura cantada de Sánchez

La primera incógnita que tiene que despejar Feijóo es si él, acostumbrado a gobernar con mayoría absoluta en Galicia, está dispuesto a hacer la travesía del desierto

Foto: Sánchez, en el Congreso de los Diputados. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Sánchez, en el Congreso de los Diputados. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Todos los caminos conducen a Sánchez. Se llega a esta conclusión no tanto por la facilidad con que el presidente en funciones ha ganado la batalla de la Mesa y por los indicios, numerosos, que nos llegan a diario, sino por el lenguaje no verbal que desplegó en la sesión constitutiva de las Cortes, sonriente y un tanto sobrado, que es el lenguaje de alguien que sabe que la partida está ganada de antemano, que sus socios le han dado carta blanca y que lo demás son faroles y ganas de marear la perdiz.

Al margen de los tira y afloja que haya pactado con los independentistas y de cuánto se prolongue el proceso (habrá amagos y suspense para alimentar la épica, como les gusta a los rapsodas patrios), Sánchez será investido presidente. No digo que Feijóo no deba intentarlo, sino que, por mucho que se esmere, el guion está escrito de antemano.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (Reuters/Yves Herman)

Cuanto antes se asuma el escenario, mejor para todos, y especialmente para Feijóo, que está en boca de todos por haberse quedado en tierra de nadie. Como bien apuntaba Javier Caraballo, el gallego todavía se encuentra en estado de shock, durmiendo con los Excel de Michavila bajo la almohada, incapaz de asimilar los resultados del 23-J, tal y como se ha podido comprobar con sus fallidos movimientos para sacar adelante la candidatura de Cuca Gamarra, las expectativas generadas y su más que errática relación con Vox.

Ahora que vamos a tener lenguas cooficiales hasta en la sopa, alguien tendrá que decir que ha llegado el momento de caer da burra y ponerse a trabajar en una legislatura que se antoja de las más complicadas y vitales de la democracia.

El contexto es el de un periodo que comienza como terminó el anterior, en su cumbre de polarización y con la máquina del cabreo, esto es, las redes sociales, funcionando a máxima potencia, como no puede ser de otra forma si el PSOE empieza a satisfacer las peticiones de la ristra de socios, incluido el prófugo, que lo sostienen en el poder. Es lo que Michael Reid, periodista británico y autor de Spain: The Trials and Triumphs of a Modern European, llama el narcisismo de las pequeñas diferencias españolas, o cómo los intereses locales y regionales se imponen a los generales en este reino de taifas, a pesar de que son muchos más los elementos que nos unen que los que nos separan.

placeholder Feijóo y Gamarra, en el Congreso. (EFE)
Feijóo y Gamarra, en el Congreso. (EFE)

No es solo que el Título VIII de la Constitución sea imperfecto, que bien pudiera serlo, y necesitara de un debate federalista ad hoc, sino que hay determinadas formaciones nacionalistas que han hecho de la coacción al Estado su modus vivendi y, en caso de bajarse del tren, corren el riesgo de defraudar a toda esa pléyade de votantes que han arrastrado consigo y que ahora no pueden controlar.

El lío de las lenguas cooficiales en la Cámara Baja resulta paradigmático de lo que está por venir, aunque todos sabemos que el plato fuerte llegará con la amnistía y el referéndum al gusto de los independentistas catalanes. Peix al cove. Difícilmente se podrá dar satisfacción a esas exigencias sin dejarse unos cuantos pelos (los de la Constitución) en la gatera. Difícilmente se saldrá de esta disyuntiva sin acabar con los bloques a garrotazos.

"Todos sabemos que el plato fuerte llegará con la amnistía y el referéndum al gusto de los independentistas catalanes"

La cuestión económica marcará igualmente esta nueva legislatura, pues trae de la mano el fin del ciclo expansivo y de los tipos cero y el retorno de las reglas fiscales, lo que conllevará importantes subidas de impuestos y un más que notable recorte del gasto. De lo primero, incrementar la presión fiscal, Sánchez tiene un currículo que lo avala como consumado dirigente, pero de lo segundo, meter la tijera, no ha dado muestras de saber cómo hacerlo y, menos aún, de cómo consensuarlo con el resto de aliados.

La otra patata caliente que habrá que desbloquear será la del poder judicial, donde PSOE y PP han protagonizado un triste espectáculo, ignorando sus obligaciones constitucionales y dejando la Justicia en cuadro al no poder renovar muchos de los puestos vacantes. De prolongarse esta situación en el tiempo, Bruselas ya ha advertido de la apertura de un procedimiento sancionador. La situación resulta insostenible.

Un escenario endiablado —intereses cruzados, crispación política, recorte del déficit, pacto judicial— que requiere de un plan por parte de alguien que ganó las elecciones, pero que, por el bibloquismo imperante, está llamado a liderar la oposición. La primera incógnita que tiene que despejar es si él, acostumbrado a gobernar con mayoría absoluta en Galicia, está dispuesto a hacer la travesía del desierto. Si es así, que debería, pues los datos lo avalan, ha de decirlo bien alto y confeccionar un equipo acorde a las necesidades. Un equipo que no será para gobernar, sino para batirse el cobre desde la segunda línea.

Foto: El nuevo presidente del CGPJ, Vicente Guilarte, durante el pleno. (EFE)

Tendrá que elaborar un plan acorde a la situación. Sánchez va a gobernar y lo va a hacer durante un periodo más o menos largo. Si entra al trapo del juego polarizador, Feijóo tiene todas las de perder, tal y como se pudo comprobar en las pasadas generales. En el terreno del tú más, el presidente resulta imbatible. Si se centra en la economía, como debería haber hecho en la anterior campaña, y no hizo, tiene más que ganar. Por mucho que el PSOE saque pecho de los datos macro, el electorado no termina de fiarse de la política manirrota de los socialistas a tenor de las experiencias pasadas.

Con todo y con eso, el principal de los puntos que debe aclarar Feijóo, el que le pesa como una losa y ha lastrado sus posibilidades de llegar a la Moncloa, es el referido al papel de Vox en su relación con el Partido Popular. Hasta que no despeje esta incógnita, el elefante seguirá en la habitación. El votante no castiga tanto al PP por el hecho de que sea o no amigo de los de Abascal como por su ambigüedad a la hora de hablar y tratar con esta formación. O contigo o sin ti. No hay más opciones. Feijóo debe elegir.

Todos los caminos conducen a Sánchez. Se llega a esta conclusión no tanto por la facilidad con que el presidente en funciones ha ganado la batalla de la Mesa y por los indicios, numerosos, que nos llegan a diario, sino por el lenguaje no verbal que desplegó en la sesión constitutiva de las Cortes, sonriente y un tanto sobrado, que es el lenguaje de alguien que sabe que la partida está ganada de antemano, que sus socios le han dado carta blanca y que lo demás son faroles y ganas de marear la perdiz.

Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo
El redactor recomienda