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¿Será el H2Med un nuevo Castor? El cambio de cartas con Macron puede salirnos caro
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Víctor Romero

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¿Será el H2Med un nuevo Castor? El cambio de cartas con Macron puede salirnos caro

El veto de Francia al gasoducto MidCAT ha tenido como alternativa política un costoso corredor de hidrógeno sin que España sepa todavía si el mercado lo aceptará como sustituto

Foto: Emmanuel Macron y Pedro Sánchez, el viernes pasado en Alicante. (EFE)
Emmanuel Macron y Pedro Sánchez, el viernes pasado en Alicante. (EFE)
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A Pedro Sánchez le ha pasado con Emmanuel Macron lo que a cualquiera de nosotros cuando entramos en un MediaMarkt y no tienen el modelo de televisor que andábamos buscando. Está todo tan bien dispuesto y tan bien presentado que salimos de allí sin la tele, pero con un par de dispositivos electrónicos de lo más atractivos y caros, convencidos de que nos acabamos de subir a la última ola en tecnología aunque no sepamos si la necesitamos realmente.

La cosa puede salir bien o puede salir mal, que diría Mariano Rajoy, un dilema que pocos expertos son capaces de despejar en el caso del hidrógeno renovable, un combustible en fase de desarrollo cuya producción todavía está lejos de ser competitiva para el consumo masivo como sustituta de fuentes contaminantes como el gas natural, ahora anatemizado en Europa tras quedar al descubierto la mucha dependencia que nos genera de Rusia.

España entró junto con Alemania en la negociación con Francia para la conclusión de MidCAT, el gasoducto que tenía que completar la conexión continental para el suministro del gas natural, y ha salido de Alicante con una tubería submarina de hidrógeno renovable bajo el brazo entre Barcelona y Marsella con un coste de 2.500 millones de euros, para la que ha invitado a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a sacar la chequera y asumir el 50% de la factura. Algo que está por ver. La otra mitad se pagaría a escote entre Madrid y París.

Foto: El nuevo catalizador promete atrapar las emisiones a un precio menor del actual. (JuniperPhoton - Unsplash)

Roberto Gómez-Calvet, profesor de la Universidad Europea de Valencia y experto en energía, cree que la alternativa del H2Med ha sido una salida política airosa para sortear el bloqueo de Francia al MidCAT, pero que el proyecto corre el riesgo de convertirse en una infraestructura cara pero infrautilizada cuando se someta al mercado a partir de 2030. La tecnología, dice, está todavía muy inmadura. No sabemos si logrará recortar el gap que supone ser un combustible muy costoso de elaborar, hasta cinco veces más cara que otras fuentes cuando se obtiene a partir de electricidad, lo que condiciona mucho su demanda.

Si se acepta como renovable el hidrógeno nuclear, el H2Med será más un tubo de importación

Porque para ser verde, y no gris, requiere de una electrólisis efectuada con energías limpias a partir de 2030. A no ser que se acepte como renovable el hidrógeno generado con energía nuclear, como quiere Macron, lo que lo convertiría en una canal de vuelta, más que de ida. De importación y no de exportación. Ese es el debate que hay ahora mismo en Bruselas. La gran batalla que definirá quién ha salido del MediaMarkt con el mejor dispositivo.

Foto: Costa, Von der Leyen, Sánchez y Macron en Alicante. (EFE)

La de Gómez-Calvet no es la única voz que advierte sobre los posibles déficits de demanda que rodean el H2Med. Ana Maria Jaller-Makarewicz, analista para Europa del Institute for Energy Economics and Financial Analysis, un think tank que estudia oportunidades de inversión en el sector de la energía, arrojaba esta semana serias dudas en su blog sobre el retorno económico del H2Med e insinuaba que podría terminar siendo utilizado como gasoducto, algo que en principio no permite la normativa de las ayudas europeas del RePowerEU. ¿Lo hará con del "hidrógeno rosa" producido en Francia con la nuclear?

"Para que sea competitiva para la exportación, la producción de hidrógeno tendría que hacerse cuando seamos tan excedentarios de energía renovable que ésta sea muy barata. Para esto todavía queda un recorrido muy grande", dice Gómez-Calvet en referencia a la todavía incompleta implantación de fotovoltaica y eólica, insuficiente hoy para cubrir el grueso de la demanda doméstica. Si no tenemos energía eléctrica limpia suficiente para calentar nuestras casas e iluminar nuestras oficinas, ¿vamos a tenerla en ocho años para fabricar hidrógeno renovable y tratar de colocarlo en el mercado europeo a mejor precio que el gas? El Gobierno cree que el despliegue de la renovables será suficiente para 2030. Un acto de fe.

El experto apuesta por orientar los recursos hacia al desarrollo del hidrógeno aplicado al almacenamiento (como respaldo para situaciones de déficit eléctrico) o a la fabricación de productos electrointesivos. Un informe elaborado con motivo de la cumbre de 2019 de Tokio de la Agencia Internacional de las Energías Renovables (Irena) proponía el uso para la producción de amoníaco, la fabricación de hierro y acero y los líquidos para la aviación, los búnkeres marinos o la materia prima para la producción de materiales orgánicos sintéticos.

Foto: Emmanuel Macron y Pedro Sánchez. (EFE) Opinión

Bruselas se ha lanzado a financiar iniciativas de desarrollo del hidrógeno renovable y España se ha apresurado a convocar lineas de ayudas para mover recursos. 250 millones de euros acaba de liberar el Gobierno para promover proyectos vinculados a la producción de esta combustible que se obtiene a partir del agua.

En la provincia de Castellón, el sector cerámico anda explorando posibles alternativas a su dependencia del gas, empujado también por Bruselas y el Gobierno, que se resisten a abrir la mano de las ayudas públicas para compensar el incremento de la factura energética. Empresas como Porcelanosa han logrado fondos europeos Next Generation para electrificar sus hornos cerámicos combinando renovables, hidrógeno verde y bomba de calor. La filial española de BP en Castellón también ha recibido 15 millones de euros para fabricar hidrógeno con destino al mercado azulejero.

No hay por qué poner en duda los buenos propósitos ni la necesidad de invertir en alternativas al actual modelo energético. Pero en la Comunidad Valenciana ya hemos tenido experiencias de grandes infraestructuras que se ofrecen como panacea a los desequilibrios energéticos y han terminado engrosando la factura del consumidor de a pie. Más de 1.300 millones, sin contar los intereses, ha costado al Estado el depósito de gas natural del Proyecto Castor, ahora sellado e inutilizado por los efectos sísmicos de su uso. Ojalá el H2Med sirva para algo más y nos salga más barato. Good luck.

A Pedro Sánchez le ha pasado con Emmanuel Macron lo que a cualquiera de nosotros cuando entramos en un MediaMarkt y no tienen el modelo de televisor que andábamos buscando. Está todo tan bien dispuesto y tan bien presentado que salimos de allí sin la tele, pero con un par de dispositivos electrónicos de lo más atractivos y caros, convencidos de que nos acabamos de subir a la última ola en tecnología aunque no sepamos si la necesitamos realmente.

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