El trampantojo de la desconcentración que tiene a tortas a la España periférica

Cabreo lógico el que se han cogido en Teruel al conocer los requisitos necesarios para albergar la Agencia Espacial Española a la que aspiraban en la provincia aragonesa. Uno lee el BOE y salta a la vista que las opciones turolenses, como las de casi cualquier ciudad del interior español, son cercanas a cero. Teruel no tiene conexión ferroviaria de alta velocidad. Tampoco una red de acceso a transporte aéreo, más allá del aeródromo local reconvertido en aparcamiento y centro de mantenimiento de aeronaves, ni está a una distancia menor de una hora de un aeropuerto internacional con conexiones a Bruselas y París. Menos todavía disfruta de rutas a Ámsterdam, Roma y Frankfurt, Praga y Toulouse, que son los enlaces que, según las bases de la convocatoria publicada por el Ministerio de Política Territorial, “se valorarán positivamente” por la comisión evaluadora para elegir la sede de la nueva agencia.

Si Teruel tuviera todo eso no existiría Teruel Existe, es de cajón, ni esta formación hubiera puesto negro sobre blanco en el documento del pacto de investidura que hizo presidente a Pedro Sánchez un compromiso de “desconcentración territorial del Estado”. Así que no es de extrañar que la formación de Tomás Guitarte haya anunciado que recurrirá el proceso de selección. “Falta pedir que tenga playa”, ha dicho el diputado en el Congreso.

Si Teruel tuviera todo lo que se pide en el BOE para ser sede no existiría Teruel Existe

Que la sede de una futura agencia estatal, especialmente en materia aeroespacial o en supervisión de inteligencia artificial, el segundo de los organismos que también está en liza, disponga de buenas conexiones de transportes, de un tejido investigador y empresarial asociado cercano y de condiciones atractivas para el establecimiento del personal funcionario tiene todo el sentido del mundo. Los dos organismos tienen vocación internacional y requerirán de capital humano cualificado, proveedores especializados y comunicaciones avanzadas. Hay muchas ciudades en el país que reúnen esos requisitos, como se ha visto con la aparición de aspirantes a la competición: Sevilla, Elche, San Javier o Tres Cantos, para la AEE; Alicante, Granada o Santiago de Compostela, para la AESIA.

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Lo que no encaja es que el Gobierno haya vendido este trampantojo de desconcentración como primera palanca de una gran iniciativa dirigida a reequilibrar institucionalmente el país para acallar las voces de quienes están alertando de la excesiva acumulación económica y administrativa en Madrid y de los derivados problemas de convergencia con el resto de territorios que conforman España. Dar a entender que un par de agencias, una con sesenta empleados (la Espacial) y otra con cuarenta (la de IA), va a solucionar el desajuste es digno de pensamiento mágico. Hacerlo además exigiendo unos requisitos que excluyen de entrada a las ubicaciones menos desarrolladas es, evidentemente, empezar la casa por el tejado. Una tomadura de pelo.

Desconcentrar es que un ayuntamiento o una autonomía te pague la sede de la nueva agencia

Por ahora, lo que ha logrado la iniciativa de convertir en un proceso competitivo lo que a todas luces debería haber sido una decisión gubernamental unilateral es abrir una carrera un tanto humillante para la España periférica, peleándonose por las migajas de la arquitectura administrativa estatal y con las ciudades aspirantes buscando entre el portfolio de su patrimonio inmobiliario algún buen edificio que ofrecer, como acaba de hacer la Generalitat valenciana y el Ayuntamiento de Elche presentando este mismo domingo como posible sede de la Agencia Espacial un edificio municipal en el Parque Tecnológico.

Porque sí, amigos, para el Gobierno desconcentrar es que un ayuntamiento o una autonomía te pague la sede de la nueva agencia y ahorrarte todo ese gasto e inversión en ese mismo territorio que reclama más presencia estatal. Un chollo para el tesorero de la Administración central.

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Obsérvese que no es cualquier cosa, según las bases publicadas en el BOE:

-Para la de Inteligencia Artificial: Se requiere de un espacio adaptado para el personal que se va a acoger, estimado en un mínimo de 400 metros cuadrados. También se necesita un espacio y equipo suficiente para poder llevar a cabo los pilotos que se pongan en marcha desde la Agencia y todos los servicios que se ofrezcan a las empresas. Además, se debe tener en cuenta que en el momento en que se asuman las obligaciones que imponga el Reglamento de la Unión Europea por el que se establecen normas armonizadas en materia de inteligencia artificial, el espacio se deberá adaptar al aumento de personal que se deba realizar y a la dotación de nuevos espacios para llevar a cabo las actividades que se impongan de una manera óptima.

-Para la Agencia Espacial Española: Se requiere de un espacio adaptado para las funciones de la Agencia y para la cantidad de personal que va a acoger, fijando un valor cercano a los 3.000 metros cuadrados. También se necesitan salas de reuniones y videoconferencia, así como con espacios multifuncionales que permitan, en su configuración máxima, obtener un salón de actos para eventos de un máximo de 250 personas. La sede deberá contar con espacio para aparcamiento y transporte público. La dotación de comunicaciones digitales a las que puede acceder el espacio debe de ser máxima, permitiendo conexiones a alta velocidad en todo el recinto, tanto por LAN como por wifi y con capacidad para comunicaciones seguras.

La periferia ha picado el señuelo lanzado por el Ejecutivo y anda a tortas preparando sus propuestas y asumiendo hasta la factura de la wifi. Cuando el proceso finalice, habrá ganadores y perdedores. Y España seguirá siendo un invento de país especializado en generar frustraciones territoriales. Enhorabuena a los premiados. Suma y sigue.