La transición energética es la gran oportunidad para transformar el modelo económico

El modelo económico en la Comunitat Valenciana viene mostrando síntomas de agotamiento, debido fundamentalmente a sus limitados niveles de productividad, que la han relegado en las últimas décadas a las posiciones de cola en el ranking de renta per cápita de las comunidades autónomas. Se hace necesario un cambio hacia nuevas formas de organización, nuevos modelos de negocio que permitan generar mayor valor añadido y un crecimiento económico sostenido que demande empleo de calidad.

La transición energética consiste en la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de generación limpias, para ir reduciendo los niveles de contaminación atmosférica hasta conseguir la neutralidad de las emisiones. Pero puede ser mucho más, puede ser el elemento catalizador para impulsar ese nuevo modelo económico que necesita la región.

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La Comunitat Valenciana dispone de abundantes recursos naturales para producir electricidad a partir de fuentes renovables, lo que constituye una auténtica oportunidad para reducir la dependencia energética. Por su parte, el autoconsumo, a través de todas las posibilidades de fuentes de generación limpias, permite asimismo limitar la dependencia del precio del mercado mayorista de electricidad, cuyo sistema marginalista de formación del precio se ha demostrado a todas luces ineficiente.

En cualquier caso, la sustitución de las fuentes de generación convencionales (a partir de combustibles fósiles) por fuentes de generación renovables debe conducir a una reducción automática del precio de la energía, habida cuenta de que los costes variables de generación de estas últimas son sensiblemente inferiores. De este modo, además de contribuir a frenar el deterioro medioambiental al que hemos estado sometiendo al planeta, conseguiremos una significativa rebaja de la factura energética, favoreciendo la moderación de la inflación y un mayor dinamismo de la economía de la mano de ganancias en competitividad del tejido productivo valenciano.

En este contexto, el sector eléctrico es un vector clave para la transición energética por cuanto, una vez completado su proceso de descarbonización, se puede avanzar en la electrificación del resto de sectores, como el transporte, el sector servicios y el industrial en los casos que ello sea viable en términos físicos y de rentabilidad económico-social. Existen empresas intensivas en consumo de energía como, por ejemplo, las empresas de fabricación de azulejos y pavimentos cerámicos, petroquímicas o textiles, para las que la electrificación no es una alternativa tecnológica factible, dadas las elevadas necesidades térmicas que requieren sus procesos de producción. En estos casos, la descarbonización se plantea a través de otras soluciones tecnológicas como el biometano, el hidrógeno verde o la captura, transporte y almacenamiento de CO2. El biometano o gas renovable es la alternativa de aplicación más sencilla, ya que puede inyectarse directamente a la red existente para el gas natural, sin necesidad de adaptaciones adicionales, si bien la capacidad de generación en la Comunitat es actualmente insuficiente.

En este sentido, cabe tener presente que la solución a la descarbonización no pasa por una única fuente de generación, sino que deben aprovecharse todas las fuentes de energía limpias disponibles, y perseverar en la investigación, desarrollo e innovación de nuevas formas de generación sostenibles. Por ejemplo, actualmente, los proyectos relacionados con la producción y la utilización del hidrógeno verde como fuente de energía en la Comunitat exceden los 1.600 millones de euros de inversión. Compañías como BP, Etra, Greene o Porcelanosa lideran proyectos de implantación de electrolizadores; Iberdrola impulsa la creación de una red de hidrogeneras, mientras que empresas de transporte como Vectalia, Stadler, Balearia, EMT, FGV o el Puerto de Valencia han manifestado interés en vehículos que utilicen hidrógeno verde. Además, diferentes centros de investigación de referencia de universidades públicas valencianas, como la UPV, la UV o la UJI, desarrollan proyectos para fabricar electrolizadores más eficientes.

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La apuesta por las energías renovables trae consigo asimismo nuevas oportunidades laborales asociadas a las demandas de los nuevos servicios energéticos, sentando las bases de la generación de conocimiento de una nueva industria en torno a las energías limpias, que también precisará desarrollos informáticos y estrategias de digitalización para optimizar tanto las infraestructuras como los procesos de producción y distribución de la electricidad.

Además, las ramificaciones de la transición energética se extienden a otros sectores estratégicos para la Comunitat, como el sector de la construcción (edificación sostenible, rehabilitación de edificios); el sector de la educación (formación y capacitación para adaptarse a las nuevas demandas laborales); el sector del transporte (movilidad sostenible a partir de vehículos eléctricos o de hidrógeno, investigación, desarrollo e innovación en baterías); los sectores de tratamiento de aguas y de la gestión de residuos (generación de biometano); o los sectores agrícola y ganadero (generación de biometano, posterior aprovechamiento del digestato reduciendo el uso de fertilizantes químicos, gestión sostenible de los bosques…). Todo ello contribuirá al desarrollo rural, a la lucha contra la despoblación y a la cohesión territorial, así como a la mejora de la calidad del aire y de la salud de las personas o a la protección de la biodiversidad, entre otros.

