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Semana caliente en Mercadona o por qué señalar a los Juan Roig da alas a los Del Pino
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Víctor Romero

Nadie es perfecto

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Semana caliente en Mercadona o por qué señalar a los Juan Roig da alas a los Del Pino

La cadena de supermercados presentará esta semana su balance de 2022 con un fuerte aumento de ventas al haber trasladado el aumento de costes a los precios. La cuestión es si el beneficio ha crecido igual o no

Foto: Ximo Puig, Juan Roig y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. (EFE)
Ximo Puig, Juan Roig y el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. (EFE)
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No se pretende hacer aquí una hagiografía de la figura de Juan Roig. Duro con sus proveedores, idolatrado hasta extremos algo sonrojantes por algunos de sus subordinados, ha construido una organización que mueve más de 25.000 millones de euros con un comité de dirección de primus interpares que tendrá que reinventar forzosamente cuando aborde en serio la sucesión. Su voz es, en ocasiones, orden y mando incluso entre quienes no dependen de él a fin de mes. Quien ha osado desafiarlo ha sufrido los silencios sociales. Nadie es perfecto.

Este martes, Juan Roig volverá a comparecer ante los medios de comunicación para dar cuenta de los resultados y el balance de gestión de Mercadona en 2022. Y lo hará en un contexto de polémica por el incremento de los precios de los alimentos en los lineales del supermercado y la presión política que partidos como Podemos están ejerciendo para intervenir las tarifas, pese a los riesgos que ello podría conllevar. La fórmula Macron, que nace del voluntarismo y la renuncia pactada a los márgenes en algunos productos, se perfila como más factible.

La cuestión es que Mercadona presentará esta semana un importante incremento en el volumen de ventas, derivado de la propia repercusión en las tarifas del incremento de costes por la inflación. Se esperan subidas de la cifra de negocio por encima de los dos dígitos. La duda estriba en saber si, como denuncian los morados, Roig ha aumentado o no los ya de por sí estrechos márgenes del sector de la distribución y si ha incrementado sus beneficios (680 millones en 2021) al mismo ritmo que las ventas en un contexto de presión en la cesta para las familias. Es decir, si la subida de precios obedece al deseo de ganar más (legítimo por su parte, siempre se puede comprar en Consum o Lidl) o ha sido consecuencia, como parece, de la necesidad de adaptarse a la presión aguas abajo de la cadena de valor y de suministros.

Foto: Vicente Boluda, en la clausura de la Asamblea de AVE de 2023.

El empresario valenciano siempre ha defendido la obligación de los emprendedores de ganar dinero y generar beneficios para poder reinvertir y seguir generando tejido económico. Roig también se ha distinguido por mantener un discurso de compromiso con su país más allá de lo etéreo y lo simbólico. “Los españoles tenemos que pagar impuestos, y quienes tenemos más debemos pagar más”. La frase es suya y aprovecha cada discurso público para recordarlo. Seguro que sus asesores encontrarán después la forma de optimizar la factura fiscal dentro de la ley. Pero el mero hecho de verbalizarlo ya marca una diferencia frente a otros patronos a los que cuesta tanto ver fuera del discurso impostado de la curva de Laffer. El medio es el mensaje.

Se ha echado en falta entre los analistas de la 'City' un capón, un disparo de nieve a la fuga de Ferrovial

El dinero es libre y las decisiones sobre qué hacer con él también. Sin embargo, los hay que sucumben al tiogilitismo y los que no. Antes que destinar millonarios dividendos anuales a comprar toneladas de ladrillo en Nueva York y Londres, Roig se ha inventado eso del “legado”, que suena algo pretencioso, es cierto, pero se traduce en múltiples iniciativas en beneficio del lugar en el que vive: una fábrica de empresas y empresarios, una aceleradora sin mayor vocación financiera que servir de central de gasto para apoyar a cientos de emprendedores, la promoción del deporte y sus valores a través de una fundación que ha hecho del Maratón de Valencia uno de los mejores del mundo, una escuela y un equipo de baloncesto de primer nivel que en unos meses jugará un nuevo pabellón levantado a pulmón con 80 millones de euros de dividendos de Mercadona…

