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El sándwich que espera a Ximo Puig (y Diana Morant y Bielsa)
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Víctor Romero

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El sándwich que espera a Ximo Puig (y Diana Morant y Bielsa)

Se viene una legislatura de confrontación entre Valencia y Moncloa si Sánchez logra la investidura. El PSPV se va a quedar en medio de una batalla de la que saldrá dañado

Foto: Diana Morant, Pedro Sánchez y Ximo Puig, en un mitin en Valencia en la campaña del 23-J. (EFE/Kai Forsterling)
Diana Morant, Pedro Sánchez y Ximo Puig, en un mitin en Valencia en la campaña del 23-J. (EFE/Kai Forsterling)
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Lo del Puerto de Valencia ha sido solo un ensayo. Una primera prueba de fuego que culminará a finales de noviembre/principios de diciembre en el escenario que está preparando en Madrid la Fundación Conexus que preside el abogado Manuel Broseta. En lo que será la II Cumbre Empresarial Madrid-Comunidad Valenciana, con la logística y el transporte como ejes sectoriales de la reunión, el grueso de los empresarios con intereses en la súperampliación portuaria elevará el tono para reclamar al Gobierno que autorice definitivamente la obra multimillonaria.

Este tipo de encuentros ha venido siendo más una oportunidad del equipo médico habitual para coger el AVE y pasar el día en Madrid, solventar algunos de sus asuntos y verse las caras después en algún copetín en el que el ratio de empresario valenciano por empresario madrileño viene siendo de 10 a 1, que de saraos y eventos anda bastante saturada la capital del Reino.

Por aquello de enlazar bien con los poderes económicos y la burguesía valenciana, el socialista Ximo Puig elevó casi a categoría de embajador de la Generalitat a Broseta, cediéndole gratis el edificio de la Administración autonómica en la calle Españoleto con el encargo de contactar con "los núcleos de decisión" (Puig dixit) en favor de los intereses de la Comunidad Valenciana. De aquel mandato no sabemos qué cuajó, pero Broseta, que, como cantaba Giorgio Gaber, siempre fue más de destra que de sinistra, ha invitado a la reunión de Conexus, esta vez sí, a los dos presidentes autonómicos, Isabel Díaz Ayuso y Carlos Mazón, quienes si no ocurren contratiempos celebrarán su primer encuentro bilateral bajo el paraguas de la Fundación empresarial. Ayuso, recordemos, ya estuvo en el pleno de investidura del nuevo president, al que, por cierto, no acudió un Alberto Núñez Feijóo que deshojaba esos días la margarita de su relación con Santiago Abascal.

Foto: Carlos Mazón acude a la primera jornada de la sesión de investidura. (EFE/JP Gandul)

Mazón y Ayuso, decíamos, es seguro que coincidirán en reivindicar ante Pedro Sánchez la importancia de sacar adelante la infraestructura, deslizarán advertencias sobre supuestos pactos ocultos con ERC y Junts en favor del Puerto de Barcelona y estrenarán así como barones populares un primer frente de oposición política al nuevo Gobierno del PSOE y Sumar, si finalmente el líder socialista resulta investido antes del 27 de noviembre, algo que todavía está por ver.

En ese ambiente de confrontación política que viene, donde el PPCV y el Consell de la Generalitat en coalición con Vox están preparando la pólvora reivindicativa (financiación autonómica, inversiones en Presupuestos Generales del Estado, agua…), van camino de quedar emparedados el PSPV y Compromís, que todavía no han digerido la derrota del 28-M.

Con la figura de Ximo Puig basculando entre un rol indefinido de reina madre y jarrón chino (se borró de la primera sesión de control a Carlos Mazón), los socialistas valencianos viven una calma chicha a la espera de que arranquen los procesos congresuales internos, probablemente no antes del verano de 2024. Nadie sabe si Puig terminará por dar el paso atrás (ya se van apagando las voces que lo promocionaban como ministrable) y se abrirá a un nuevo liderazgo de la mano de Diana Morant, Carlos Fernández Bielsa, Alejandro Soler o algún otro tapado. Hasta el nombre de José Luis Ábalos sigue sin descartarse.

Foto: Ximo Puig, en las Cortes Valencianas. (EFE/Manuel Bruque)

Lo que es seguro que es que el sándwich será para todos ellos. Enfocados como están en la cosa orgánica, aunque sea todavía en formato de baja intensidad, la segunda federación del PSOE corre riesgo de despertarse una mañana agujereada por un fuego cruzado Valencia/Madrid del que seguro que va a sacar ventaja el popular Mazón.

Ximo Puig descubrió muy pronto que, en términos de relato político, vivía mucho mejor contra Mariano Rajoy que con Pedro Sánchez en la Moncloa. No hay mejor prueba de ello que el hecho de haber perdido la Generalitat pese a tener a su partido sentado en la presidencia del Gobierno y ocupando todos los ministerios inversores. No le sirvió de mucho. Al contrario, le perjudicó. Es seguro que el nuevo presidente autonómico conservador no dejará pasar la oportunidad de tratar de convertir a Sánchez en culpable de todos los males que asolan a la Comunidad Valenciana, marcando una raya para señalar dónde se sitúa cada uno. Los buenos y los malos valencianos. Ya está generando las complicidades necesarias, tanto económicas como mediáticas.

El PSOE afronta la próxima legislatura con un boquete considerable en el poder territorial y la Comunidad Valenciana, como Andalucía, son piezas claves de ese puzzle. La delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, que es además vicesecretaria del PSPV, ha lanzado a Moncloa vía informes periódicos las advertencias pertinentes sobre lo que está por venir. En un partido de orden, se estarían creando grupos de trabajo, organizando los comités de resistencia con enlaces con Ferraz y cargando las baterías defensivas para tener alguna opción de que la siguiente cita electoral de 2027 no sea la de la confirmación de una nueva larga etapa de gobiernos autonómicos del PP. Pero hablamos del PSPV, y su pasado de ombliguismo y cainismo no augura lo mejor para su futuro.

Lo del Puerto de Valencia ha sido solo un ensayo. Una primera prueba de fuego que culminará a finales de noviembre/principios de diciembre en el escenario que está preparando en Madrid la Fundación Conexus que preside el abogado Manuel Broseta. En lo que será la II Cumbre Empresarial Madrid-Comunidad Valenciana, con la logística y el transporte como ejes sectoriales de la reunión, el grueso de los empresarios con intereses en la súperampliación portuaria elevará el tono para reclamar al Gobierno que autorice definitivamente la obra multimillonaria.

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