Valencia Monitor
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Superando barreras: la resiliencia educativa en las comunidades autónomas
Se denomina a un alumno como resiliente si, a pesar de proceder de un estatus socioeconómico relativamente bajo, consigue superar las adversidades de su entorno y obtiene un rendimiento educativo por encima del esperado
El sistema educativo suele representar una de las herramientas primordiales, si no la principal, para la promoción de la igualdad de oportunidades en las sociedades modernas. Asimismo, los rendimientos de la educación en términos de salarios, condiciones de trabajo e incluso salud, tanto mental como física, están más que contrastados. Todo esto hace que, cuanto mayor sea el nivel educativo, mejores serán las condiciones de vida en general. Aunque autores como Pierre Bourdieu cuestionen el papel de la educación como motor del ascensor social, no deja de ser cierto que si no existe igualdad dentro de las aulas y los centros educativos es complicado que dichos rendimientos se repartan de manera equitativa entre alumnado, independientemente de su origen socioeconómico.
A su vez, existe una extensa evidencia científica sobre la relación positiva entre el entorno socioeconómico de origen, es decir, el nivel educativo y los recursos disponibles de la familia, y el rendimiento educativo del alumnado. Esto significa que, dadas unas capacidades relativamente similares, estudiantes procedentes de entornos socioeconómicos más favorecidos tienden a mostrar un mayor rendimiento educativo, alcanzando niveles educativos superiores respecto de aquellos que proceden de otros más desfavorecidos. A pesar de las consecuencias que este fenómeno pueda tener a nivel individual, e incluso colectivo, no se la ha prestado tanta atención a la equidad como a la excelencia educativa. Ya es habitual encontrar debates y noticias en los medios y redes sociales sobre el sistema educativo español y su comparación con otros sistemas con cada nueva oleada de PISA (Programme for International Student Assessment). Sin embargo, el objetivo de los responsables de la política educativa debería ser que los jóvenes pudieran maximizar lo que pueden hacer con sus conocimientos, es decir, las competencias que evalúa PISA, pero sin dejar a nadie atrás. Es más, un sistema educativo eficiente y exitoso debería preocuparse tanto por la excelencia educativa como de otorgar las mismas oportunidades a todo el alumnado, aprovechando al máximo los recursos disponibles.
La monografía de la Fundación Ramón Areces y el IVIE Resiliencia e igualdad de oportunidades en el ámbito regional aporta información sobre la igualdad de oportunidades educativas en España. El estudio utiliza los microdatos de PISA 2022 y plantea el concepto de resiliencia educativa como medida para cuantificar la igualdad de oportunidades. De este modo, se denomina a un alumno como resiliente si, a pesar de proceder de un estatus socioeconómico relativamente bajo, consigue superar las adversidades de su entorno y obtiene un rendimiento educativo por encima del esperado. Así, a mayor proporción de estudiantes desfavorecidos resilientes respecto del total de desfavorecidos, se entiende que existe una mayor igualdad de oportunidades. Según las conclusiones del estudio, en España, el 30,3% de los estudiantes de 15 años que se encuentran en el tercil con una situación socioeconómica más desfavorable se considera resiliente. Es decir, son alumnos que consiguen superar las limitaciones de su condición más desfavorable y logran resultados académicos por encima de las expectativas que a priori se asocian al grupo
Por comunidades autónomas, Comunidad Valenciana se sitúa ligeramente por encima de la media española, con un 32,4% de los estudiantes desfavorecidos calificados como resilientes en 2022. Además, la Comunidad Valenciana muestra una evolución temporal positiva, pues la proporción de estudiantes resilientes ha aumentado en aproximadamente 6 puntos porcentuales respecto de 2015, mientras que la media española ha disminuido ligeramente. Por su parte, Castilla y León, Cantabria, La Rioja y Galicia son las comunidades con mayor porcentaje de estudiantes resilientes, aunque Galicia muestra una tendencia negativa, y Cataluña, Canarias, País Vasco y Andalucía se encuentran a la cola.
