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La estrategia de la araña etarra
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Jesús Cacho

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La estrategia de la araña etarra

Campeón mundial de columpio. Imposible hacer el ridículo de forma más estrepitosa y en menos tiempo. El viernes 29, el presidente del Gobierno aseguró, con la

Campeón mundial de columpio. Imposible hacer el ridículo de forma más estrepitosa y en menos tiempo. El viernes 29, el presidente del Gobierno aseguró, con la solemne vacuidad que le caracteriza, que “en un año estaremos mejor que hoy”. No habían pasado ni 24 horas y ETA le contestaba con la rotundidad a que nos tiene acostumbrados desde hace décadas: haciendo volar por los aires el aparcamiento de la terminal 4 de Barajas, y provocando dos muertes inocentes. ETA vuelve a matar, y estos muertos tienen un culpable.

Los terroristas han ido a golpear en el que quizá es el lugar arquitectónicamente más emblemático de la España rica del siglo XXI, la archipremiada –aunque vilipendiada por los usuarios- nueva terminal de Barajas, en el corazón del país, y en uno de los días con mayor tráfico aéreo del año, con miles de personas acudiendo a sus destinos a pasar la Noche Vieja. No podían haber elegido los violentos mejor escaparate para decirle al blandito señor Zapatero de qué va la vaina, esto no es un juego, querido José Luis, ni una broma con los que llevan 40 años practicando el tiro en la nuca, de modo que, a ver si te enteras, han venido a decirle los violentos, aclárate de una vez y deja de marear la perdiz, porque esto va en serio: Si usted quiere seguir adelante con este empeño, ya sabe el precio: Independencia del País Vasco más Navarra. ¿Lo tomas o lo dejas, magnífico Príncipe de la Paz?

Porque eso es lo que significa el diálogo para ETA. Y por eso los violentos se han quedado tan frescos. Lo dijo ayer, con la desvergonzada sinceridad que le caracteriza, el señor Otegui: la izquierda abertzale no considera roto el proceso de paz por la minucia de una bomba... Pues claro que no, es la forma de negociar de ETA: veo tus cartas y subo la apuesta con un par de muertos sobre la mesa de negociación, y a ver qué haces ahora, Zapatero prodigioso.

Lo que hizo ayer nuestro hombre fue venir corriendo de su retiro vacacional para comparecer ante los periodistas con cara de susto. Para lo que dijo, podía haberse quedado en Doñana tocando la zambomba. Un tipo claramente superado por las circunstancias, que intentó una especie de mitin ante las cámaras de la televisión para dar sensación de lo que a todas luces no tiene: firmeza, y para no contestar a ninguna de las escasas preguntas que le hicieron los plumillas presentes, envuelto en la retórica huera de las cuatro frases hechas con las que viene, mal que bien, capeando el temporal desde el 14-M.

Esta vez le tocó protagonismo estelar a eso de la “voluntad inequívoca del abandono de la violencia”. Pero, José Luis querido, ETA lleva meses dándote pruebas sobradas con la kale borroka de su “voluntad inequívoca” de abandonar la violencia, y tú como el que oye llover, que no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni peor ciego que el que no quiere ver lo evidente. Y ahí sigue en sus trece el señor presidente del Gobierno, que es lo más grave, en mi opinión de lo ocurrido ayer, porque Rodríguez Zapatero habló de suspender, pero no de romper, “todas las iniciativas para el desarrollo de ese diálogo” y que los españoles sepan, hay un largo trecho semántico entre suspender un proceso y romperlo definitivamente.

Y mucho menos habló del Pacto Antiterrorista y de la Ley de Partidos. De modo que ya podemos imaginar en qué aguas tibias se va a mover en los próximos días. ZP ha ido demasiado lejos y ya no tiene fácil vuelta atrás, víctima de la estrategia de la araña etarra. En contra, al menos, de la opinión de la mitad de los españoles, que reclamaban unidad a la hora de afrontar el envite del final del terrorismo –quizá su gran pecado-, el señor Zapatero ha tratado de convertir un problema de Estado en una oportunidad personal y partidaria, sectaria, destinada a apuntalarle en el Poder sine die, y a mandar a galeras para mucho tiempo al primer partido de la oposición. Esta estrategia mendaz ha saltado por los aires. Y con un par de víctimas mortales sobre la mesa, unas muertes que le incumben directamente.

Campeón mundial de columpio. Imposible hacer el ridículo de forma más estrepitosa y en menos tiempo. El viernes 29, el presidente del Gobierno aseguró, con la solemne vacuidad que le caracteriza, que “en un año estaremos mejor que hoy”. No habían pasado ni 24 horas y ETA le contestaba con la rotundidad a que nos tiene acostumbrados desde hace décadas: haciendo volar por los aires el aparcamiento de la terminal 4 de Barajas, y provocando dos muertes inocentes. ETA vuelve a matar, y estos muertos tienen un culpable.