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No podemos perder la oportunidad que nos ofrecen los fondos europeos de recuperación, poniendo a disposición de las empresas una cantidad sin precedentes de recursos para la construcción de una sociedad basada en un modelo más sostenible, digital y resiliente, bien mediante fórmulas de colaboración público-privada, bien mediante la participación en proyectos impulsados por la Administración. En concreto, según la última actualización de datos de la Delegación del Gobierno a 26 de septiembre de 2022, en la Comunitat Valenciana se habrían asignado 84 millones de euros para financiar proyectos relacionados con el despliegue de energías renovables y el autoconsumo en los sectores productivo, residencial y público; 160 millones para financiar proyectos de movilidad sostenible y, en torno a 275 millones de euros, para la rehabilitación energética de viviendas. También es relevante el papel de los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) a los que pueden acogerse las entidades y empresas valencianas, así como su capacidad de atracción de inversión privada (gigafactoría del grupo Volkswagen-Seat).

Desde la Administración es necesario acompañar a las empresas que presenten iniciativas transformadoras sostenibles, verdaderas protagonistas de la transición. Para ello, ha de seguir potenciando la inversión (directa en empresas o a través de proyectos) en I+D+i en el desarrollo y despliegue de nuevas tecnologías renovables, en almacenamiento energético, en sistemas de gestión inteligente que permitan crear entornos tecnológicos y de factor humano especializados, así como insistir en las campañas de concienciación para trasladar los beneficios medioambientales y económicos derivados de la eficiencia y el ahorro energéticos y agilizar el procedimiento de autorización de nuevos puntos de acceso a la red.

Precisamente, superar el atasco administrativo para la tramitación de solicitudes de instalación de renovables es uno de los retos a los que se enfrenta la Administración para avanzar en los objetivos de la transición energética. Tanto la propia Comisión Europea, como el Gobierno central y la Administración Autonómica han manifestado la necesidad de acelerar las tramitaciones administrativas de los proyectos energéticos. Según un informe de la consultora PwC, los retrasos en la tramitación para el caso español son generalizados, y afectan a más del 75% de los proyectos evaluados, si bien existen diferencias significativas entre comunidades autónomas. De todos los trámites, la obtención de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) es la que tiene un mayor impacto temporal sobre el proceso total, pudiendo duplicar en media el tiempo de tramitación administrativa de una instalación.

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En la Comunitat Valenciana, se aprobó en abril una normativa por la que los proyectos en generación renovable se declaraban de interés estratégico o prioritario. Sin embargo, lo cierto es que la Comunitat ha incrementado su potencia instalada en energías renovables a lo largo de 2021 tan solo en 43MW, y, en lo que llevamos de 2022, en 6MW, cifras que contrastan con las de otras comunidades autónomas como Castilla-La Mancha y Extremadura, que han visto crecer su potencia instalada en renovables en más de 2.000MW, o Aragón y Andalucía, en más de 1.000MW.

Concretamente, un total de 452 proyectos de energías renovables con una potencia asociada total de 7.000 MW se hallan actualmente en proceso de tramitación en la Comunitat. Profesionales del sector advierten del peligro de que un porcentaje importante de estos proyectos decaigan finalmente debido a la dilación de la obtención del procedimiento de autorización. El aluvión de solicitudes presentadas puede haber excedido la capacidad de la Administración competente para conceder los permisos (el Ministerio para la Transición Ecológica para proyectos de más de 50MW y, en general, las Comunidades Autónomas para el resto). Es imprescindible dotar de recursos humanos suficientes y modificar los procesos necesarios para acortar los tiempos de respuesta porque hay demasiado en juego.

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La implicación, tanto del sector público, como del privado, en el proceso de transformación energética es necesaria, ya que trasciende el área de la energía y afecta al modelo económico y social. Aprovechando toda la potencialidad de los recursos naturales de la Comunitat Valenciana para producir energía a partir de fuentes de generación renovable (solar, eólica terrestre y marina, biometano, hidrógeno verde, geotermia, aerotermia, mareomotriz…), fomentando y consolidando la atracción de talento y la inversión en actividades de desarrollo e innovación tecnológica capaces de generar valor añadido, y promoviendo la economía circular, la eficiencia y el ahorro energéticos, el proceso de transición energética puede convertirse en parte esencial de la respuesta a la necesaria transformación del modelo económico valenciano.

* Dolores Furió es profesora de Economía Financiera de la Universidad de Valencia.