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Valencia Monitor
Por
Bajas laborales que no dejan de subir
Suponen el 5,6% de las jornadas totales. Hay tres factores clave puede comprender el incremento: el comportamiento de las patologías, las bajas de larga duración y la repetición de procesos por un mismo trabajador
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El absentismo por incapacidad temporal (IT) se ha convertido en motivo de preocupación creciente en España. Los días de baja por ese motivo han crecido con fuerza en los últimos años y suponen ya el 5,6% de las jornadas anuales, niveles récord en términos históricos y de los más altos de la Unión Europea. Es como si cada día un millón de trabajadores estuviese de baja por IT o como si cada trabajador tuviese 20 de días de baja por IT al año (5 días más que en 2018). Esto tiene implicaciones evidentes en el pago por prestaciones de incapacidad temporal, casi 16.500 millones de euros en 2024, un 79% más que en 2019 y que refleja una tendencia que podría empezar a afectar a la sostenibilidad de esas prestaciones y del sistema de protección social en su conjunto. Sin embargo, el impacto total va más allá, tanto en términos de salud y bienestar de los propios trabajadores afectados como de la capacidad de generar riqueza de la economía.
Un reciente estudio conjunto de Umivale Activa y el Ivie ha analizado el comportamiento de la IT en España durante el periodo 2018-2023 a partir de los datos pormenorizados de todas las bajas por IT (más de 62 millones de procesos). Teniendo en cuenta la cantidad de días de baja, en qué sectores y territorios ocurren y cuál es la productividad normal del trabajo en ellos, el informe estima que esas bajas equivalen a 81.000 millones en términos de PIB en 2023 (un 5,4% del PIB), con un aumento de 25.900 millones respecto a 2018. El fenómeno es general a nivel nacional y la Comunidad Valenciana no supone una excepción. Aquí las bajas por IT equivaldrían a 7.100 millones de PIB en 2023 (un 5,1%) y 3.000 millones más que en 2018.
Efectivamente, también en la Comunidad la incapacidad temporal ha crecido con fuerza en los últimos años hasta situarse en máximos, aunque hay que señalar que se mantiene algo por debajo de la media nacional. En 2023 las bajas por IT supusieron el 5,3% de las jornadas anuales frente al 3,8% de 2018, con un aumento de 1,5 puntos similar al registrado en el conjunto de España. Hay que señalar que ese patrón es aplicable a las tres provincias, con tasas que van del 5,2% en Alicante al 5,5% en Valencia. La situación es mejor que en comunidades como Galicia, Canarias o el País Vasco, todas por encima del 7%. Sin embargo, resulta bastante menos favorable en comparación con otras comunidades como Madrid, Baleares o La Rioja, con tasas que no superan el 5% y registran crecimientos más suaves que la Comunidad.
Ese posicionamiento, ligeramente más favorable que la media nacional, es fruto de dos fuerzas contrapuestas. La incidencia es más baja (358 nuevos procesos por cada mil asalariados en 2023 frente a 473 a nivel nacional), aunque haya aumentado con intensidad (256 por mil en 2018). Sin embargo, la duración media de las bajas es considerablemente más larga (para asalariados, 38 días a nivel nacional y 49 días en la Comunidad), compensando casi completamente el efecto favorable de la menor incidencia.
Los datos muestran que existen importantes diferencias en función de las características del trabajador (edad, sexo, formación, etc.), del empleo (tipo de ocupación, rama de actividad, etc.) y entre territorios. Sin embargo, el fuerte aumento es un rasgo común y afecta a todos los sexos, todas las edades, todas las ocupaciones y todas las regiones. En realidad, los cambios en todos esos factores durante el periodo analizado apenas permiten explicar el aumento del indicador de absentismo por IT, ni en el conjunto de España ni en la Comunidad.
Un análisis más detallado muestra que, al margen del habitual impacto del ciclo económico en la IT, hay tres factores generales sin los cuales no puede comprenderse el intenso crecimiento de la IT en los últimos años: el comportamiento de las patologías, las bajas de larga duración y la repetición de procesos por un mismo trabajador.
