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Curso decisivo en lo político, llamado a confirmar a este diario como un medio informativo de referencia
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Jesús Cacho

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Curso decisivo en lo político, llamado a confirmar a este diario como un medio informativo de referencia

Sabido es que el parón agosteño marca el inicio de septiembre como el verdadero comienzo del curso político y no digamos ya del económico, asunto particularmente

Sabido es que el parón agosteño marca el inicio de septiembre como el verdadero comienzo del curso político y no digamos ya del económico, asunto particularmente evidente en lo que a la vida de las empresas se refiere. En estas fechas, es casi obligado, por eso, lanzar la vista hacia el futuro inmediato y tratar de localizar aquellos hitos en el camino que van a marcar la ruta de un curso que se adivina trascendente para la suerte de muchas cosas, algunas tan importantes para la convivencia como la propia España.

Curso brutal el que se avecina, como corresponde a un año marcadamente electoral, con crispación a todos los niveles. PSOE y PP se van a jugar el Gobierno de la Nación, o lo que queda de ella, a la ruleta rusa de un más que probable adelanto de las elecciones generales, que podrían tener lugar en el mes de octubre del año que viene. Que tal eventualidad se plasme en hecho concreto dependerá de lo que ocurra en dos estaciones intermedias tan notables como las próximas elecciones catalanas del 1 de noviembre y, sobre todo, la trascendental cita de las municipales y autonómicas del cuarto domingo de mayo de 2007.

El verano ha resultado letal, o a mí me lo parece, para José Luis Rodríguez Zapatero, a quien los incendios suelen arruinar sus vacaciones agosteñas. El año pasado fue el de Guadalajara, con 11 muertos cuyos familiares siguen pidiendo explicaciones, y éste ha sido Galicia ardiendo como una tea por los cuatro costados. Pero, por encima del fuego, ha sido el drama de la emigración ilegal llegada a Canarias en patera (670 el sábado, ayer mismo no menos de 525) el que ha puesto al descubierto la fragilidad de este Gobierno y la falta de urdimbre de un equipo sobre el que los cayucos están pasando como una apisonadora.

Da vergüenza ajena contemplar a la señora De la Vega mendigar ayuda por Europa, reclamar bomberos para apagar un fuego cuya mecha ellos han prendido y, en definitiva, pedir que le resuelvan un problema del que sólo la infinita estulticia y el infantil sectarismo de este Gobierno y su malhadada regularización son responsables. Zapatero abrió la caja de Pandora y ahora reclama apoyos por doquier para parar la marea humana de tanto desheredado que, desde los trópicos, ha visto en España la puerta de acceso, gratis total, a la rica y decadente Europa.

Es posible que las encuestas digan que el caballero leonés sigue gozando de la estima de buena parte del electorado de esta España subida al carro de la molicie y la súbita riqueza de los pobres de solemnidad que siempre fuimos, pero la debilidad de este Gobierno y su nulo peso en la esfera internacional es un secreto a voces en todas las cancillerías. Los grandes empresarios están al cabo de la calle de la situación de un Ejecutivo que es el hazmerreír, ya sea en Bruselas (caso de la OPA de E.On sobre Endesa), en Roma (fallida absorción de Autostrade por Abertis) o en La Paz (la permanente tomadura de pelo de Evo Morales a Moncloa a cuenta de Repsol YPF).

Cabe decir que muy poca gente puede llamarse a engaño o sentirse frustrada por lo que está ocurriendo con España, tanto en el ámbito interior (voladura del Régimen consagrado por la Constitución del 78) como en el exterior (absoluta pérdida de peso del país en la esfera internacional). Pero es lo que suele ocurrir cuando uno entrega a un insensato el manejo de la fina vajilla de cristal de Bohemia heredada de la abuela. Nietzsche decía que la Historia suele situar a los españoles en bretes para los que no damos la talla, por culpa de esa “desgracia”, en expresión de Pío Baroja, que siempre hemos tenido a la hora de elegir nuestros políticos.

Nada mejor se puede decir del PP. Ver este verano al primer partido de la oposición enfangado en la defensa de la piscina mallorquina de un ciudadano particular aparentemente muy poderoso habla a las claras de la confusión política, e incluso moral, en que se debaten los populares, divididos en banderías dispuestas, al parecer, a sacar los cuchillos dependiendo de lo que ocurra con el PP catalán en las próximas autonómicas. La cita se presenta tan decisiva que no faltan en la derecha quienes sostienen que un batacazo en Barcelona podría significar la salida fulminante del propio Rajoy de Génova, degollado por quienes aspiran a sucederle sin darle tiempo siquiera de llegar vivo a las generales.

Con la economía creciendo a un ritmo espléndido, a pesar de los reiterados y archiconocidos desajustes de fondo, Zapatero tiene las espaldas bien cubiertas en esta materia para llegar al otoño de 2007 con bonanza económica suficiente (el chico está que lo tira: ayer mismo anunció una subida del 25% de las pensiones mínimas para 2007) como para adelantar las generales si los resultados de mayo le son minimamente favorables. Y no digamos ya si el llamado “proceso de paz” vasco, la gran apuesta de un tipo más que nunca visualizado como el presidente de la mitad de los españoles -tal vez ni siquiera de la mitad-, le permitiera presentarse como un nuevo general Espartero consagrado en las campas de Vergara como el anhelado Pacificador.

En este ambiente, tan apasionante como crispado a partes iguales, el año se adivina decisivo también para este diario, llamado a consolidarse en este curso como un medio de referencia. Frente a la crisis galopante de la gran prensa escrita, cada día más enfangada y enfeudada en operaciones de poder personal, la prensa de Internet en general, y El Confidencial en particular, tienen una oportunidad de oro para asentarse como representantes de ese tipo de periodismo libre e independiente que no aspira a poner o quitar presidentes del Gobierno, sino simplemente, ahí es nada, a democratizar y socializar la información como patrimonio de todos y no de unos pocos.

Desde esta perspectiva, en los próximos días anunciaremos cambios significativos en el diseño de la página, incluido un llamativo rediseño de nuestro logo, así como una serie de nuevas incorporaciones llamadas a consolidar El Confidencial, con la ayuda de sus cada día más numerosos lectores y amigos, como un medio de referencia tanto en la información económica como en la política. Que ustedes lo vean.

Sabido es que el parón agosteño marca el inicio de septiembre como el verdadero comienzo del curso político y no digamos ya del económico, asunto particularmente evidente en lo que a la vida de las empresas se refiere. En estas fechas, es casi obligado, por eso, lanzar la vista hacia el futuro inmediato y tratar de localizar aquellos hitos en el camino que van a marcar la ruta de un curso que se adivina trascendente para la suerte de muchas cosas, algunas tan importantes para la convivencia como la propia España.