Es noticia
Por qué hay que escuchar lo que diga Valencia en el próximo pulso por el timón de la CEOE
  1. España
  2. Comunidad Valenciana
Víctor Romero

Nadie es perfecto

Por

Por qué hay que escuchar lo que diga Valencia en el próximo pulso por el timón de la CEOE

El vicepresidente de la patronal y líder de la CEV, Salvador Navarro, comienza a posicionarse por si Garamendi decide no repetir. Sus votos pueden tener la llave con CEIM frente a Sánchez Llibre

Foto: Salvador Navarro y Antonio Garamendi. (Rober Solsona/Europa Press)
Salvador Navarro y Antonio Garamendi. (Rober Solsona/Europa Press)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Es leer las opiniones públicas sobre la OPA hostil del BBVA sobre el Sabadell del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y su vicepresidente valenciano, Salvador Navarro, y hacerse cábalas sobre si ha enturbiado una de las parejas de hecho mejor avenidas del mundillo patronal patrio. El empresario vasco no ha dudado en disparar contra la posición del Gobierno y sus trabas a la operación financiera, mientras el segundo se ha alineado con Josep Oliu en la defensa de la independencia del banco vallesano. La divergencia invita a intuir un distanciamiento. Nada más lejos de la realidad. Obedece solo al anclaje territorial de cada uno.

La Asamblea de la patronal española aprobó el año pasado liquidar la limitación de dos mandatos que introdujo Juan Rosell y abrió la puerta a una tercera presidencia de Garamendi a partir de 2026. El tope temporal ha sido eliminado también por la Confederación Empresarial Valenciana (CEV), de forma de Navarro podrá revalidar su cargo al frente de esta organización unos meses antes de que le llegue el turno al dirigente patronal vasco. Quienes conocen la relación entre ambos saben que comparten una sociedad de socorros mutuos. Garamendi contó desde el primer momento con los avales y apoyos de la organización levantina cuando el catalán Josep Sánchez Llibre (Foment del Treball) comenzó a tocar fichas para intentar moverle la silla desde Barcelona, incluso sondeando a Navarro para que compitiera contra Garamendi, en una alianza que el valenciano rechazó por lealtad al actual jefe de la CEOE.

El respaldo de Navarro siempre ha tenido agradecimiento de vuelta cuando lo ha necesitado. El empresario nacido en Valencia en 1963 ocupa hoy la deseada presidencia de la Comisión de Relaciones con las Cortes, antes en manos de Foment, un puesto para nada despreciable en el reparto de tareas de la patronal española y desde el que se dirimen no pocos asuntos cuando toca relacionarse con los grupos parlamentarios en la redacción de proyectos legislativos. El caso de Glovo es el mejor ejemplo de que no siempre los intereses confluyen. Donde Foment del Treball veía autónomos, la mayoría de la CEOE tenía claro que había que pactar la Ley Rider. Glovo acabó dándose de baja en la organización y pegando el portazo.

Foto: Josep Oliu y Carlos Torres, presidentes de Sabadell y BBVA Opinión

Tras una etapa de relación institucional más que correcta con el socialista Ximo Puig, hasta el punto de llegar a recibir el apelativo oficioso de conseller en la sombra, una de las primeras cosas que hizo Salvador Navarro tras el cambio de Consell el año pasado fue llevarse de la mano a Garamendi al Palau de la Generalitat para presentar credenciales al popular Carlos Mazón. Hoy, la relación con el barón del PP es igualmente excelente. No dejen fuera de la ecuación que al menos dos de los vicepresidentes de la patronal valenciana, Vicente Lafuente (Femeval) y Federico Fuster (Hosbec), tienen hilo directo con el dirigente conservador. Todo en orden. Mazón presentó al jefe de la CEV hace pocos meses en un desayuno en Madrid, del mismo modo que Garamendi acude siempre la llamada de su colega mediterráneo.

La última vez fue el pasado 21 de mayo en un acto organizado en la sede de la CEOE en Madrid a la que el empresario del sector logístico se llevó a una parte de lo más granado de la clase empresarial de su autonomía para hacerse la foto bajo el lema Unidad para ser más influyentes y tratar de vender reivindicación local (financiación, agua, inversiones…). Como suele ocurrir en estos saraos por el Madrid DF, la cosa quedó en excursión en AVE para volverse a casa a cenar sin grandes impactos en la agenda capitalina. Pero todo es cuestión de prueba y error en eso de manejarse en el influitivo. La Fundación Conexus de Manuel Broseta lleva años tratando de abrirse un hueco y, aunque ha ido ganando nombre y conocimiento, todavía suda cada gestión de lobby en favor de sus asociados. Lo del poder valenciano tiene mucho de mito. Otra cosa son los business de cada uno y los contactos con el deep state tecnocrático, el que de verdad manda.

En ese juego de relaciones cruzadas, donde CEIM está a partir un piñón con la popular Isabel Díaz Ayuso y en Foment del Treball se aplaude el cambio político en Cataluña con el presidenciable socialista Salvador Illa al frente, la posición valenciana puede decantar otra vez la balanza en 2026. Navarro volverá a poner los 30 votos de la CEV a disposición de Garamendi si decide pelear un tercer mandato. A las organizaciones territoriales (CEIM, con 45 votos y Foment, otros 45, son las mayoritarias) hay que sumar el peso de las sectoriales, más de 200, y las siempre presentes ATA o la federación de las pymes, Cepyme, de la que Salvador Navarro fue presidente y a la que organizaciones alternativas como la catalana Pimec (integrada en Foment) tratan de desplazar del monopolio de la representación.

Pero, consciente del rol de bisagra, el dirigente empresarial valenciano ha comenzado a moverse y anticipar un plan en el que ya trabaja el equipo que dirige la secretaria general de la CEV, Esther Gilabert. Navarro ha expresado en público y en privado que si su amigo Garamendi decide dar un paso atrás, él está a disposición de tomar el relevo del liderazgo nacional de la CEOE. El mensaje es un aviso a navegantes como Sánchez Llibre, pero también para la madrileña CEIM que dirige Miguel Garrido, que probablemente necesitará a la CEV para frenar los objetivos de Foment y su deseo nostálgico de recuperar para la burguesía catalana la influencia perdida por la aventura fallida del procés. Sería el primer líder valenciano de la patronal española fundada en 1977 por Carlos Ferrer Salat (Barcelona), que han presidido también José María Cuevas (Madrid), Gerardo Díaz Ferran (Madrid) y Juan Rosell (Barcelona). Todo son cábalas tempraneras. Pero dos años pasan volando, y en estas cosas de la política (empresarial, pero política al fin y a cabo) el que no se mueve no sale en la foto.

Es leer las opiniones públicas sobre la OPA hostil del BBVA sobre el Sabadell del presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y su vicepresidente valenciano, Salvador Navarro, y hacerse cábalas sobre si ha enturbiado una de las parejas de hecho mejor avenidas del mundillo patronal patrio. El empresario vasco no ha dudado en disparar contra la posición del Gobierno y sus trabas a la operación financiera, mientras el segundo se ha alineado con Josep Oliu en la defensa de la independencia del banco vallesano. La divergencia invita a intuir un distanciamiento. Nada más lejos de la realidad. Obedece solo al anclaje territorial de cada uno.

Noticias de Comunidad Valenciana
El redactor recomienda