En primer lugar, no puede ignorarse el aumento de algunas patologías más difícilmente objetivables, como las algias y la salud mental. En el caso de la Comunidad Valenciana suponen ya más de la mitad de los días de baja por IT (52,7%), tras una evolución que ha llevado a que los días de baja por salud mental se hayan multiplicado por 2,2 desde 2018 y los debidos a algias por 1,7. En ese sentido, conviene señalar que a nivel nacional estas dos patologías dan cuenta de dos tercios del aumento del indicador de absentismo por IT.
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En segundo lugar, el papel de los procesos de duración superior a los 365 días, que en la Comunidad Valenciana suponen a finales de 2023 el 16,6% de los procesos en vigor, frente al 12% de finales de 2018. Hay que tener en cuenta que, aunque son una parte pequeña de los procesos terminados a lo largo de un año (menos del 3%) dan cuenta de más de un tercio de los días totales de baja de los procesos finalizados a lo largo de 2023.
Finalmente, los datos apuntan a un comportamiento muy dispar si se distingue entre quienes tienen solo un proceso al año y los que acumulan dos o más incapacidades temporales en menos de 12 meses. Aunque estos últimos solo suponen el 16,6% de los asalariados a nivel nacional y el 12,9% en la Comunidad, su impacto es muy relevante (representan dos de cada tres días de baja por IT a nivel nacional). En particular, a nivel nacional la contribución de los primeros al indicador de absentismo por IT se ha mantenido relativamente estable durante todo el periodo en el 2%, mientras que la de los repetidores ha pasado del 2,1% en 2018 al 3,6% en 2023, explicando prácticamente todo el aumento del indicador nacional de absentismo por IT (del 4,1% de 2018 al 5,6% en 2023).
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La IT está experimentando un aumento muy intenso que tiene un impacto cada vez mayor en el bienestar de la sociedad y todos sus agentes. Ante todo, los propios trabajadores de baja, que sufren el problema de salud y ven mermada su renta, compensada solo parcialmente por el cobro de prestaciones. En segundo lugar, las administraciones públicas, que han de hacer frente al pago de prestaciones y recaudan menos. En tercer lugar, las empresas, que pagan la parte de las prestaciones que les corresponde por ley, así como los complementos a la IT pactados en convenio, mientras la actividad productiva se resiente por las bajas con el consiguiente efecto en sus resultados y en la competitividad, especialmente frente a empresas de otros países donde este fenómeno es menos intenso o incluso ni siquiera está cubierto.
Esto plantea la urgente necesidad de un esfuerzo conjunto por parte de trabajadores, empresas, administraciones y agentes del sistema de IT con el objetivo de mejorar la salud de los trabajadores, la utilización de los recursos sanitarios, impulsar la capacidad de crear empleo y riqueza y garantizar la sostenibilidad del sistema de protección social, en particular de uno de sus elementos fundamentales como es la incapacidad temporal.
* Lorenzo Serrano es investigador del Ivie y catedrático de la Universitat de València
El absentismo por incapacidad temporal (IT) se ha convertido en motivo de preocupación creciente en España. Los días de baja por ese motivo han crecido con fuerza en los últimos años y suponen ya el 5,6% de las jornadas anuales, niveles récord en términos históricos y de los más altos de la Unión Europea. Es como si cada día un millón de trabajadores estuviese de baja por IT o como si cada trabajador tuviese 20 de días de baja por IT al año (5 días más que en 2018). Esto tiene implicaciones evidentes en el pago por prestaciones de incapacidad temporal, casi 16.500 millones de euros en 2024, un 79% más que en 2019 y que refleja una tendencia que podría empezar a afectar a la sostenibilidad de esas prestaciones y del sistema de protección social en su conjunto. Sin embargo, el impacto total va más allá, tanto en términos de salud y bienestar de los propios trabajadores afectados como de la capacidad de generar riqueza de la economía.