Es noticia
El silencio de Sánchez y los papeles 'maduros' de Zapatero
  1. España
  2. Caza Mayor
Nacho Cardero

Caza Mayor

Por

El silencio de Sánchez y los papeles 'maduros' de Zapatero

España se va convirtiendo en un socio incómodo. Marginado de todos los foros internacionales —solo lo reciben en el mundo árabe y en China—, Sánchez se ha abonado a la política de las ONG. Pero solo de cara a la galería

Foto: Zapatero se echa la mano al bolsillo mientras habla con Sánchez. (EFE)
Zapatero se echa la mano al bolsillo mientras habla con Sánchez. (EFE)
EC EXCLUSIVO

El presidente del Gobierno está consternado. El virus ultra que ha conquistado España, y que cada año va a más —como demuestran esos ya habituales abucheos del 12 de octubre, espoleados por la extrema derecha, el lawfare y la máquina del fango—, se va extendiendo como mancha de aceite por Europa, envenenando a instituciones otrora ejemplo de civilización y progreso como el Comité Noruego de los Premios Nobel, que en un claro ejemplo de estulticia, fruto de los peligrosos tiempos que corren, ha concedido el Nobel de la Paz a alguien como María Corina Machado, la líder opositora venezolana y némesis del amigo Nicolás Maduro, cuando había otros candidatos mucho más idóneos (y que nos tocan más de cerca) para el galardón. Y no me refiero a Donald Trump.

Sánchez no participó este 12-O de los habituales corrillos ni habló con la prensa, como suele ser habitual al término de las celebraciones de la Fiesta Nacional. Tampoco los ministros. La espantada fue memorable. El atronador silencio del Ejecutivo español ante el premio a Corina Machado resulta sintomático. Nos sitúa, una vez más, en el bando malo de la Historia. Tampoco ha habido felicitación de Felipe VI, pero en los entornos reales dan por hecho que la habrá. Malicio que si no se ha producido todavía es por la convergencia —cuando no dependencia e incluso choque— de competencias en política exterior entre Casa Real y Gobierno.

Foto: nicolas-maduro-maria-corina-machado-premio-nobel

¿Por qué Moncloa ha decidido asumir el coste de no felicitar a Corina Machado? Esa es la pregunta y ahí es donde la respuesta estrictamente ideológica se queda corta. Crece la sensación de que hay vínculos económicos entre el socialismo español y el madurismo que nunca han sido bien explicados y que, probablemente, terminen saliendo a la luz.

María Corina ha agradecido a Trump sus palabras, pero no a Sánchez, y mucho menos a Zapatero, que se encuentra en la diana del Congreso estadounidense por sus vínculos con el régimen de Maduro y con un buen ramillete de países de dudoso pedigrí democrático, como es el caso de China. Al famoso culebrón de Huawei hay que añadir los contratos millonarios que el Ejecutivo español ha adjudicado a una constructora pública sancionada por Estados Unidos, de los que informa hoy este periódico.

Foto: premio-nobel-maria-corina-machado-1hms

Pablo Iglesias, fundador de Podemos, ha comparado en un tuit a Corina Machado con Hitler, genocida del pueblo judío. Este referente de la izquierda de nuestro país y claro defensor de las causas desfavorecidas evacuó estas declaraciones tras saber del Premio y pocos días después de que el Congreso, con su proverbial sentido de la oportunidad, aprobara el embargo de armas a Israel cuando estaba a punto de firmar la paz.

Lo que sí hará el presidente del Gobierno español, ese fino estratega que tanto bien ha hecho por Oriente Próximo con sus agudas y certeras mediaciones, será asistir a la firma del acuerdo para el fin de la guerra en Gaza. No lo hace por méritos propios, sino porque Egipto, que ejerce de anfitrión, ha tenido la gentileza de invitarlo. Así las cosas, se puede dar la paradoja de que Sánchez, que calla con María Corina porque "no siempre felicitamos a todo el mundo", según justificaron fuentes de Moncloa, sí felicite a Hamás por el esfuerzo y sacrificio realizados al asumir el plan de paz.

Justificador de Maduro, facilitador de Xi, títere de Mohamed, remero de la flotilla, blanqueador de Hamás. Esta, y no otra, es la política exterior de España. Albares no cabe en sí de gozo.