Foto: El primer ministro de Luxemburgo, Xavier Bettel. (Reiters) Opinión

De ahí la enorme torpeza de Podemos al tildar de “despiadado” el capitalismo de Roig, quien, por cierto, ha actualizado al IPC los salarios de sus 96.000 empleados, y hacerlo además desde la atalaya del Gobierno. Un ataque personal que ahora hemos visto cómo ha sido reciclado como perfecto antídoto contra el reproche a la fuga holandesa de Ferrovial, cuyo presidente, Rafael del Pino, es de los que prefiere montar mercantiles en Países Bajos mientras esquía por las colinas de los parques naturales canadienses, coronados sus picos en helicóptero privado. Su reino ya no es de este mundo.

El Gobierno de Pedro Sánchez, atrincherado en sí mismo en los últimos meses, ha pecado de falta de mano derecha con la élite patronal. Quién iba a imaginarse a la muy sistémica Nadia Calviño riñendo en público una decisión empresarial. Las salidas de tono populistas de los dirigentes de Unidas Podemos ya no eran noticia. Su empeño en demonizar y trazar una raya de brocha gorda entre los de arriba y los de abajo, los capitalistas y la fuerza del trabajo, los buenos y los malos, el blanco y el negro, emponzoña el debate, liquida los espacios de consenso, diálogo y acercamiento. Paupérrima política de 240 caracteres.

Pero que eso sea así no impide que se haya echado en falta entre los analistas salmón de la City española algún capón, un disparo de nieve, un reproche aunque fuera tímido a Rafael del Pino. Cuesta creerse que la fuga de una de las cotizadas del Ibex 35 a un país conocido por las ventajas fiscales a las multinacionales obedezca tanto a razones de coyuntura política interna. ¿Había menos inseguridad jurídica en España cuando Del Pino decidió constituir su mercantil holandesa, Rijn Capital B.V., para traspasarle el 22,4% de las acciones que posee de Ferrovial? ¿No ha tenido nada que ver en su desafección patria el conflicto que arrancó hace más una década con la Agencia Tributaria por importe de 200 millones por expatriación de dividendos? ¿Se jugaba Ferrovial su futuro financiero y como empresa global quedándose en España? ¿Pero no iba a ser Alberto Núñez Feijóo el próximo presidente del Gobierno?

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una comparecencia en Dublín esta mañana. (EFE/Moncloa/Fernando Calvo)

La sensación es que alguno ha encontrado en la actual coyuntura de polarización y ruido político la ventana perfecta para ejecutar una mudanza pergeñada mucho antes, dejando atrás su propia historia empresarial. El dinero no tiene patria, es cierto. Busca su mejor refugio. Pero hay muchas formas de usarlo. Es curioso que algunos se echen las manos a la cabeza ante cualquier aventurerismo indepe en Cataluña pero ejerzan de voceros de la radical libertad empresarial para cambiar seis décadas de razón social española por oportunismo económico. Superliberales en lo pecuniario, guardianes de la ortodoxia territorial en lo político-identitario. Curioso mejunje.

La Unión Europea tiene un problema claro de armonización fiscal y unidad en su mercado de capitales. La figura de la Sociedad Anónima Europea está muy bien si nace para que todos los estados miembros puedan aspirar a tener un supercampeón empresarial en su territorio. Es verdad que cada uno es corresponsable de sus decisiones y de sus políticas. No ser business friendly tiene sus costes. Se paga. Pero no parece buen camino dejar que algunos conviertan el continente en un bazar fiscal a la caza de transnacionales. Eso está pasando. No pasa nada por decirlo. Tampoco debería verse una herejía decir que no todos los empresarios son iguales. Todos los Juan Roig no son los Rafael del Pino. Ni viceversa. Aprendamos a distinguirlos.

No se pretende hacer aquí una hagiografía de la figura de Juan Roig. Duro con sus proveedores, idolatrado hasta extremos algo sonrojantes por algunos de sus subordinados, ha construido una organización que mueve más de 25.000 millones de euros con un comité de dirección de primus interpares que tendrá que reinventar forzosamente cuando aborde en serio la sucesión. Su voz es, en ocasiones, orden y mando incluso entre quienes no dependen de él a fin de mes. Quien ha osado desafiarlo ha sufrido los silencios sociales. Nadie es perfecto.

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