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La renovación creativa o cómo hacer más rentable el turismo de litoral
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La renovación creativa o cómo hacer más rentable el turismo de litoral

Es el momento de apostar por una nueva lógica de trabajo más sostenida sobre la inversión en renovación para ofrecer entornos de mayor calidad de vida y experiencias turísticas de mayor valor añadido

Foto: Dos turistas se sacan una foto en Benidorm. (EFE/Morell)
Dos turistas se sacan una foto en Benidorm. (EFE/Morell)

La actual recuperación del turismo está dejando muchas lecturas de enorme interés que refuerzan la necesidad de actuar de manera más decidida en la reinvención de los espacios que han protagonizado el desarrollo turístico español: los destinos del litoral, banalmente denominados de “sol y playa”. Estos son todavía el icono de nuestra imagen internacional, representan el 65% de la actividad turística (ni más ni menos que 100.000 millones), pero tienen los mayores retos competitivos de cara al futuro.

La primera es que hay más ganas de viajar que de hacer otras muchas cosas y que el turismo es un sector de gran resiliencia; de ahí que en apenas nueve meses sin pandemia (los que se extienden desde abril a diciembre) el consumo turístico se haya disparado. En 2022 se consiguieron superar los niveles de actividad turística de 2019: 159.000 millones de euros, según la estimación que hacemos desde Exceltur. La segunda, que las zonas de mayor dinamismo de la demanda se identifican en los lugares tradicionales de disfrute del ocio vacacional, el litoral mediterráneo y las islas. La tercera, que las experiencias basadas en productos diferenciales que han sido renovados estos últimos años y se localizan en los lugares de mayor atractivo son los que mejor desempeño han registrado. La cuarta, que la mejora de los ingresos se ha conseguido más por un aumento en los precios, sin la necesidad de generar mayor afluencia y, por tanto, reduciendo la presión sobre los recursos territoriales y la población residente, explicado no solo por el aumento de los costes, sino por la necesidad de trasladar a los precios el mayor valor de los nuevos productos.

Foto: Dos trabajadores de la huerta valenciana recogen alcachofas. (EFE/Kai Försterling) Opinión

La quinta, que ello ha permitido la creación de un mayor y un mejor empleo por mejores servicios e ingresos y que la renovación y la subida de los costes de la energía ha permitido invertir en sistemas de mayor eficiencia y menos consumo de agua y generación de residuos. Y la última relevante (aunque habrá muchas más), que el impulso generado sobre la aceleración en la adopción digital en territorios, empresas, trabajadores y ciudadanos (turistas) ha promovido, además de una fuerte ganancia en eficiencia, la aparición de un nuevo perfil de comportamiento turístico bajo el nombre de nómadas digitales. Una posibilidad de deslocalización de desempeño laboral que supone una enorme oportunidad para atraer personas hacia los espacios de alta calidad de vida, que ellos mismos demandan.

La conjunción de estos elementos apunta, no solo a la relevancia y fortaleza de nuestro turismo de litoral, sino a los excepcionales resultados y capacidad de aportar valor de las inversiones en su reinvención, como se observa en aquellos escasos territorios que lo han aplicado de forma parcial, principalmente en sus instalaciones hoteleras y de restauración. Este es el caso de buena parte de Ibiza, donde en municipios como San José la renovación permitió pasar de un ingreso por habitación disponible de 52€ en 2010, ostentando la posición 13 de los municipios vacacionales españoles, al primer puesto en 2019, con 119,0€, o de Calviá en Mallorca, donde un ejercicio similar de reconversión en una parte de los hoteles de Magaluf favoreció pasar de 43,3€ en 2010 a 82€ en 2019.

Frente a esta realidad, se puede seguir dando fe del valor de estas renovaciones puntuales o impulsar definitivamente una gran operación país, bajo un nuevo paradigma de trabajo que supere las lógicas pasadas de la mera ocupación del territorio, principalmente de segundas residencias, para un uso estacional masivo, sostenido en un crecimiento de la afluencia, con un notable coste ambiental y un menguante reconocimiento social. Es el momento de apostar por una nueva lógica de trabajo más sostenida sobre la inversión en renovación integral de los espacios públicos y las instalaciones residenciales y de servicios de ocio ya existentes (sin ocupar más territorio), para ofrecer entornos de mayor calidad de vida y experiencias turísticas de mayor valor añadido, que promueva un modelo de crecimiento más basado en mejora de ingresos por mayor gasto, sin mayor afluencia, especialmente en los momentos de temporada punta, con un mejor y mayor empleo y un menor impacto ambiental. Una estrategia que sirva, a la vez, para ir atrayendo un mayor volumen de población activa (aprovechando, entre otros, a esos nómadas digitales), acompañado de proyectos empresariales en servicios avanzados y de profesionales liberales de base tecnológica, cuyo talento valora más la flexibilidad y la calidad de vida que pueden ofrecerles estos espacios renovados.

