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Tú de mitin en Valencia, yo en el Benidorm Fest
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Víctor Romero

Nadie es perfecto

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Tú de mitin en Valencia, yo en el Benidorm Fest

Un PP enchufadísimo ha orientado sus baterías políticas y mediáticas a derribar a Ximo Puig. El barón socialista huye del ruido con un perfil muy institucional como antídoto contra la movilización

Foto: Mazón, Aznar, Feijóo, Catalá y Rajoy, en Valencia.
Mazón, Aznar, Feijóo, Catalá y Rajoy, en Valencia.
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Que el PP está enchufadísimo de cara a la próxima campaña de las municipales y autonómicas ya no puede negarlo nadie. Mientras en las filas del PSOE se debate sobre si Pedro Sánchez sumará o restará a sus barones el próximo 28 de mayo, en la formación conservadora reina la percepción de que una ola de cambio es posible, con la recuperación de importantes plazas territoriales como antesala de las generales. Si esto será así o si se está construyendo una burbuja de percepciones está por ver. Los populares son los primeros interesados en calentar el ambiente preelectoral, presentar la cita primaveral como una primera vuelta y propiciar la mayor movilización posible entre sus votantes.

Ese todos a una se escenificó este fin de semana en Valencia con motivo de la Intermunicipal que clausuró Alberto Núñez Feijóo en el Museo de las Ciencias de Calatrava. La imagen del sábado fue la del reencuentro, más o menos teatral, de Mariano Rajoy y José María Aznar. Pero hubo más reencuentros. Casi nadie faltó a la cita. Muchos hicieron noche para cumplir con la agenda todo el fin de semana. Bajo las estrellas de la terraza del Àtic, en el Palau Alameda, los Bendodo, Cuca, González Pons, Almeida, López Miras o Mañueco se conjuraron para los meses electorales que vienen. Algunos hasta apuraron en la disco del sótano de madrugada. La madrileña Ayuso, siempre a su aire, se retiró antes. A Pablo Casado no le invitaron.

Foto: El expresidente José María Aznar saluda a Mariano Rajoy durante la reunión intermunicipal del PP en Valencia. (EFE/Kai Forsterling)

Génova está destinando muchos recursos a tratar de recuperar la plaza valenciana. El PP ha orientado sus baterías políticas y también mediáticas (Azud mediante) a derribar al barón socialista Ximo Puig. Los sondeos, dicen en el cuartel general popular, están “cada vez mejor” para la Generalitat y arrojan un vuelco en el Ayuntamiento de Valencia. No es solo la elección de la ciudad para la intermunicipal, con todo lo que ello conlleva de gasto logístico; es que el territorio está plagado de vallas publicitarias con la cara de su candidato cuando aun faltan casi cuatro meses para votar. El ‘Sonríe, ya llega el cambio’ de Carlos Mazón (¿por qué no la foto conjunta con María José Catalá, por cierto?) se ha hecho casi omnipresente en numerosos emplazamientos en calles y accesos a las principales ciudades. Una campaña así no es nada barata, teniendo en cuenta que en 2019 la fallida inversión en Isabel Bonig ya dejó un debe importante en la cuenta del PP autonómico que tardó algún tiempo en digerirse.

La estrategia de los de Puig es diametralmente opuesta. Una realidad paralela en el juego de las percepciones ciudadanas para repetir una tercera legislatura. En cuestión de ‘share’ estaría bien saber quién sacó más rendimiento al sábado noche. Si la foto con Rajoy y Aznar, o el jaleo del 'president' entre los eurofans del Benidorm Fest, que le recibieron con aplausos y loas ante las cámaras de RTVE. "Ya te siento como de mi familia. Mira Ximo, te presento a la yaya Carmen”, le dijo la ilicitana Blanca Paloma tras ganar el certamen. Quizás la nueva política sea eso.

El barón socialista ha trazado un plan distinto: encomendarse al perfil institucional, enmendar la idea de que se viene un cambio y congelar el ambiente político, como ya hizo en las autonómicas de 2019, en esta ocasión flanqueado por los muchos alcaldes del PSPV-PSOE que optan a repetir mandato. De la burbuja de la política 'nacional' a la burbuja valenciana. Una Operación Frozen segunda parte. ¿Lo conseguirá? Es una incógnita. La cuestión es si la patente movilización que el PP está tratando de imprimir en estas semanas previas al arranque de la precampaña tras la Semana Santa de abril se sostendrá durante suficiente tiempo y si los socios del Botànic serán capaces de contrarrestar con la suya propia cuando llegue el momento de hacer la última llamada a las urnas. Lo sabremos el 28M. Sonrían, ya queda menos.

Que el PP está enchufadísimo de cara a la próxima campaña de las municipales y autonómicas ya no puede negarlo nadie. Mientras en las filas del PSOE se debate sobre si Pedro Sánchez sumará o restará a sus barones el próximo 28 de mayo, en la formación conservadora reina la percepción de que una ola de cambio es posible, con la recuperación de importantes plazas territoriales como antesala de las generales. Si esto será así o si se está construyendo una burbuja de percepciones está por ver. Los populares son los primeros interesados en calentar el ambiente preelectoral, presentar la cita primaveral como una primera vuelta y propiciar la mayor movilización posible entre sus votantes.

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