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La brecha valenciana, también en la captación de inversión directa extranjera
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La brecha valenciana, también en la captación de inversión directa extranjera

El crecimiento económico y la creación de empleo dependen en gran medida de la inversión y aunque la Comunidad Valenciana disfruta de una tendencia histórica positiva la diferencia con otras regiones persiste

Foto: Un operario trabaja en la planta que Ford tiene en Almussafes. (EFE/Biel Aliño)
Un operario trabaja en la planta que Ford tiene en Almussafes. (EFE/Biel Aliño)

El crecimiento económico y la creación de empleo dependen en gran medida de la inversión. Un tipo de inversión de gran impacto en el desarrollo de un territorio es la inversión directa extranjera (IDE). La Comunidad Valenciana disfruta de una tendencia histórica positiva en esta variable, pero persiste la brecha con respecto a otras autonomías, ya que algunos factores estructurales obstaculizan su reducción.

La Comunidad Valenciana concentró el 2,9% del total del flujo de IDE captado por España en 2021. Este porcentaje está muy lejos del peso de la economía valenciana en la nacional, situado en el 9,3% por PIB o el 9,8% por empleo. Aunque la razón más importante de esta brecha es el conocido como efecto sede (un ejemplo notorio es el caso de Ford, cuya sede social está radicada en la Comunidad de Madrid, donde se contabiliza la inversión foránea, mientras que su factoría está situada en Almussafes, donde están los empleados y se materializan las inversiones), incluso corregido con el análisis del empleo asociado a la IDE, el peso se sitúa en el 7,1%. Es decir, un porcentaje claramente por debajo del tamaño de Comunidad en la economía nacional. Esta situación se repite en el análisis micro de la IDE realizado con las filiales de matrices extranjeras, el principal agente vehiculador de la IDE en los territorios receptores. La región tiene el 7,2% de las filiales de matrices extranjeras de España, mientras que en su territorio se encuentra el 10,5% del total de empresas nacionales.

Entre los factores que obstaculizan la reducción de la brecha destacan la concentración de la inversión en ciertos sectores, el origen geográfico poco diversificado de la inversión y el pequeño tamaño de las empresas que canalizan este tipo de inversión. La transformación del modelo productivo requiere de una creciente presencia de sectores tecnológicos y de alto valor añadido en la economía. La entrada de IDE a estos sectores es clave por el marcado acento global de la tecnología. Sin embargo, en la Comunidad Valenciana sólo el 10,9% de la IDE se dirige a los sectores de mayor esfuerzo en I+D+i+TICs, mientras que más de la mitad de la inversión extranjera se destina a la Industria manufacturera (50,9%, 37 puntos porcentuales más que en España), la quinta rama de actividad (de 13) por esfuerzo inversor en I+D+i+TICs. Por otro lado, la IDE recibida por la Comunidad Valenciana tiene una alta dependencia de Europa, ya que el 83,4% procede de ese mercado, 20 puntos porcentuales más que en el conjunto de España. Además, hay regiones como Asia o Latinoamérica desde donde prácticamente ya no llega inversión a la región. Finalmente, hay que recordar que el esfuerzo inversor se canaliza a través de empresas y el tamaño medio de las filiales valencianas de matrices foráneas es muy pequeño en comparación con el promedio nacional, además de que se ha reducido en los últimos años, lo que frena el impacto de la IDE en nuestro territorio y el volumen invertido por compañía.

Foto: Vista de las instalaciones de una empresa de Valencia. (EFE/Biel Aliño) Opinión

La Comunidad está lejos de la competitividad de las regiones europeas punteras, pero también de las regiones españolas que son nuestras competidoras directas a la hora de captar IDE. El origen de nuestra modesta competitividad es complejo, encontrando su explicación en razones históricas, sociológicas y económicas. Mejorar nuestro atractivo para el capital foráneo pasa por mejorar nuestra competitividad. Por tanto, todo aquello que nos haga mejorar en competitividad mejorará la inversión en general, y la IDE en particular. No obstante, la captación de IDE debe verse como un objetivo primario y no como consecuencia de otras metas generales para el conjunto de la economía valenciana. El factor sector es un buen punto de partida para la reflexión estratégica en esta materia. Parece razonable focalizar los esfuerzos públicos en aquellos sectores de actividad donde la Comunidad tiene ventajas competitivas. Desgraciadamente hay pocos sectores que gocen de tal condición. Hostelería y Actividades financieras y de seguros presentan niveles de productividad superiores al promedio español, pero suponen menos del 8% de nuestro valor añadido bruto (VAB). Administraciones públicas, educación, sanidad y servicios sociales; y Agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, rozan la productividad media nacional, y el primero supone una gran parte de nuestro VAB (18,6%), lo que le confiere una gran capacidad tractora de la economía valenciana. Probablemente, los esfuerzos encaminados a captar más IDE serán más productivos si se orientan de forma prioritaria a estas ramas de actividad. Además, considerando que un elevado porcentaje del capital extranjero entra comprando empresas ya instaladas en la región, las iniciativas conducentes a elevar el nivel de información entre la oferta y demanda elevará su probabilidad de encuentro. En este punto, las asociaciones empresariales son clave para informar de las posibles opciones de compra, así como la creación de proyectos con empresas especializadas en el asesoramiento en la compraventa de firmas activas en nuestro territorio.

Foto: La sede de Innsomnia, en la marina de Valencia, acogerá el centro de computación de la ONU. (EFE/Vicent Bosh) Opinión

El apoyo institucional a la diversificación de orígenes es un reto que debería abordarse a corto plazo, especialmente la procedente de EEUU y China, países líderes mundiales en inversión en I+D. Tampoco deben minusvalorarse otros orígenes. Por motivos geográficos, culturales e idiomáticos, España es un puente de doble dirección entre América Latina y Europa, pues las empresas europeas usan a España de trampolín para su desembarco en América Latina y al contrario, los países latinoamericanos fijan sus filiales aquí como primer paso para su internacionalización en otros países europeos. El efecto capitalidad hace que Madrid sea la gran beneficiada de estas estrategias internacionales. A pesar de ello, la Comunidad debería intentar elevar su participación en este mercado, especialmente en los sectores en los que más ventaja competitiva tiene. Por ejemplo, hay sectores donde somos muy competitivos y estamos especializados, como Hostelería, donde el porcentaje de filiales de matrices extranjeras de América Central, Caribe y Sur es nulo, al igual que el porcentaje de filiales de empresas valencianas en esas regiones.

Foto: Los guantes hápticos de la firma valenciana Neurodigital Technologies se utilizan para simulaciones de la Nasa. (EFE/Ana Escobar) Opinión

Finalmente, la decisión sobre el tamaño empresarial depende de factores internos a la empresa, pero también de otros sectoriales e institucionales. También aquí el papel de la administración es clave, favoreciendo la entrada de nueva inversión foránea en las filiales ya constituidas, suavizando o removiendo los obstáculos actuales, muchos de ellos vinculados a cuestiones burocráticas.

* Vicente Safón es investigador del Ivie y profesor de la Universitat de València

El crecimiento económico y la creación de empleo dependen en gran medida de la inversión. Un tipo de inversión de gran impacto en el desarrollo de un territorio es la inversión directa extranjera (IDE). La Comunidad Valenciana disfruta de una tendencia histórica positiva en esta variable, pero persiste la brecha con respecto a otras autonomías, ya que algunos factores estructurales obstaculizan su reducción.

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