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Una digitalización que avanza más por la inversión en 'máquinas' que en 'personas'
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Una digitalización que avanza más por la inversión en 'máquinas' que en 'personas'

Las revoluciones tecnológicas tienen un efecto positivo sobre el bienestar de los ciudadanos, pero no olvidemos que en el corto plazo pueden generar efectos negativos sobre sectores, regiones o colectivos

Foto: En todas las regiones ha crecido la digitalización también de forma general, aunque el VAB digital se concentra mayoritariamente en Madrid y Cataluña.
En todas las regiones ha crecido la digitalización también de forma general, aunque el VAB digital se concentra mayoritariamente en Madrid y Cataluña.

La irrupción de las nuevas tecnologías digitales está en el centro del debate por su papel de catalizador del crecimiento económico, por su relevancia para la mejora de la productividad, y por ser la palanca en la que se están apoyando las políticas públicas españolas y europeas, sobre todo tras el impacto de la pandemia y la necesaria reconstrucción con los fondos Next Generation. Recientemente, la Fundación COTEC y el Ivie hemos publicado un informe que refleja que la digitalización en España avanza a buen ritmo, aunque también muestra diversos desajustes sobre los que desde mi punto de vista hay que llamar la atención.

Según los cálculos de La Economía Digital en España: Avances y Retos por Regiones y Sectores de la Fundación COTEC-Ivie, el VAB (valor añadido bruto) que procede directamente de la digitalización (el VAB digital) en España alcanzó los 163.900 millones de euros en 2021, lo que representa el 15% del PIB del país. El crecimiento de la participación de la digitalización ha sido continuo desde 2011, donde representaba únicamente el 9,7% del PIB. El crecimiento ha sido generalizado en todos los sectores de actividad, aunque la penetración es mayor y ha aumentado más en las manufacturas que en los servicios.

Foto: Personas mayores utilizando ordenadores. (EFE/X.Rey) Opinión

En todas las regiones ha crecido la digitalización también de forma general, aunque el VAB digital se concentra mayoritariamente en Madrid (acumula el 30,7% del VAB digital) y en Cataluña (21,2%). Estas dos regiones no solo concentran más de la mitad del VAB digital, sino que también en ellas este representa un mayor porcentaje en su economía: el 27,7% y el 16,7% del PIB es digital en Madrid y Cataluña, frente al 15% nacional. Además, tienen estructuras sectoriales (modelo productivo) en las que pesan más las actividades más digitalizadas. En general, las regiones en las que menos ha penetrado la digitalización son aquellas en las que los sectores más tradicionales (agricultura, construcción y actividades inmobiliarias, y la hostelería) tienen más peso. La Comunidad Valenciana representa el 7,6% del VAB digital del país (9,3% en el PIB total) en 2021 y la penetración de la digitalización es del 12,2%.

Pese a la positiva evolución en todos los territorios y sectores, se advierten desajustes. La digitalización está avanzando fundamentalmente por la inversión en bienes de capital digital (inversión en hardware, software y bases de datos, equipos de telecomunicaciones, y en I+D) más que por la transformación de la mano de obra hacia ocupaciones más digitales y menos tradicionales. Es decir, la digitalización avanza más por la inversión en máquinas que en personas. En esta línea la Comisión Europea siempre ha destacado a España por su despliegue de infraestructuras digitales. En el reciente Digital Decade Country Report 2023: Spain se destaca que nuestro país es uno de los que mejores indicadores muestran en el despliegue de la banda ancha, redes de alta capacidad, cobertura del 5G, etc.

Foto: Un robot y un dron expuestos en la feria tecnológica 5G Fórum de Sevilla del año 2022. (EFE/Raúl Caro) Opinión

El nivel de digitalización en el trabajo es muy inferior, y avanza más lento que en el capital. Esto es un reto para nuestro país, pues convendría mejorar el stock de profesionales y especialistas TIC, y que las empresas los incorporen en sus procesos productivos. De hecho, las recomendaciones de la Comisión Europea se centran en el incremento de las habilidades digitales de la población en general, y en el incremento de los especialistas TIC, que en la actualidad se sitúan por debajo de la media de la Unión Europea (4,3% del empleo vs. 4,6% en la UE), lejos del objetivo del 10% establecido en la Agenda Digital. España es el octavo país por la cola entre los de la UE-27. Esta situación es particularmente preocupante, pues el porcentaje de la matrícula universitaria en grados relacionados con las profesiones STEM (ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas) se ha reducido desde máximos del 35% en el curso 2001-2003 hasta el 24% del curso 2022-2023. Desde 2017 la matrícula (total y de nuevo ingreso) en estos grados se encuentra estancada en estos últimos valores.