placeholder Tres mujeres caminan por la playa de Sagunto. (EFE/Kai Försterling)
Tres mujeres caminan por la playa de Sagunto. (EFE/Kai Försterling)

Afrontar este reto supone necesariamente abrir un debate sobre aspectos cruciales para hacerlo posible. Algunos suponen en sí mismos un gran proceso innovador, no exento de desafíos y cuestionamientos: la selección de los posibles territorios que pueden calificar para ser los primeros proyectos piloto que sirvan de laboratorios de acción, las medidas urbanísticas que puedan agilizar las necesarias inversiones privadas para renovar edificios e instalaciones, aplicando instrumentos disruptivos basados en incentivos con capacidad real de transformación, como dotar de mayor edificabilidad a los edificios ya construidos para hacer viables las inversiones en su renovación sin ocupar más territorio (el modelo que siguió Baleares en 2012 y que tan buenos resultados produjo para la reforma hotelera), los esquemas fiscales que doten de mayores recursos a los ayuntamientos (como hizo South Beach en Miami para financiar la reforma de sus espacios urbanos) y los vehículos financieros para generar la escala necesaria de inversión privada. Todo ello bajo el diseño de master plans de renovación urbanística, paisajística y generación de espacios de mayor atractivo, junto con revitalización comercial y nuevos proyectos de ocio y suelo para nuevas actividades económicas, complementado con la atracción de espacios de formación como generadores de vitalidad social y atracción de talento y sustentado bajo nuevos esquemas de movilidad más calmada. Su puesta en marcha debería incorporar acciones de reducción de la huella de carbono, la regeneración de ecosistemas y la aplicación de sistemas de circularidad.

Probablemente no haya una iniciativa más oportuna, necesaria e innovadora sobre la que haber diseñado el tan demandado PERTE del sector turístico español. Imaginemos 10 destinos piloto (2 de la Comunidad Valenciana), un plan a 10 años, con un primer plan operativo a 2026 para aprovechar los Fondos Next Generation, los mejores equipos mundiales trabajando en su diseño e implementación, su traslación a los principales operadores turísticos y de servicios avanzados y una gran campaña de comunicación internacional que traslade el compromiso y visión de España para liderar el diseño del turismo litoral del siglo XXI. Una nueva fase de prosperidad para un territorio estratégico del sistema español.

Foto: Operarios trabajan en la planta que Ford tiene en la localidad valenciana de Almussafes. (EFE/Manuel Bruque) Opinión

En turismo el debate sobre la innovación hoy se plantea en términos de digitalización y es verdad que la disrupción tecnológica puede hacer más eficiente el conocimiento del cliente, la comercialización de los productos, la gestión de las operaciones e incluso la gestión de los flujos y el disfrute de recursos en los destinos. Pero no debemos olvidar que el ser humano quiere seguir viajando para disfrutar de experiencias únicas basadas en servicios de alto valor añadido prestados en espacios de alta calidad de vida. El mayor reto es entender que la innovación turística supone romper los paradigmas pasados y alumbrar nuevas dinámicas de trabajo en los espacios más estratégicos, para no quedar fuera de lo que persiguen los clientes más interesantes con los que promover una mayor prosperidad y capacidad de preservación de la identidad local y los recursos ambientales de estos destinos del litoral para las próximas décadas.

* Óscar Perelli del Amo es director de Estudios de Exceltur.

La actual recuperación del turismo está dejando muchas lecturas de enorme interés que refuerzan la necesidad de actuar de manera más decidida en la reinvención de los espacios que han protagonizado el desarrollo turístico español: los destinos del litoral, banalmente denominados de “sol y playa”. Estos son todavía el icono de nuestra imagen internacional, representan el 65% de la actividad turística (ni más ni menos que 100.000 millones), pero tienen los mayores retos competitivos de cara al futuro.

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