El 'dumping' de Ayuso y el viaje de Torrent para frenar el GP de F1 de Madrid

Ramón Rovira preguntó a Isabel Díaz Ayuso sobre el dumping fiscal de Madrid y el intento de arrebatar el Mobile World Congress (MWC) a Barcelona en un foro de La Vanguardia. Rovira es el adjunto a la presidencia del Grupo Godó y antes ejerció durante largo tiempo como dircom de Banco Sabadell, entidad que decidió trasladar su sede a Alicante tras los acontecimientos del 1-O.

Sobre el MWC, Ayuso defendió la posibilidad de que el evento se quedara en España, concretamente en Madrid, ante la amenaza de los organizadores de abandonar la Ciudad Condal. En el caso del dumping, fue más expeditiva: si creen que jugamos con ventaja, "háganlo aquí". Al término del encuentro, le regalaron una cesta de frutas.

Ese mismo día se publicaba una noticia sobre el Gran Premio de Fórmula 1 en Madrid a partir de 2026, que iría en detrimento del que se celebra actualmente en Barcelona. Una nueva y polémica cuestión que alimenta la rivalidad entre las dos ciudades por el Mobile, las sedes de las empresas, el aeropuerto español de referencia o la quita de deuda autonómica que, en su elevación, refleja dos formas muy distintas de entender la política, las relaciones económicas y la sociedad en su conjunto.

La presidenta reconoció que las negociaciones para albergar la F1 en la capital estaban muy avanzadas y aseguró que su Gobierno pondría el "paraguas administrativo y facilidades" para que pudiera celebrarse la carrera. Explicó que habían "negociado y hablado durante tiempo" y que ahora le correspondía a la organización comunicar "qué es lo que va a hacer", dando a entender que todavía había algún que otro fleco por cerrar.

Opinión

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La portavoz del Gobierno catalán, Patrícia Plaja, sembró de dudas la buena nueva, calificando de "rumores" la noticia sobre el Gran Premio de Madrid. La Generalitat seguía convencida de que la Fórmula 1 mantenía su compromiso inalterable con Barcelona.

Apenas una semana antes de las declaraciones de Ayuso, el que no las tenía todas consigo era José Vicente de los Mozos. Más aún: lo que le pedía el cuerpo a esas alturas del partido al presidente de Ifema era tomar las de Villadiego y dar por concluido el proyecto de Madrid antes incluso de iniciarlo.

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Después de muchas negociaciones y apenas avances, los obstáculos se le acumulaban. Además del precio a pagar por el campeonato y la falta de acuerdo con los mexicanos de Corporación Interamericana de Entretenimiento (CIE) que, a priori, se encargarían de operar la carrera, estaba el potente lobby puesto en marcha desde Cataluña para tratar de que Madrid no le arrebatase el Gran Premio de Fórmula 1.

De los Mozos ha sido el principal impulsor de la carrera madrileña. Antes de aterrizar en el recinto ferial, lo fue todo en Renault. En sus distintos cargos dentro del grupo automovilístico, tuvo contacto con las escuderías y el mundo del paddock y sabe de las repercusiones económicas de la Fórmula 1 para la ciudad que la acoge.

Los otros dos grandes promotores de la iniciativa son la comunidad, que ha avalado el proyecto con todo tipo de garantías, y el Ayuntamiento de Madrid, que acogerá en sus calles el campeonato, al tratarse de un circuito urbano.

De los Mozos ha sido el principal impulsor de la carrera madrileña. Antes de aterrizar en el recinto ferial, lo fue todo en Renault

En 2022, De los Mozos viajó hasta el Autódromo Hermanos Rodríguez para, con motivo del Gran Premio de Ciudad de México, entablar conversaciones con la Fórmula 1, propiedad del fondo Liberty Media, y los principales accionistas de CIE, con Alejandro Soberón y Carlos Slim a la cabeza. El presidente de Ifema coincidió en este viaje, por motivos distintos, con Fátima Báñez, de la fundación CEOE, y con Ángel Asensio, de la Cámara de Comercio de Madrid.

En la edición de este año, celebrada el 29 de octubre, hace menos de mes y medio, no hubo, sin embargo, representación madrileña en el GP de México, signo inequívoco de que las negociaciones no iban por buen camino. La que sí mandó una potente delegación fue la Generalitat. Al frente de la misma, Roger Torrent, consejero de Empresa y Trabajo, al tiempo que presidente del Circuito de Montmeló. Le acompañaba su director general en el citado circuito, Josep Lluís Santamaria.

