Valencia Monitor: punto y seguido

En breve, se van a cumplir dos años del nacimiento de Valencia Monitor, un proyecto conjunto del Ivie y El Confidencial cuyo objetivo es analizar la economía de la Comunidad Valenciana y, especialmente, sus avances en innovación. Desde entonces se han publicado con periodicidad quincenal 48 radiografías que han permitido mejorar el diagnóstico de la economía valenciana. Si bien el plan inicial era que este fuera, a modo de cierre, el último de los artículos de la serie, dando por finalizado el proyecto, el interés y la utilidad del mismo explica que Valencia Monitor se vaya a mantener vivo, ampliando y profundizando el diagnóstico de la economía valenciana.

Con la perspectiva que da el casi medio centenar de artículos publicados, es momento de hacer balance del estado de "salud" de la economía de la Comunidad Valenciana. Disponemos de un cuadro clínico muy completo en base a una amplia batería de indicadores que recorren una gama de dimensiones económicas de interés. El objetivo último es hacer frente a la principal debilidad que sufre nuestra economía y que explica una parte importante del menor PIB por habitante de la región en el contexto nacional: su baja productividad.

Tanto la teoría como la evidencia empírica nos enseñan cuáles son los factores que explican la productividad, entre los que destacan el capital humano, la inversión en I+D+i y en digitalización, la intensidad en el uso de activos intangibles, la dimensión de las empresas, la especialización productiva, el dinamismo empresarial, etc. Son factores que han sido analizados en forma de píldoras en las distintas tribunas y que en la práctica totalidad muestran la posición de debilidad de la Comunidad Valenciana.

En torno a este problema estructural que merma la competitividad del tejido productivo valenciano, algunos de los mensajes que destacan de los artículos publicados son los siguientes:

- La economía valenciana presenta debilidades en la generación de nuevo conocimiento, sobre todo del aplicado, y también en su transmisión al tejido empresarial.

- La Comunidad Valenciana debe aumentar su esfuerzo inversor en I+D+i y en emprendimiento, para así cerrar la brecha que le separa de la media nacional y más aún de las regiones líderes.

- El emprendimiento es fundamental para aumentar el nivel de bienestar material, por lo que hay que eliminar todas las barreras que lo limitan. Se constata que la tasa neta de creación de empresas en España, y particularmente en la Comunidad Valenciana, es sistemáticamente negativa, tanto en las etapas recesivas como en las expansivas.

- El capital humano es fundamental para la generación y difusión de la tecnología. En este marco, el porcentaje de ocupados más cualificados en la Comunidad Valenciana es inferior a la media nacional y además es mayor el que está sobrecualificado. También es menor el porcentaje de ocupados especializado en TIC.

- Teniendo en cuenta que las regiones con un mayor porcentaje de ocupados en sectores de intensidad digital alta presentan la mayor calidad global del empleo, la Comunidad Valenciana debe aspirar a aumentar la digitalización si quiere por esa vía mejorar la calidad de su empleo.

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- El peso relativo de los activos intangibles marca la diferencia en las economías más competitivas y en la comparativa nacional la Comunidad Valenciana sale mal parada, con un peso de la economía digital en el VAB del 12,2% que es 2,8 puntos inferior al de España. Además, la digitalización avanza, pero más por invertir en máquinas que en personas.

- La especialización productiva valenciana está sesgada a favor de los sectores más tradicionales, que son también los que tienen una menor penetración de la digitalización. Por el contrario, es la que tiene un menor peso del sector productor de TIC que es el que presenta, con mucha diferencia, el mejor comportamiento en términos de productividad.

- Es importante invertir en la adquisición de TIC, pero siempre que esa inversión vaya acompañada de cambios en la organización de la empresa, en la formación interna de los trabajadores, en la inversión en imagen de marca, en diseño y en I+D.

¿Y qué se puede hacer para corregir ese problema estructural de baja productividad? Además de aumentar el esfuerzo inversor en sus determinantes, de las reflexiones efectuadas por los distintos expertos autores de los artículos se infiere que:

- Para cerrar la brecha que nos separa de los niveles de productividad de España, hay que transformar poco a poco el tejido productivo valenciano, dirigiendo los recursos hacia aquellos sectores que alcanzan mayores niveles de productividad (telecomunicaciones, servicios de I+D, servicios audiovisuales, industria farmacéutica, etc.). Además, es importante seguir reforzando aquellos sectores con elevados niveles de productividad, y cuya presencia también es mayor en la comunidad como los sectores de la automoción, la cerámica, la industria química o la industria de fabricación de material y equipo eléctrico.

Opinión

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- Debemos aprender de las prácticas de las regiones líderes en productividad, sobre todo en lo que a innovación se refiere, con las experiencias de Cataluña, Madrid, País Vasco y Málaga.

- Es necesario atraer más inversión directa extranjera, dado que suele ser la que utiliza más factores productivos intensivos en conocimiento. Hay que diversificar los sectores destino de la inversión y el origen geográfico, siendo clave el papel tanto de las organizaciones empresariales como del sector público.

- Dado que la innovación es un elemento fundamental para el progreso que requiere personas capaces de plantearla, impulsarla y liderarla, es necesario favorecer una cultura que la promueva y la reconozca. Es necesario el esfuerzo conjunto de los diferentes actores involucrados en la innovación para impulsar políticas innovadoras e iniciativas emprendedoras.

- La transformación digital efectiva exige convencimiento de su valor, valentía para afrontar las dificultades, y determinación para comprometer recursos a largo plazo.

- La inteligencia artificial y la automatización ofrecen extraordinarias oportunidades para mejorar nuestro bienestar, pero reclaman una actuación decidida sobre múltiples factores cuya reforma puede tardar tiempo en rendir frutos. No se trata de ser los primeros, pero sí de evitar quedar retrasados.

Desgraciadamente, la brecha que nos separa a los valencianos del PIB por habitante del de España es cada vez más amplia (casi un 14% inferior con datos de 2023), lo que demuestra que el reto de la productividad sigue vigente. Por este motivo, es conveniente seguir monitorizando nuestra economía con análisis de interés que desde el Ivie seguiremos publicando con periodicidad mensual en este espacio que nos brinda El Confidencial. El laboratorio sigue en marcha, aportando ideas en beneficio del tejido productivo y la sociedad valenciana.

*Joaquín Maudos. Catedrático de la Universidad de Valencia, director adjunto del Ivie y colaborador del CUNEF.