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Capitalismo despiadado vs. empresas como fuente de dinamismo económico
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Capitalismo despiadado vs. empresas como fuente de dinamismo económico

El problema actual no es solo que se crean pocas compañías nuevas, sino que también cuesta que crezcan. De hecho, en la Comunitat Valencina desaparecieron 2.177 entidades solo en 2022

Foto: Directivos de Mercadona. (EFE/Kai Försterling)
Directivos de Mercadona. (EFE/Kai Försterling)

Últimamente se han alzado distintas voces criticando el papel de las empresas y de los empresarios, focalizando en algunos en particular, incluyendo empresas/directivos de la Comunitat Valenciana. Se ha asociado directamente inflación con aumento de márgenes y rentabilidad empresarial que, según se ha llegado a afirmar, se derivan de la voracidad empresarial de un capitalismo despiadado.

En paralelo a este debate mediático, existe otro más académico y en foros internacionales (OCDE, FMI, etc.) en el que se constata la reducción del dinamismo empresarial en la mayor parte de los países desarrollados. Aunque este es un fenómeno que comenzó antes, la crisis financiera de 2008 lo aceleró, y es más acusado en España y en la Comunitat Valenciana. Existen dificultades en nuestro país para la creación de nuevas empresas, que crezcan, sean capaces de generar empleo e innoven.

Foto: La conectividad es clave para acceder a las nuevas formas de producción. Opinión

Las estadísticas sobre sociedades mercantiles publicadas por el INE hace apenas unas semanas revelan que la destrucción de empresas en 2022 (26.207 empresas menos) fue la más alta desde que se recopilan estas estadísticas, 1995. En la Comunitat Valencina desaparecieron 2.177, un 12,4% más que en 2021. La aceleración en la destrucción de empresas se produce por el aumento del precio de las materias primas, y en particular de la energía, y del resto de costes. También por el incremento de gastos financieros asociados a la subida de tipos de interés.

Es normal que en estas condiciones desaparezcan compañías. En España existe, y ya existía antes de la crisis de la covid, un porcentaje no desdeñable de ellas, las denominadas empresas zombis, que, incluso en los años en los que la economía crecía a buen ritmo, no lograban rentabilidades suficientes para cubrir sus costes financieros. De hecho, de acuerdo con los datos de la Central de Balances del Banco de España, un 14,8% de las empresas en 2021 presentaron una rentabilidad ordinaria del activo inferior a los costes financieros, y un 28% de las empresas presentaron rentabilidades negativas en los tres primeros trimestres del 2022.

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De acuerdo con el concepto de la Destrucción Creativa que acuñó el economista Joseph Schumpeter a mediados del siglo pasado, la desaparición de empresas es una purga necesaria para hacer más eficiente la economía, al desaparecer las empresas de dudosa viabilidad. Sin embargo, desde mi punto de vista, el mecanismo que está fallando es la otra pata de la destrucción creativa: la creación de nuevas empresas. Las empresas que aparecen no lo hacen a suficiente ritmo, por lo que no llega savia nueva al tejido empresarial. Efectivamente, el ritmo al que aparecen empresas se ha ralentizado desde la Gran Recesión (salvo en 2021, que repuntó después de la covid), como también muestran las estadísticas de sociedades mercantiles.

La información de la Demografía Armonizada de Empresas que publica Eurostat y el INE (que depuran mejor la realidad de los nacimientos y muertes de empresas que las estadísticas mercantiles) muestra que el caso español y valenciano son particularmente llamativos si se comparan con otros países europeos. Se constata que de forma sistemática la tasa neta de creación de empresas (diferencia entre las nuevas que se crean menos las que desaparecen en proporción al saldo vivo de empresas) en España, y particularmente en la Comunitat Valenciana, son sistemáticamente negativas. Tanto en las etapas recesivas, pero también en las de crecimiento, como entre 2014 y 2019, se destruyeron más empresas que se crearon. De hecho, antes de la crisis de la covid, con un crecimiento económico robusto, España era el único país de entre los grandes europeos en el que se destruían un 0,9% de empresas más de las que se creaban. En la Comunitat Valenciana el diferencial era del 1,1%.

