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Desprecio de Puigdemont a Sánchez y ritual de apareamiento con el PP
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Nacho Cardero

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Desprecio de Puigdemont a Sánchez y ritual de apareamiento con el PP

Nada es como creíamos. El independentismo ha logrado reescribir la historia con la ayuda de Pedro Sánchez. La realidad no existe. Nos lo dicen en Moncloa y lo confirman en el Cercle

Foto: Puigdemont, en campaña electoral. (EFE/David Borrat)
Puigdemont, en campaña electoral. (EFE/David Borrat)
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"En España, las regeneraciones democráticas consisten en lo mismo que un día Gary Lineker dijo del fútbol ('un deporte inventado por los ingleses, en el que juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania'): las anuncian los gobiernos de izquierda y siempre gana el PP"; comentó Carles Puigdemont tras saber del acuerdo entre PSOE y PP para el CGPJ.

El expresident conserva los sentidos suficientemente agudos para saber por dónde sopla el viento, es decir, para notar la debilidad parlamentaria de los socialistas y el momento dulce de los populares. No por otro motivo, de un tiempo a esta parte, los satélites de Junts han comenzado a desplegar rituales de apareamiento y cortejo en torno a Génova 13. Lo hacen no tanto para espolear a Feijóo, con el que no sintonizan por razones obvias, como para debilitar a Sánchez. Huelen sangre y están al acecho.

Foto: El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, posa para El Confidencial. (S. B.)
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En juego está la presidencia de la Generalitat y las complejas alianzas para hacerse con el palacete de Sant Jaume. Waterloo entendería, y otorgaría toda legitimidad, dicen, a un tripartito de izquierdas liderado por Illa. "Es coherencia ideológica. No sería motivo para dejar de sostener a Sánchez en Madrid". Lo que no entendería, añaden, es una investidura apoyada desde el PP o que, en caso de que Junts llegara a un acuerdo con ERC, los socialistas catalanes no se abstuvieran para facilitar la investidura de Puigdemont.

La pelota está en el campo del ministro Bolaños, una vez que el PSC e Illa han sido desplazados de las negociaciones. Cosas veredes. Con semejantes mimbres, cualquier cosa. Como ya es habitual en la política catalana, el resultado final se conocerá tres horas antes de que concluya la cuenta atrás para la investidura.

Es sabido que el otrora presidente de la Generalitat siente un refinado desprecio —no del todo bien explicado; más bien, cuestión de piel— por Sánchez, al que todavía espera para un encuentro en persona. Según los suyos, Puigdemont solo se fía de Santos Cerdán, el de la reunión en Bruselas con la fotografía de la chica levantando la urna del 1-O.

Foto: Pere Aragonés y Salvador Illa en el Parlament de Cataluña. (EFE/Quique Garcia)

Los acuerdos para la investidura alcanzados con el PSOE avalan las suspicacias. Dichas iniciativas avanzan a paso lento, enredadas en mesas de trabajo y tecnicismos, y bajo la sombra de la sospecha. No hay certeza de que vayan a llegar a buen puerto.

De ahí la nueva estrategia de los junteros de valerse del PP para hacer morder el polvo al Gobierno. Ha habido acercamientos, interlocutores apócrifos que aseguraban hablar en nombre del expresident, llamando a las puertas de Feijóo y ofreciendo una moción de censura a cambio de la abstención de los populares en la Amnistía. Hasta ese punto.

"Hoy por hoy sé que no hay votos para que salga una moción de censura. Eso no quiere decir que en el futuro, ante este colapso en el que ya llevamos algunos meses, en el caso de que volvamos otra vez a no tener Presupuestos en 2025 [...] tomaré la decisión que corresponda en el contexto político adecuado", decía Feijóo este domingo. Será Puigdemont quien decida cuándo Sánchez "dejará de ser presidente", añadía.

Foto: Bolaños y Junqueras firman el pacto de investidura. (EFE) Opinión

A día de hoy, el chantaje de Junts al Gobierno resulta meridianamente claro. No muy diferente al que emplea con ERC, del que se está aprovechando por los malos resultados en las catalanas y su actual crisis interna, para doblegar a Junqueras y convertirse en la formación hegemónica del independentismo. Su discurso resulta del todo nítido: "Ellos se rindieron y pactaron con el Gobierno. Nosotros aguantamos y ganamos".

Hay que reconocerle a Puigdemont una elaborada capacidad de seducción y dotes para reinventarse sin que le pese la mácula del referéndum de las cajas de cartón. Se cameló al PSOE, ahora flirtea con ERC, hace guiños al PP, y hasta los empresarios han pasado de sacar las sedes sociales de las compañías fuera de Cataluña a convertirse en els seus millors amics y hacer cola en Waterloo para rendirle pleitesía. Mejor lo malo conocido que lo pésimo por conocer (el tripartito), deben pensar.

En ese punto, los empresarios catalanes no difieren mucho de los madrileños: reflejan un exceso de concentración y pseudopoder que les hace sentir en el cerro del universo cuando la realidad tiene más que ver con Toledo o Reus que con lo que acontece en los rascacielos de la M-30 o los casoplones de Pedralbes.

Foto: La portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras. (Europa Press/Eduardo Parra) Opinión

Puigdemont se los ha llevado a todos al huerto. Ha impuesto su relato tras concederle derecho de pernada con el Estado español. Me refiero a la Ley de Amnistía.

Los constitucionalistas ya no podemos pisar Via Laietana sin antes pedir perdón. Somos responsables de la falta de sensibilidad de Madrid respecto a Cataluña, de no permitir una financiación singular y diferenciada del resto de CCAA, del lawfare que llevó a los líderes del procés a la cárcel, de la polarización que se respira en la política, de que las empresas pusieran pies en polvorosa, incluso de la posible repetición electoral para el otoño próximo. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa.

Nada es como creíamos. El independentismo ha logrado reescribir la historia con la ayuda de Pedro Sánchez. La realidad no existe. Nos lo dicen en Moncloa y lo confirman en el Cercle. Repitan conmigo: la realidad no existe.

"En España, las regeneraciones democráticas consisten en lo mismo que un día Gary Lineker dijo del fútbol ('un deporte inventado por los ingleses, en el que juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania'): las anuncian los gobiernos de izquierda y siempre gana el PP"; comentó Carles Puigdemont tras saber del acuerdo entre PSOE y PP para el CGPJ.

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