El cometido de ambos consistía en convencer a Stefano Domenicali, CEO de la Fórmula 1, para que mantuviera el Gran Premio en Barcelona más allá de 2026, fecha en la que vence el contrato firmado con la subsidiaria de Liberty. Torrent lleva tiempo insistiendo en que la F1 es un "proyecto estratégico" con "vocación reindustrializadora" que servirá para modernizar Montmeló y dinamizar la economía de la Ciudad Condal, lo cual no deja de resultar paradójico viniendo de un consejero de ERC, partido que avala la aplicación de ciertas políticas de decrecimiento para hacer frente a la gentrificación y la globalización.

La Generalitat se mostraba optimista hasta fechas recientes. Creía que, pese a los movimientos de Madrid, podría retener el GP

Idéntico objetivo perseguía Mayte Barrera, presidenta de Barcelona Global, quien también formaba parte de la delegación que viajó hasta México. Según reza en su página web, Barcelona Global es una "asociación privada, independiente y sin ánimo de lucro, formada por 244 de las empresas, centros de investigación, emprendedores, escuelas de negocio, universidades e instituciones culturales líderes de la ciudad, que quieren hacer de Barcelona una de las mejores ciudades del mundo para el talento y la actividad económica".

Barrera aprovechó la cita para reunirse con Carlos Slim, accionista de CIE e impulsor del GP de aquel país. Pudo cerrar el encuentro gracias a la mediación de La Caixa. No hay que olvidar que Criteria, que gestiona el patrimonio empresarial de la fundación presidida por Isidro Fainé, posee un 9% de Grupo Financiero Inbursa, propiedad del multimillonario mexicano.

Las conversaciones de la delegación catalana con F1 y CIE dieron su fruto, a tenor de lo comentado por los intervinientes. Tanto es así que, según el diario Ara, la Generalitat se mostraba optimista hasta fechas muy recientes. Creía que, pese a los movimientos de Madrid, podría retener el Gran Premio de España de Fórmula 1 de Barcelona.

En la delegación catalana, creen que el CEO de la F1 está jugando a dos barajas con el único objeto de subir la puja

Para ello, solo cabían dos opciones: doblar la cerviz a De los Mozos, imponiéndose con una renovada y más potente oferta económica, o bien convivir con el GP de Madrid, lo que supondría tener dos carreras en España, algo posible, pero poco viable, por el estrecho margen del calendario que maneja la F1. Lo que vendría a ser la conllevancia en el mundo del motor.

Las últimas noticias, sin embargo, han supuesto un jarro de agua fría para los intereses de la Generalitat. Domenicali lo tiene prácticamente cerrado con Madrid, aunque, como dejaba entrever Ayuso, todavía falta la firma. También está por ver quién se encargará de la gestión del Gran Premio de Madrid. Todo apunta a que el operador se dirimirá en concurso abierto.

En la delegación catalana, creen que el CEO de la F1 está jugando a dos barajas con el único objeto de subir la puja (que estará en los 40 millones de dólares al año, igual que el GP de México o por encima) y que aún es posible la carambola de las dos carreras en España. El problema está en dar con la fórmula para cuadrar el círculo.

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Que Domenicali se incline por Madrid en vez de Barcelona tiene mucho que ver con los dos estilos de gestionar la ciudad, tal y como manifiestan en la propia F1. El GP de Barcelona es un proyecto cien por cien público, apadrinado y operado por el propio circuito, un consorcio constituido por la Generalitat, el Ayuntamiento de Montmeló y el RACC, que ha hecho agua en los últimos tiempos, tal y como se ha podido comprobar en "la desorganización y el caos de la edición 2022, con un esquema de gestión interna del circuito y de tráfico muy mermada de recursos", escribía Javier Rubio en este periódico.

Por el contrario, el proyecto de Madrid, pese a estar auspiciado por la Administración, será en su totalidad de capital privado, es decir, más del gusto de la F1, para una mejor eficiencia de los recursos. No se trata de pagar más o menos impuestos, como se defendía Ayuso en Barcelona. Se trata de que los impuestos que se paguen se gestionen bien.