No solo se crean pocas empresas, sino que también cuesta que crezcan. Por ejemplo, en España el peso de las grandes empresas (0,13% del total de empresas y 32,2% del empleo) es menor al de otros países como Alemania (0,44% y 43,1%), Reino Unido (0,31% y 46,4%) o Francia (0,16% y 48,3%), aunque superior a Italia (0,10% y 24,2%).

Las nuevas empresas, y particularmente las que crecen rápido (conocidas como gacelas), tienen un papel crucial, pues la mayor proporción del nuevo empleo en una economía se genera en ellas. En España, el porcentaje de empresas de rápido crecimiento representa el 11,3%, ligeramente superior a la media de la UE, pero inferior a los países más dinámicos europeos como Suecia, Finlandia y Países Bajos.

La falta de creación de empresas se puede justificar por distintos motivos. Por un lado, los avances tecnológicos, organizativos, etc., están transformando rápidamente los mercados y las formas de producir. Las empresas nuevas suelen surgir como respuesta a estos cambios, pero se pueden estar produciendo dinámicas del ganador se lo lleva todo, en el que solo un conjunto de empresas son las que innovan e irrumpen y adquieren posiciones dominantes y poder de mercado. También existen trabas y barreras normativas y regulatorias que frenan la creación y el crecimiento empresarial. La nueva reforma legislativa conocida como la Ley crea y crece (Ley 18/2022), precisamente se dirige a estos aspectos.

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También se observan problemas para el acceso a la financiación ajena, especialmente en el caso de empresas nuevas e innovadoras que, en muchos casos, sus principales activos son intangibles. No olvidemos también la falta de vocación empresarial en España. Por ejemplo, la tasa de actividad emprendedora nacional según el Observatorio del Emprendimiento de España (Informe GEM de la Universidad de Cantabria) se sitúa en el 5,5% (5,3% en la Comunitat Valenciana), por debajo de la media de la UE (8,7%). La intención emprendedora de la población de 18 a 64 años alcanza en 2021 el 9% en España y el 8,4% en la Comunitat Valenciana, mientras que para la media de la UE la ratio alcanza el 15,1%.

Las empresas también tienen que hacer sus deberes. Cada vez son más importantes los aspectos de la responsabilidad social corporativa. Las empresas tienen que hacer ver a sus empleados y la sociedad en general su aportación, que debe ir más allá de la simple generación de beneficios. De acuerdo con la última oleada de la Encuesta Mundial de Valores, el 59% de los españoles no tenía demasiada o ninguna confianza en las grandes empresas. Esto debería de preocupar a las empresas y a sus patronales. Ahora bien, este nivel de desconfianza en las grandes empresas es similar al de otros países (50% en Italia, 53% en Francia, 59% o 74% en Alemania) y menor al que inspiran otras instituciones en España, con una desconfianza del 80% en los partidos políticos, 67% en la prensa o 65% en el parlamento, aunque mayor que otras como el sistema judicial (51%) y los sindicatos (43%).

Foto: Un operario trabaja en la planta que Ford tiene en Almussafes. (EFE/Biel Aliño) Opinión

Dadas estas carencias, y ante la posibilidad de más fugas de empresas, no es cuestión de criticar al empresariado. Se necesitan más empresas innovadoras y dinámicas, y más empresarios dispuestos a emprender y asumir los riesgos inherentes. Es necesaria la seguridad jurídica, estabilidad normativa, un sistema fiscal coherente y bien diseñado que cree los incentivos para el desarrollo empresarial. Se debe potenciar la vocación empresarial y eliminar las barreras para la creación y crecimiento corporativo. Y si en determinados sectores existen empresas con posición dominante, tenemos las herramientas de los supervisores de la competencia. Si hay situaciones de abuso de los trabajadores, también existen procedimientos laborales. No es necesario poner a todo el sector empresarial en la diana mediática.

*Juan Fernández de Guevara, investigador del Ivie y profesor de la Universitat de València

Últimamente se han alzado distintas voces criticando el papel de las empresas y de los empresarios, focalizando en algunos en particular, incluyendo empresas/directivos de la Comunitat Valenciana. Se ha asociado directamente inflación con aumento de márgenes y rentabilidad empresarial que, según se ha llegado a afirmar, se derivan de la voracidad empresarial de un capitalismo despiadado.

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