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Ilusión por ilusionar: el arma 'secreta' de las próximas elecciones
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Alex Comes

La resaca electoral

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Ilusión por ilusionar: el arma 'secreta' de las próximas elecciones

Tal y como dijo el prestigioso médico y psicólogo italo-argentino José Ingenieros, en su libro 'El Hombre Mediocre: Ensayo de psicología y moral': "Las ilusiones tienen tanto valor como las verdades más exactas"

Foto: Ximo Puig en la clausura del 14 Congreso del PSOE de la Comunidad Valenciana. (EFE/Manuel Lorenzo)
Ximo Puig en la clausura del 14 Congreso del PSOE de la Comunidad Valenciana. (EFE/Manuel Lorenzo)

Si hay una arma ‘secreta’ en todas las elecciones, y más en este contexto de agitación social, discursiva y mediática como el que vivimos actualmente, es la capacidad de generar ilusión en doble dirección; a la interna, de cara a tus simpatizantes, para que se movilizan y se conviertan en activistas de tu campaña electoral; a la externa, para generar ese sentimiento en aquellos votantes que no tienen decidido su voto y se contagien de esa ilusión que has generado por un futuro mejor.

Porque qué son si no las elecciones, que la capacidad que tienen, o deben de tener, los candidatos y candidatas para generar ilusiones y expectativas del futuro sobre cómo va a influir su trabajo en el devenir del conjunto de la sociedad.

Foto: Un hombre lee el periódico en las inmediaciones de la Sagrada Familia. (EFE/Enric Fontcuberta)

El clima tóxico

Para mí, varios de los titulares del CIS del pasado mes de mayo fueron; el 90,4% de los españoles está harto de la crispación política; el 80% está preocupado por el tono del debate público; y el 62,5% culpa de este ambiente cruento a los políticos.

Además, dejaba dos titulares extra que, visto lo visto, muy pocos políticos han sabido leer o, al menos, han intentado enmendar su posicionamiento de manera pública y notoria; el 89,7% defendía que los representantes políticos están obligados a llegar a grandes pactos y consideran que hay que rebajar la tensión política; y eran más los que quieren que acabe ya la bronca política que quienes se muestran preocupados por que esta se haya instalado.

El clima político en España se ha vuelto irrespirable

No creo que haya ninguna persona que se sorprenda de estos datos porque, lamentablemente, desde hace ya tres o cuatro años el clima político en España se ha vuelto irrespirable y se ha expandido a la política autonómica y local, en la mayoría de los casos, hasta puntos insospechados.

De hecho, una buena muestra de estas consecuencias negativas del ‘exceso de testosterona’ comunicativa y negativismo crónico que han tenido algunos líderes españoles en los últimos años son; Pablo Iglesias, y su agresividad permanente en todas sus apariciones públicas, y no sólo ahora en su época de ‘podcastero’, que han pinchado el globo de la ilusión y la esperanza que allá por el 2014 infló Podemos, y Albert Rivera, que tras una primera campaña en 2019, donde proyectaba un plan de futuro para el país, se dedicó únicamente a criticar al PSOE y justificar, basado en la negatividad, el porqué no había pactado con Sánchez.

Foto: El ex secretario general de Podemos Pablo Iglesias. (EFE)

Ambos casos son bastante paradójicos ya que podemos comprobar como en la etapa inicial, donde ambos partidos consiguieron dotarse de una imagen y un tono comunicativo optimista, obtuvieron fantásticos resultados y, sin embargo, cuando se contaminaron del clima pesimista y catastrófico, entre otras causas, se pegaron buenos batacazos electorales

Optimismo vs Pesimismo

El politólogo Xavier Peytibi tiene un artículo muy interesante, con este mismo título, donde hace un análisis de la diferencia entre los candidatos que transmiten optimismo con los que transmiten pesimismo, con las posteriores consecuencias en la mayoría de los votantes. En este texto que publicó, el autor recopila diferentes estudios en los que se señalan dos grandes ideas.

La primera de esas ideas, como señala Peytibi, es la que explican Brenders y Fabj en un artículo de la revista American Behavioral Scientist: ‘Los candidatos presidenciales pesimistas tienden a perder la confianza del votante y, por tanto, las elecciones’, ya que la ciudadanía elige a gobernantes que expresan optimismo ya que esto es sinónimo de tener un discurso propositivo y de futuro, ya que son estos políticos los que proyectan una imagen de ser capaces de resolver los problemas.

Foto: Un transportista lleva mercancía a un comercio. (EFE/Luis Tejido)

La segunda de esas ideas es la de que ‘un candidato que no expresa su optimismo en el futuro es también un candidato pesimista o, al menos, al que le da igual que el pesimismo lo invada todo.’ Ese discurso pesimista es percibido por los electorales como una falta de conocer y dominar la situación, y mucho menos ser un agente que sea capaz de generar por sí mismo las soluciones a estos problemas de la ciudadanía.

Si alguien tiene dudas de las consecuencias negativas que tiene el pesimismo en el panorama político, especialmente cuando se está en la oposición, sólo tiene que ver ‘auge’ y caída de Pablo Casado, que en ningún momento fue capaz de proyectarse como el líder que España necesitaba. Viendo las últimas encuestas nacionales tras algunas declaraciones y movimientos de Feijóo, igual en Génova deberían reflexionar sobre este cambio de rumbo del presidente popular.

Una relación causa efecto que en la Comunitat también tendrían que tomar nota.

La ilusión por la Generalitat

Ahora la gran incógnita es cómo los diferentes partidos que se presentan a liderar la Generalitat Valenciana van a ser capaces de generar esta ilusión en la ciudadanía.

Cuando se está en el gobierno la capacidad por construir un relato de futuro y optimista, a través de la venta de la gestión realizada y de los proyectos que está previsto que se van a llevar a cabo, es mucho más sencilla. Aún así, algunos de los partidos que nos gobiernan parecen más predispuestos a la crítica al resto de partidos y a la batalla discursiva negativista que a inculcar un optimismo que les hizo llegar al poder.

Foto: El senador del PP Alberto Fabra. (EFE/Kiko Huesca)

Y es que si hay un pecado común en la gran mayoría de partidos políticos y candidatos y candidatas que están en la oposición, sin importar sus siglas o el nivel territorial que representan, es la excesiva crítica en casi la totalidad de los mensajes que emiten, infundiendo un clima pesimista en el conjunto de la sociedad y proyectándose como una persona que solo vale para la crítica y la fiscalización del resto de los partidos, no como una persona capacitada para la gestión pública y que trabaja para encontrar las soluciones que se demandan.

Imagino que no va a ser difícil que se puedan imaginar de qué partidos y políticos hablo en cada caso. La hemeroteca siempre es una gran aliada, o enemiga.

Y es que ahora solo queda el gran reto para todos los partidos: Ilusionarse por ilusionar.

Si hay una arma ‘secreta’ en todas las elecciones, y más en este contexto de agitación social, discursiva y mediática como el que vivimos actualmente, es la capacidad de generar ilusión en doble dirección; a la interna, de cara a tus simpatizantes, para que se movilizan y se conviertan en activistas de tu campaña electoral; a la externa, para generar ese sentimiento en aquellos votantes que no tienen decidido su voto y se contagien de esa ilusión que has generado por un futuro mejor.

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