Segundo, el aumento del peso de la economía digital se explica por la intensificación generalizada del uso de capital y de los trabajadores, y no por cambios en la especialización productiva. Sería útil que las empresas innovadoras, productivas y que basen estas ventajas en la digitalización no se encuentren con barreras al crecimiento (de competencia, de acceso a la financiación, etc.) y ganen cuota de mercado. Los cambios en la especialización son complicados y lentos, pero lograrlos potenciaría la digitalización intensiva que ya se está produciendo. Madrid y Cataluña son las únicas regiones en las que se detecta que la especialización productiva sí que ha virado hacia sectores de mayor intensidad tecnológica.

Foto: Facebook, Messenger, Instagram, Whatsapp... (REUTERS/Dado Ruvic Illustration) Opinión
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Tercero, se debería aspirar a que la digitalización fuese inclusiva y abarcase a la mayor parte de la economía y de la sociedad. En esto están apareciendo sesgos. Como se ha comentado, geográficamente la digitalización está polarizada, pues existen tres centros de digitalización en España: Cataluña, País Vasco y, sobre todo, Madrid. Por tanto, son necesarias medidas para potenciar el desarrollo de otros polos de digitalización no centrados en estas grandes áreas. La Comisión Europea destaca en su informe los programas desarrollados en los últimos años para mejorar las infraestructuras digitales y la digitalización en las empresas por medio de los fondos Next Generation, entre otras iniciativas. Pero otro informe reciente de la Fundación COTEC y el Ivie (Monitor NextGen) muestra que la distribución geográfica de estos fondos puede estar potenciando la concentración geográfica de la digitalización todavía más. El 60% de las inversiones de los Fondos Next Generation dedicados a la I+D+i+d se han concentrado en empresas localizadas en Madrid y Cataluña. El resto de las regiones que representan el 61% del PIB y el 69% de la población únicamente reciben el 40% de estos fondos.

Foto: Inauguración de la tercera edición de F4F-Expo Foodtech. (EFE/Miguel Toña) Opinión
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Cuarto, el capital digital tiene mayor capacidad para absorber rentas en comparación con el resto de tipos de capital y con el trabajo. Se ha reducido la parte de la tarta que se lleva el trabajo digital frente al capital. Aunque los aumentos de la productividad que genere la digitalización hagan que el tamaño de la tarta sea mayor, puede aumentar la brecha, no solo a nivel económico, sino también de cohesión social y educativa. La progresiva automatización de los procesos productivos que acompaña a la digitalización puede contribuir a transformar la estructura del empleo en términos de distribución de los sectores, ocupaciones, competencias y tareas a realizar. La formación continua y reciclaje de las plantillas en términos de reskilling (aprendizaje de nuevas habilidades y competencias para desempeñar nuevas funciones en la empresa) y upskilling (obtención de nuevas habilidades y competencias para el propio puesto de trabajo) ayudará a que la adaptación a las constantes transformaciones que conlleva la digitalización sea más llevadera.

La historia nos demuestra que las grandes revoluciones tecnológicas, como es la de la digitalización, tienen un efecto positivo sobre el bienestar de los ciudadanos a largo plazo, pero no olvidemos que en el corto plazo pueden generar efectos negativos sobre sectores, regiones o colectivos. No debería quedarse nadie atrás.

La irrupción de las nuevas tecnologías digitales está en el centro del debate por su papel de catalizador del crecimiento económico, por su relevancia para la mejora de la productividad, y por ser la palanca en la que se están apoyando las políticas públicas españolas y europeas, sobre todo tras el impacto de la pandemia y la necesaria reconstrucción con los fondos Next Generation. Recientemente, la Fundación COTEC y el Ivie hemos publicado un informe que refleja que la digitalización en España avanza a buen ritmo, aunque también muestra diversos desajustes sobre los que desde mi punto de vista hay que llamar la atención.

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