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Victoria pírrica de Esperanza: Díaz Ferrán se queda con el santo y la limosna, la CEIM y la Cámara
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Jesús Cacho

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Victoria pírrica de Esperanza: Díaz Ferrán se queda con el santo y la limosna, la CEIM y la Cámara

Está claro que Madrid ha vivido tiempos mejores en asuntos muy del interés de buena parte de sus habitantes. Por ejemplo, en lo que a las

Está claro que Madrid ha vivido tiempos mejores en asuntos muy del interés de buena parte de sus habitantes. Por ejemplo, en lo que a las elecciones a las presidencias del Real Madrid y de su Cámara de Comercio e Industria se refiere. Situaciones tormentosas donde las haya. Si el Real ya tiene presidente, y no precisamente el que todo el mundo esperaba, la Cámara de Comercio lo tendrá hoy, después de haber soportado uno de los mayores escándalos de la historia de las organizaciones empresariales de nuestro país.

Porque no cabe calificar de otro modo lo ocurrido el pasado miércoles en la Asamblea de la Confederación Empresarial de Madrid (CEIM), cuyos 60 miembros, elegidos entre las distintas ramas de actividad, debían elegir a 9 más en representación de la propia CEIM de entre una candidatura de 12. Como se trataba de despeñar al vacío a Fernando Fernández Tapias, el enemigo a batir, no pocos empresarios sostienen que las papeletas estaban controladas o, mejor dicho, trucadas, por la Comunidad, con el nombre citado tachado, al que acompañaban otros dos candidatos (había que eliminar tres) aleatoriamente elegidos, de forma que el único fijo era siempre el mismo, el orondo Tapias.

La operación habría permitido a los mentores de la trama detectar quién cumplió y quién no las instrucciones recibidas, evitando así que se repitiera el cachondeo de las últimas elecciones, donde nadie hizo caso de la cartilla que le habían leído y la gente votó lo que le vino en gana. “Si no se han destruido las papeletas, esto es perfectamente demostrable”, asegura ayer un empresario madrileño a quien esto suscribe. “El orden de los nombres era diferente en cada una de ellas, como podrá corroborar cualquiera que votara ese día”. Escandaloso de ser verdad.

Por la tarde de ese miércoles, la misma Asamblea eligió, entre los nueve cooptados por la mañana, al candidato a la presidencia de la Cámara de Comercio de Madrid por CEIM, que no fue otro que su propio presidente, Gerardo Díaz Ferrán, un hombre, al decir de casi todos, muy del gusto de Esperanza Aguirre y del hombre fuerte de la Comunidad, el vicepresidente Nacho González. Muy del gusto, cierto, pero no tanto como para verlo acaparando las presidencias de la patronal madrileña y de la Cámara de Comercio. Alarma: ¡demasiado poder en unas solas manos!

De modo que al día siguiente, jueves 29, la Comunidad comunicó a su hombre que no veía con buenos ojos que pudiera llegar a controlar ambas instituciones, por lo que si quería presidir la Cámara tenía que abandonar CEIM. Dicen que en el fondo de tanta maniobra subyace el deseo de dar un palo a Ruiz-Gallardón en el culo de Fernández Tapias, por un lado, y el miedo de la Comunidad a perder las elecciones autonómicas, lo que supondría que la Cámara pasara a ser controlada por el PSOE, cosa que imaginan podría llegar a suceder con el amigo de Gallardón al frente, y mucho menos con Ferrán, aunque de confianzas erradas están los cementerios llenos.

Pero aunque el jueves Nacho González prohibió a Ferrán ocupar las dos poltronas al tiempo, algo ocurrió en contra de tamaño veto, tal vez la negativa de Gerardo a perder “la mejor ocasión que vieron los siglos”, porque el viernes 30 ambas partes entablaron negociaciones para la formación del Comité Ejecutivo de la Cámara, con Díaz Ferrán al frente. El trato era simple: tú presidente, pero las 9 vocalías del Comité estarán ocupadas por gente de nuestra confianza. La negociación, que encalló en la Vicepresidencia 1ª, quedó cerrada en una cena celebrada en la noche del viernes, en la que habrían participado la propia Aguirre, además de Nacho González, Pedro Antonio Martín Marín y Gerardo Díaz.

Por el camino han quedado las ofertas de gente como Juan Mato, quien, al parecer, se habría ofrecido como hombre de consenso para volver presidir la Cámara, y otros, como los dos hermanos Salazar-Simpson, que también se habrían ofertado, al margen de los candidatos genuinamente Comunitarios, caso de Martín Marín y Miguel Corsini.

El corolario de tanta manipulación política y tantos intereses empresariales, perdón, dinerarios, cruzados, permite afirmar que lo ocurrido es sencillamente una vergüenza, de modo que si Doña Esperanza Aguirre quisiera honrar su fama de liberal, lo primero que tendría que hacer es sacar, de una vez por todas, sus manos y las de sus compañeros políticos, de las instituciones empresariales madrileñas. Lo que de verdad necesitan los empresarios de Madrid es un candidato independiente que no sucumba a las presiones políticas, y que no contemple la presidencia de CEIM o de la propia Cámara como un trampolín para hacer negocios a la sombra del poder político, a veces simplemente a la sombra de las subvenciones que la propia Comunidad otorga. La regeneración ética de CEIM empieza a ser una cuestión capital para el empresariado madrileño.

Está claro que Madrid ha vivido tiempos mejores en asuntos muy del interés de buena parte de sus habitantes. Por ejemplo, en lo que a las elecciones a las presidencias del Real Madrid y de su Cámara de Comercio e Industria se refiere. Situaciones tormentosas donde las haya. Si el Real ya tiene presidente, y no precisamente el que todo el mundo esperaba, la Cámara de Comercio lo tendrá hoy, después de haber soportado uno de los mayores escándalos de la historia de las organizaciones empresariales de nuestro país.