Foto: gobierno-justifica-corina-nobel-de-la-paz

El Nobel de María Corina constata el descrédito absoluto de la política exterior de Pedro Sánchez y su monje negro José Luis Rodríguez Zapatero. Representan a un PSOE que ha dado la espalda a la libertad y la democracia en Venezuela. El premio no solo se lo recuerda, sino que también se lo afea. La izquierda está perdiendo uno tras otro todos los valores sobre los que ejerció el monopolio hasta hace poco tiempo. La libertad y la igualdad ya habían dejado de pertenecer a los referentes progresistas. Ahora está ocurriendo lo mismo con la paz. Más de uno debería irse al rincón de pensar.

Los mismos que defienden un embargo a Israel (lleno de excepciones y, en la práctica, irrelevante) han seguido jaleando, financiando y legitimando a la dictadura bolivariana, desacreditada incluso en sus propias urnas amañadas. No sabemos qué contenía la famosa maleta de Delcy, pero el Nobel nos recuerda que, al despegar aquel avión en Barajas, se marchó con él cualquier resto de dignidad y legitimidad de este PSOE.

A la entrega incondicional ante Maduro se suma la puerta que Sánchez y Zapatero han abierto al caballo de Troya chino en infraestructuras y sistemas de seguridad e inteligencia europeos, un riesgo señalado en Bruselas y la Casa Blanca. Marginados en la gestión de la crisis de Gaza y convertidos en la vergüenza del continente por vendernos al mejor postor —o al que más petróleo y contratos traiga—, lo de menos parece ya la ideología. Es la avaricia, con ocasionales toques de lujuria, lo que explica la acción de este Gobierno.

Foto: sanchez-psoe-china-obras-millonarias-cccc-puentes

Conviene recordar que lo primero que hizo Trump respecto a España fue preguntar si era un país miembro de los BRIC. Lo último ha sido sugerir la expulsión de la OTAN. España es una piedra en el zapato del presidente norteamericano por tres motivos: Sudamérica (Grupo de Puebla), OTAN (traición en la última cumbre) y China (España como puerta trasera del gigante asiático en el continente)

En Bruselas, otrora defensor de Sánchez, también hacen mutis por el foro. La lectura de la UE es sencilla: nos montaron las infraestructuras con los fondos de cohesión, luego nos rescataron (aunque lo llamaran “no rescate”), después llegaron los fondos Next Generation y ahora, cuando los rusos atacan en Polonia, Dinamarca o el Báltico, nos cuesta arrimar el hombro. No es que nos vean como insolidarios: es que nos ven como parásitos.

España se va convirtiendo en un socio incómodo. Marginado de todos los foros internacionales —solo lo reciben en el mundo árabe y en China—, Sánchez se ha abonado a la política internacional de las ONG. Pero solo de cara a la galería.

En la reunión de la cúpula de la Internacional Socialista —organismo que preside desde 2022— celebrada en Madrid, Sánchez vino a decir que las cesiones de la derecha tradicional a los populismos ultra y reaccionarios podrían brindar una oportunidad a la socialdemocracia, un mensaje que suena a brindis al sol cuando el partido que lidera se apoya en populistas, soberanistas y herederos del chavismo para gobernar.

Yo, si fuera el PSOE, cruzaría los dedos para que María Corina Machado, Premio Nobel de la Paz 2025, no encuentre papeles maduros que comprometan a Zapatero. Porque eso sí que pondría a prueba el temple de nuestra diplomacia progresista.

El presidente del Gobierno está consternado. El virus ultra que ha conquistado España, y que cada año va a más —como demuestran esos ya habituales abucheos del 12 de octubre, espoleados por la extrema derecha, el lawfare y la máquina del fango—, se va extendiendo como mancha de aceite por Europa, envenenando a instituciones otrora ejemplo de civilización y progreso como el Comité Noruego de los Premios Nobel, que en un claro ejemplo de estulticia, fruto de los peligrosos tiempos que corren, ha concedido el Nobel de la Paz a alguien como María Corina Machado, la líder opositora venezolana y némesis del amigo Nicolás Maduro, cuando había otros candidatos mucho más idóneos (y que nos tocan más de cerca) para el galardón. Y no me refiero a Donald Trump.

José Luis Rodríguez Zapatero Pedro Sánchez
El redactor recomienda