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Caza Mayor
Por
Cuando la prensa se llena de comisarios políticos a sueldo de Moncloa
De un tiempo a esta parte, tal y como venimos denunciando, las cloacas del PSOE han puesto en marcha una campaña de desinformación para dañar la imagen de todos aquellos que les incomodan
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RTVE es siempre la primera trinchera, una especie de línea Maginot para la defensa del fuerte y la creación y difusión de realidades alternativas. El Gobierno sabe que, una vez deje de controlar la agenda informativa y caiga esa primera trinchera, el ciudadano de a pie podrá contemplar lo que el relato oficial esconde e, indefectiblemente, irán cayendo el resto de murallas. Entonces, y solo entonces, el fin de esta legislatura será un hecho y no una especulación. De ahí la estrategia mediática de Moncloa, con dirección de Sánchez y guion de Broncano, para premiar a los medios afines y castigar y acallar a los críticos.
La televisión pública, donde están colocando descaradamente todas las piezas del ajedrez para hacer una defensa numantina de la información e intereses que convienen a Moncloa y Ferraz, resulta paradigmática de esta estrategia. Una parrilla hábil, fuerte en el prime time, cincelada con humor inteligente, efectista, capaz de viralizarse en Instagram y TikTok, que tenga su hueco en La Pija y la Quinqui; una parrilla en la que se critique más al juez Peinado que a Aldama, ese señor del que usted me habla; una parrilla en la que los profesionales que no bailan el agua al Gobierno quedan marginados y en la que se promueve a gente agradecida para que se haga fuerte en RTVE por lo que pueda venir en los próximos años. Ultraderecha y retorno de Franco incluidos.
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Como muestra, la toma de control del Consejo de Administración de RTVE con el nombramiento de consejeros de sesgo marcado y vinculados a los partidos políticos que sustentan al Gobierno. Una toma de control que se produjo en medio de la DANA, tras la negativa del PSOE y de sus socios a suspender el pleno extraordinario en el que se iba a convalidar el decreto de RTVE. Los principios de los que presumían sus señorías, enterrados bajo el lodazal de la tragedia. Solo se aprobó el luto oficial tras la votación y después de que se difundieran los nombres de los nuevos consejeros.
Los más perjudicados por esta maniobra son la marca, RTVE, y los buenos profesionales que trabajan en el ente público, que los hay y muchos. Es tal la sensación de sectarismo que hasta el Consejo de Informativos, órgano interno de los trabajadores, ha salido a la palestra para criticar dicho real decreto y exigir un "concurso de méritos" para la elección de los consejeros. Se echa en falta, eso sí, algo más de vehemencia, como cuando gobernaba el PP, que se iban a negro, montaban huelgas y colgaban carteles en Prado del Rey con la inscripción "Bienvenidos a Vietnam". Si lo de entonces se parecía a Vietnam, lo de hoy va camino de convertirse en Venezuela, pero no es lo mismo, claro.
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Aparte de los medios públicos, Moncloa entiende que deben esmerarse también en el control de la línea editorial de los privados. Lo hacen a golpe de chequera. La publicidad institucional y los 124,5 millones de euros en ayudas para la digitalización de los medios, de los que más de la mitad irán destinados a la prensa de papel, dan para mucho, especialmente para alquilar un puñado de voluntades.
La prensa afín no solo se ha conjurado para difundir las realidades alternativas fabricadas por Moncloa, sino que ha aceptado el papel de comisario político respecto a los demás, arrogándose el patrimonio de la verdad y señalando a la competencia. Una táctica que irá a más según el Ejecutivo se vaya viendo cercado por los casos de corrupción y necesite bombas de humo para ocultarlos o deslegitimarlos, tanto monta, monta tanto. Da pena ver cómo algunos compañeros entran en semejante juego.
Resulta evidente que el Gobierno está copiando la filosofía Trump de acoso y hostigamiento a los medios críticos. Una de las prioridades del mandatario norteamericano, advertía nuestro corresponsal en Nueva York, Argemino Barro, consiste en acusar y demandar incesantemente a la prensa con una estrategia doble: "Socavar aún más la ya escasa confianza pública en los medios de comunicación y obligarlos a gastar verdaderas fortunas en abogados para defenderse en largos y costosos juicios".
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En España, el Ejecutivo, con una estrategia similar, hace el vacío a aquella prensa que no le es dócil, le deja fuera de las campañas institucionales, de los viajes, de los actos públicos. Cambian la ley orgánica del derecho a rectificación porque no es de su agrado. Lejos de ocultarlo, se regodean de ello. Hacen ostentación. Que se note. Igual que Trump. Buscan la provocación, llenar de barro el espectro informativo, que es lo que les conviene en este contexto polarizador: movilizar a los suyos y horadar la credibilidad de los periódicos.
Para ello se valen de los medios públicos, de los condotieros de las privadas y de las grandes plataformas, donde pululan infinidad de activistas, camuflados de periodistas o fact checkers, acaso los mayores propagadores de bulos. Su estrategia resulta burda y no es otra que acusar a los demás de los pecados propios, pero da igual. Lo importante no es la verdad, sino que la cosa se viralice y si lo colamos en un periódico generalista, pues miel sobre hojuelas. Siembra la duda que algo queda.
De un tiempo a esta parte, tal y como venimos denunciando, las cloacas del PSOE han puesto en marcha una campaña de desinformación para dañar la imagen de todos aquellos que les incomodan, jueces y periódicos, principalmente.
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Intentan hacer pasar por fake la fotografía de Aldama en la planta noble de Ferraz o dicen que los wasaps de Reyes Maroto con el 'nexo corruptor' de la trama están manipulados. Afirmaciones falaces que caen por su propio peso. Hasta Maroto tuvo que reconocer los mensajes con Aldama apenas 48 horas después de negarlo y exigir pruebas al empresario.
Este lunes, la concejala socialista será reprobada en el pleno del Ayuntamiento de Madrid. No es la única que ha quedado en evidencia. Habrá más Reyes Maroto. Cuanto más habla Sánchez de la máquina del fango, más barro le llega al cuello.
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RTVE es siempre la primera trinchera, una especie de línea Maginot para la defensa del fuerte y la creación y difusión de realidades alternativas. El Gobierno sabe que, una vez deje de controlar la agenda informativa y caiga esa primera trinchera, el ciudadano de a pie podrá contemplar lo que el relato oficial esconde e, indefectiblemente, irán cayendo el resto de murallas. Entonces, y solo entonces, el fin de esta legislatura será un hecho y no una especulación. De ahí la estrategia mediática de Moncloa, con dirección de Sánchez y guion de Broncano, para premiar a los medios afines y castigar y acallar a los críticos.