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Hay partido para Feijóo y un poco menos para Sánchez
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Nacho Cardero

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Hay partido para Feijóo y un poco menos para Sánchez

Besteiro, el candidato de Sánchez, ha sacado peores números que los cosechados en 2020. El alimentar a la bestia para mantenerse en el poder es lo que tiene. El daño para España ya está hecho

Foto: Feijóo, en un mitin en campaña electoral. (Europa Press)
Feijóo, en un mitin en campaña electoral. (Europa Press)
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Rueda ha ganado algo más que unas elecciones y una presidencia de la Xunta. Como bien era sabido, porque así nos hemos encargado los medios de repetirlo, en esta contienda no solo se dirimía el futuro de Galicia sino también, y sobre todo, las credenciales de Feijóo como líder de la oposición y su supervivencia política. La lectura nacional se impuso a la autonómica. El polémico off the record sobre el hipotético indulto y amnistía a Puigdemont da fe de ello.

Así que, a tenor de los resultados, se puede decir que Feijóo ha salido victorioso. Hacer de menos una mayoría absoluta por dejarse en el camino uno o dos diputados es como el que se queja de un pequeño rayón en el Ferrari. Eran unas elecciones envenenadas, donde tenía mucho más que perder que ganar y, finalmente, ha ganado. El resultado, además, sirve al PP para conservar un poder territorial —gobierna en 11 comunidades, cinco de ellas, Galicia incluida, con mayoría absoluta— que le permite medirse de tú a tú con Sánchez y su Gobierno-rodillo.

Galicia es la tercera de las nacionalidades históricas españolas recogidas en la Constitución. Una comunidad peculiar, la del sí, no o depende, que se siente tan gallega como española, exuda ecos de los ancestros celtas y gusta de leyendas como la Santa Compaña. Pero Galicia es también el feudo atávico del Partido Popular, más que ningún otro, y se ha vuelto a ver.

Foto: El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, posa para El Confidencial. (M. M.)
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El alma mater de Alianza Popular, Manuel Fraga, embrión del actual PP, fue presidente de la Xunta durante 16 años, de 1989 a 2005. Los socialistas se hicieron con el poder aquel 2005 (¿se acuerdan de Pérez Touriño?), pero casi de carambola. Todavía se deben estar preguntando cómo.

Los populares recuperaron la comunidad en 2009 y no la han soltado desde entonces. Es la égida Feijóo. Tras la caída de Casado y su aclamación en olor de multitudes, el gallego cogió las maletas en 2022 para intentar el infructuoso asalto a la Moncloa. Dejó al mando a uno de sus hombres de confianza, Alfonso Rueda. Es por ello que el uno y el otro se jugaban tanto en estos comicios. Más bien, se lo jugaban todo. Con la mochila que cargaban y estos resultados, no pueden por menos que darse por satisfechos.

"El daño para España ya está hecho. También para el PSOE, que está siendo canibalizado por los suyos"

Lo de los socialistas es harina de otro costal. Aunque desde un principio se vieron terceros, jamás imaginaron semejante debacle. Besteiro, el candidato de Sánchez, ha sacado peores números que los cosechados en 2020. Si entonces dijeron que habían tocado suelo, ahora podrán decir que se han hundido hasta el sótano.

El alimentar a la bestia para mantenerse en el poder, esto es, dar alas a los que se guían por el identitarismo y la supremacía frente al resto de españoles, es lo que tiene. El daño para España ya está hecho. También para el PSOE, que está siendo canibalizado por los suyos. Cuesta imaginar cómo llegará el partido a la era pos-Sánchez.

El BNG sube con fuerza, lo que puede ser interpretado como una victoria moral, que tiene más de moral que de victoria, pues se va a pasar la legislatura en la oposición. Ana Pontón, una señora a la que los medios le han hecho la campaña vistiéndola con ropajes más propios de la mariología que del nacionalismo, se tendrá que lamer las heridas con el incremento de escaños y las pulsiones inequívocamente federalistas, por no decir confederales, que recorren la España de hoy.

Foto: Yolanda Díaz en un homenaje a José Couso en Ferrol. (EFE/Kiko Delgado)

Y luego está Yolanda Díaz, nacida en Fene, A Coruña. De derrota en derrota hasta la victoria final. Su protegida, Marta Lois, profesora universitaria,​ politóloga, diputada, portavoz en el Congreso, candidata de Sumar Galicia a la presidencia de la Xunta y, desde este domingo, mártir de la causa de la vicepresidenta, se la ha pegado de frente y sin frenos. Ha sacado menos votos que Vox.

Elecciones tras elecciones, Sumar dista de hacer honor a su nombre y no para de restar. Malos datos por el voto improductivo y la inestimable contribución de Pablo Iglesias. Erguido, lúgubre, que diría Wenceslao Fernández Flórez, el fantasma de Yolanda Díaz se aleja como empujado por el viento, hacia la negra lejanía.

Algo parecido le ocurre a Vox. Los verdes pasan inadvertidos en Galicia, monopolio de los discípulos de Fraga y Romay Beccaría. Hay premio para los lectores, incluidos los gallegos, que sepan decir el nombre del candidato.

Feijóo tampoco tiene razones para lanzar las campanas al vuelo. Lejos de ganar la partida, lo que ha hecho es salvar un 'match ball'

Con todo y con eso, Feijóo tampoco tiene razones para lanzar las campanas al vuelo. Lejos de ganar la partida, lo que ha hecho es salvar un match ball que se lo podía haber llevado por delante. Ha de cuidarse de creer que estos comicios son el inicio de un círculo electoral virtuoso que continuará en las europeas y acabará en unas futuras generales. El cementerio del Partido Popular está lleno de círculos virtuosos.

Más le vale a Feijóo aprender de los errores cometidos durante la última semana de las gallegas, muy parecidos a los que le apearon de la Moncloa el 23-J, y tomar nota de la engrasada máquina de agitprop socialista, en este caso al servicio del BNG, que despliegan en todos los finales de campaña, verbigracia, Tesela.

Rueda ha ganado algo más que unas elecciones y una presidencia de la Xunta. Como bien era sabido, porque así nos hemos encargado los medios de repetirlo, en esta contienda no solo se dirimía el futuro de Galicia sino también, y sobre todo, las credenciales de Feijóo como líder de la oposición y su supervivencia política. La lectura nacional se impuso a la autonómica. El polémico off the record sobre el hipotético indulto y amnistía a Puigdemont da fe de ello.

Alberto Núñez Feijóo Elecciones Galicia
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