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El papel de la mujer en la I+D de la agricultura y pesca española

En España las mujeres suponen el 23,9% del total de ocupados en la agricultura y pesca. Es decir, la mitad de lo que representan en la economía (46,1%), en las dos últimas décadas han diversificado su actividad

Foto: Una mujer observa a través de un microscopio durante el lanzamiento de la Semana de la Ciencia. (EFE/Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay)
Una mujer observa a través de un microscopio durante el lanzamiento de la Semana de la Ciencia. (EFE/Ministerio de Educación y Cultura de Uruguay)

En todo el mundo, las mujeres han participado de forma activa en el desarrollo del sector primario desde mucho tiempo atrás. Aunque tradicionalmente su papel en la agricultura y pesca se ha asociado a un perfil más informal y en tareas de baja cualificación, secundarias y que aportan poco valor añadido, esta situación ha ido cambiando en los últimos años hacia un posicionamiento más estratégico.

En España, si bien las mujeres solo suponen el 23,9% del total de ocupados en la agricultura y pesca, es decir, la mitad de lo que representan en el conjunto de la economía (46,1%), en las dos últimas décadas han logrado diversificar su actividad dentro del sector primario desarrollando tareas que requieren una elevada cualificación como son las actividades de I+D y aumentando su presencia en puestos directivos.

En los últimos 20 años, el número de mujeres dedicadas a actividades de I+D en la agricultura y pesca se ha más que cuadruplicado, pasando de 179 a 800 entre 2002 y 2022. A lo largo de este periodo de tiempo, la composición del personal femenino en I+D ha cambiado hacia una mayor especialización de las mujeres en actividades más cualificadas.

Foto: Maite Huarte, científica del Centro de Investigación de la Clínica Universidad de Navarra. (Cortesía)

Aunque las investigadoras han mantenido su peso en el total, la mayor presencia de técnicas ha hecho que en conjunto (sumando investigadoras y técnicas) casi dupliquen su peso en los últimos años. Por el contrario, el peso de las mujeres dedicadas a tareas auxiliares de I+D en el total que se dedica a estas actividades se ha reducido de un 61,5% en 2002 al 35,8% en 2022. En la actualidad, existe un equilibrio relativo entre las tareas de I+D que realizan las mujeres, con un 35,8% de auxiliares, un 34,3% de técnicas y un 29,9% de investigadoras.

A lo largo de los años, y conforme las economías se desarrollan, suele perder peso el sector primario, y así ha ocurrido también en España. Esa caída ha sido más intensa en el caso de las mujeres, puesto que mientras el empleo total del sector ha caído un 6,4% desde 2008, en el caso de las mujeres la caída es del 20%. Sin embargo, el personal ocupado en I+D no ha dejado de aumentar en la economía española en general y en el sector primario en particular. En este último caso, muestra un mayor dinamismo.

De esta forma, el peso del empleo en I+D en el total presenta una tendencia creciente en España, una característica que también comparte el sector primario. En la actualidad, el personal en I+D supone el 0,9% del empleo total en España (0,3 puntos porcentuales más que hace una década) y este porcentaje se reduce al 0,3% en la agricultura y pesca.

Si comparamos la importancia que tiene la mujer en las actividades de I+D del sector primario con el total de la economía, en 2022 las mujeres concentraban el 35,1% del personal dedicado a la I+D en agricultura y pesca, por encima del 30,6% que suponen en el total de la economía española. Esta característica persiste en dos de los tres tipos de trabajos en I+D, ya que las mujeres investigadoras y técnicas suponen una porción mayor del total del personal investigador y del técnico en I+D en el sector primario que las mujeres dedicadas a la I+D en el conjunto de la economía: 35,8% y 38,7% versus 30,6% y 29,6%.

¿Cómo son esas mujeres que se dedican a tareas de I+D en el sector primario? Algo más de la mitad cuentan con una licenciatura, diplomatura o equivalentes, seguidas de un 20% cuyo nivel de estudios son primarios, de secundaria obligatoria, EGB o formación profesional, mientras que solo un 5% ha alcanzado estudios de doctorado universitario. Si ponemos el foco en las investigadoras (que son las más cualificadas), su perfil es el de una mujer de entre 35 y 44 años, de nacionalidad española y con una licenciatura. Dentro de este grupo, el porcentaje de mujeres con estudios de doctorado universitario es mayor que el del total del personal femenino en I+D y suponen el 16,7% del total.

Con datos de 2021 (los más recientes para la comparativa europea), el porcentaje de mujeres investigadoras en el total del personal en I+D del sector primario en España era del 39%, una cifra que se sitúa por debajo de la de países con un nivel de desarrollo parecido al español como Portugal (48,7%) e Italia (43,7%), o de aquellos con una tradición mucho más tecnológica como es Alemania (43%) y Austria (42,6%). Sin embargo, España cuenta con un nivel de feminización de la actividad I+D de la agricultura y pesca más alto que en Grecia (8,8%) o países como Hungría (31%), Chequia (23,9%) y Eslovaquia (21,6%).

Mujeres directivas

El creciente papel de la mujer en la innovación del sector primario no se limita a las actividades I+D, sino que se extiende a la puesta en práctica de los distintos avances y aplicaciones de innovación pensados para el campo, así como el cambio de visión y mentalidad necesarios para hacer de la digitalización y la conectividad un elemento más en la toma de decisiones. Por tanto, el apoyo a las mujeres, no solo para el desarrollo de sus carreras en la I+D sino en el campo, es un elemento clave para potenciar la innovación del sector primario en España, pues no se debe dejar de lado el hecho de que cada vez más mujeres están accediendo a puestos directivos de las explotaciones agrarias.

Así, de los puestos directivos, las mujeres han pasado de representar el 22,6% en 2016 al 28,6% en 2020, el segundo mayor aumento de toda la UE-27. Este impulso es gracias al mayor peso de las mujeres en el conjunto de los jefes de explotación de casi todas las regiones, destacando la Comunidad Valenciana como la comunidad autónoma en la que más ha aumentado este porcentaje, del 16,5% al 25,8% una década más tarde. Por su parte, Galicia y Asturias no solo presentan los porcentajes de jefas de explotaciones más altos de España (48% y 44,5%, respectivamente), sino que son la primera y la quinta región en el ranking regional de la UE-27. La Comunidad Valenciana se sitúa en la mitad del ranking nacional con un 25,8% de mujeres liderando las explotaciones agrarias valencianas.

* Jimena Salamanca y Joaquín Maudos, Universidad de Valencia e Ivie.

En todo el mundo, las mujeres han participado de forma activa en el desarrollo del sector primario desde mucho tiempo atrás. Aunque tradicionalmente su papel en la agricultura y pesca se ha asociado a un perfil más informal y en tareas de baja cualificación, secundarias y que aportan poco valor añadido, esta situación ha ido cambiando en los últimos años hacia un posicionamiento más estratégico.

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