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¿Parada y fonda en el sector FinTech?
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¿Parada y fonda en el sector FinTech?

Los grandes 'hubs' tecnológicos españoles colaboran activamente con bancos. El valenciano, uno de los punteros del país, también. Ahora bien, ¿qué está pasando internacionalmente con las FinTech y cómo influye en su futuro?

Foto: (Reuters/Stefano Rellandini)
(Reuters/Stefano Rellandini)

Hace unos pocos años parecía que la industria tecnológica avanzada de servicios financieros -genéricamente denominada FinTech- iba a establecer una dura competencia para el sector bancario tradicional. Esto obligó a los bancos de toda la vida a acelerar sus estrategias de digitalización, acelerando su restructuración y su avance hacia un modelo de servicios de plataformas. No obstante, muchas cosas han cambiado, y ahora los bancos siguen avanzando en su transformación tecnológica, pero no está claro que vayan a ser absorbidos ni por servicios FinTech de entidades de tamaño medio o reducido ni por las grandes BigTech. El ambiente es, en gran parte, colaborativo y por encima del sistema competitivo planea una fuerte regulación que la banca ha tenido que asumir y que el resto de competidores intentan evitar a toda costa.

Foto: Foto: Reuters/Andrew Kelly.

En este punto, los grandes hubs tecnológicos españoles colaboran activamente con bancos. El valenciano, uno de los punteros del país, también. Y, además, puede beneficiarse del hecho de que el ambiente bancario que otrora era importante para la Comunidad Valenciana ahora ha recuperado fuelle con la implantación de sedes de grandes entidades financieras de nuestro país. Ahora bien, ¿qué está pasando internacionalmente con las FinTech y cómo influye esto en su futuro desarrollo?

La quiebra de Silicon Valley Bank, el principal banco para la industria FinTech de Estados Unidos, tendrá repercusiones. Durante cuarenta años, fue la principal entidad financiera para las nuevas empresas tecnológicas que surgían en California. A lo largo de los últimos años, prestó servicios a casi la mitad de las empresas emergentes respaldadas por capital de riesgo de Estados Unidos. Una vez asegurados todos los depósitos, incluso los que superaban los 250.000 dólares, por parte del Fondo de Garantía de Depósitos de EEUU. (FDIC, por sus siglas en inglés), el interrogante es cómo afectará dicha quiebra a la actividad de las FinTech. Por una parte, se estima que algunas pueden experimentar problemas de financiación. Se teme que, aunque se haya vendido la entidad, es probable que las líneas de crédito para las FinTech ya no estén disponibles del mismo modo que anteriormente. Bloomberg ha apuntado que cerca de 190 empresas FinTech están ya a la búsqueda de un nuevo prestamista.

Las pérdidas de estas conexiones pueden tener implicaciones que pueden ir más allá de un incremento de los problemas de financiación para el sector. Además, la quiebra de este banco, debido a las peculiaridades de su modelo de negocio y de sus clientes, puede conducir a una mayor regulación del sector FinTech. Algunos analistas apuntan a que los reguladores pueden aprovechar este caso para ser más estrictos con la actividad de las FinTech.

Tampoco en materia de su captación de recursos parece que sea el mejor momento para las FinTech. En el año 2021 se experimentó un boom de salidas a bolsa (IPO, por sus siglas en inglés) en esta industria. El balance no es del todo positivo. Muchas de las FinTech que salieron a bolsa han sufrido importantes caídas en sus valoraciones. El índice FinTech IPO que recoge la evolución de las valoraciones de cerca de 48 FinTech refleja una caída media del 54%. La mayor parte de estas FinTech cotizan en el Nasdaq.

Foto: El cofundador y CEO de Klarna, Sebastian Siemiatkowski. (Reuters/Lehtikuva Heikki Saukkomaa)

No obstante, su evolución ha sido peor que la de este índice de referencia para las empresas tecnológicas. Este menor apetito explica el parón en las salidas a bolsa que se vivió en 2022 y que parece se mantendrá en 2023. En general, muchas FinTech coinciden en que actualmente no es el momento propicio para abordar el mercado. Las tendencias inflacionistas, la caída de la actividad económica y la incertidumbre financiera con la quiebra de algunas entidades bancarias ligadas a este sector están generando un elevado grado de incertidumbre que se está traduciendo en mayores niveles de volatilidad en los mercados financieros. A pesar de este entorno complicado, algunas FinTech están logrando mostrar su capacidad para generar beneficios. En cualquier caso, como apuntan los expertos, parece que el mercado está exigiendo algo más que alcanzar el punto muerto contable. Sin duda, el año 2023 será una prueba de fuego.

Foto: Parte del equipo de Capchase

En España, en todo caso, parece que hay un caldo de cultivo y un ambiente financiero más equilibrado para un crecimiento orgánico. El sandbox español -el banco de pruebas para proyectos tecnológicos de esta índole- ha cumplido dos años. Ya se han lanzado un total de cuatro convocatorias. El balance que se hace de esta herramienta de innovación financiera es positivo. Desde que en enero de 2021 se abriese el plazo de presentación de solicitudes de la primera convocatoria del sandbox, se han recibido más de 90 solicitudes y más de 20 proyectos han comenzado a operar bajo el paraguas de este espacio de pruebas controlado. Como se muestra en el gráfico, correspondiente a la primera convocatoria, la Comunidad Valenciana aparece como tercer proveedor de proyectos, tras Madrid y Cataluña. Otras de las tendencias que se observan en el sandbox es un creciente número de colaboraciones entre entidades bancarias y FinTech.

Foto: EC Diseño.

En este punto, Valencia se ha posicionado como una de las cunas del talento FinTech de España junto a Madrid y Barcelona. El FinTech español tiene peculiaridades positivas que en la tierra valenciana se hacen evidentes. Una de ellas es que, en buena parte, es fruto del emprendimiento individual y presenta modelos de negocio orientados a otras empresas (B2B). Por otro lado, las entidades financieras han ido aumentando su participación en el sector FinTech, bien a través de la participación directa en el capital de las mismas, o mediante el establecimiento de incubadoras o aceleradoras para apoyar el crecimiento en etapas más incipientes. Esta participación ha sido especialmente destacada desde hace cinco años.

Aunque el ambiente internacional no sea el más propicio, hay que considerar que esta parada y fonda del sector es también una buena oportunidad para “separar el grano de la paja” y para apostar por las áreas que están siendo más punteras, entre las que la inteligencia artificial es una gran posibilidad y España cuenta con talento sobrado para ello.

*Santiago Carbó es catedrático de Análisis Económico de la Universitat de València, director de Estudios Financieros de Funcas e investigador del Ivie.

Hace unos pocos años parecía que la industria tecnológica avanzada de servicios financieros -genéricamente denominada FinTech- iba a establecer una dura competencia para el sector bancario tradicional. Esto obligó a los bancos de toda la vida a acelerar sus estrategias de digitalización, acelerando su restructuración y su avance hacia un modelo de servicios de plataformas. No obstante, muchas cosas han cambiado, y ahora los bancos siguen avanzando en su transformación tecnológica, pero no está claro que vayan a ser absorbidos ni por servicios FinTech de entidades de tamaño medio o reducido ni por las grandes BigTech. El ambiente es, en gran parte, colaborativo y por encima del sistema competitivo planea una fuerte regulación que la banca ha tenido que asumir y que el resto de competidores intentan evitar a toda costa.

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