Al mismo tiempo, en el informe se realiza un análisis multivariante para determinar que las características personales como la asertividad, la curiosidad y la resistencia al estrés están especialmente presentes en el alumnado resiliente. También existe una relación positiva entre las aspiraciones a realizar estudios superiores y el apoyo familiar y la probabilidad de ser resiliente, mientras que esta probabilidad disminuye si el alumno ha repetido algún curso o si en su centro se da acoso escolar. Otras variables como el sexo o la nacionalidad también son estadísticamente significativas. De esta manera, las chicas tienden a mostrar una mayor resiliencia en competencia de lectura, mientras que los chicos en ciencias y matemáticas. Por otro lado, los inmigrantes de segunda generación muestran una mayor probabilidad de ser resilientes, incluso más que los nativos, mientras que los de primera generación encuentran mayores dificultades para sobreponerse a las dificultades de su entorno.
Respecto de las características del entorno territorial, no parece existir una relación clara entre la resiliencia y variables como el PIB per cápita y el gasto educativo por alumno, pero sí entre la desigualdad, medida a través del índice de Gini, y la resiliencia, mostrando una menor desigualdad las regiones donde la probabilidad de ser resiliente es mayor. En cualquier caso, las diferencias regionales no parecen explicarse a priori por factores económicos o financieros, sino más bien por las divergencias en el uso y distribución de los recursos. De este modo, el País Vasco se sitúa como la penúltima región en términos de igualdad de oportunidades siendo la región que más gasto por alumno realiza, con 10.290 euros por estudiante en el año 2021, muy por encima de otras regiones como Murcia y Madrid donde apenas supera los 6.000 euros por alumno. Por su parte, la Comunidad Valenciana invirtió 7.356 euros por alumno para el mismo año, situándose claramente por encima del País Vasco en términos de resiliencia. Adicionalmente, debe tenerse en cuenta que el objetivo de igualdad de oportunidades educativa puede ser compatible con la búsqueda de la excelencia, pues las regiones con mejores resultados en PISA como La Rioja o Castilla-La Mancha también muestran un porcentaje alto de desfavorecidos resilientes.
De hecho, en países desarrollados, como en el caso de España, más allá de la cantidad de los recursos disponibles, son la eficiencia y organización los factores que explican las diferencias entre las regiones en términos de igualdad de oportunidades y excelencia. De esta forma, una vez alcanzado un nivel mínimo de inversión y esfuerzo económico, es más relevante cómo se distribuye la financiación que la propia cantidad. Esta es la razón por la que la Comunidad Valenciana todavía tiene cierto margen de mejora para que sus alumnos socioeconómicamente más desfavorecidos puedan superar las adversidades con una mayor probabilidad, sin pasar, necesariamente, por un aumento del gasto, máxime en un contexto como el actual de contención de gasto acrecentado por su situación de infrafinanciación autonómica.
Finalmente, teniendo en cuenta que las actitudes y comportamientos de los alumnos, así como el apoyo familiar, son clave para la resiliencia educativa, el papel del equipo de orientación cobra especial relevancia en materia de igualdad de oportunidades. Una vez las necesidades mínimas de recursos están satisfechas, los responsables de la política educativa deberán preocuparse de que los alumnos, especialmente los más desfavorecidos, sean conscientes de la importancia que la educación tiene para su futuro, tratando de impulsar su motivación intrínseca y, con ello, su rendimiento educativo presente y futuro. Todo esto pasa por proveer más y mejor apoyo psicológico y orientación académica, con una formación continua del profesorado en cuestiones pedagógicas inclusivas y sensibles a la diversidad.
* Ángel Soler es profesor de la Universitat de València e investigador del IVIE
* Iván Vicente es profesor de la Universitat de València
El sistema educativo suele representar una de las herramientas primordiales, si no la principal, para la promoción de la igualdad de oportunidades en las sociedades modernas. Asimismo, los rendimientos de la educación en términos de salarios, condiciones de trabajo e incluso salud, tanto mental como física, están más que contrastados. Todo esto hace que, cuanto mayor sea el nivel educativo, mejores serán las condiciones de vida en general. Aunque autores como Pierre Bourdieu cuestionen el papel de la educación como motor del ascensor social, no deja de ser cierto que si no existe igualdad dentro de las aulas y los centros educativos es complicado que dichos rendimientos se repartan de manera equitativa entre alumnado, independientemente de su origen socioeconómico.