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Cajas, una reforma en vía muerta
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Jesús Cacho

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Cajas, una reforma en vía muerta

El debate sobre la crisis económica del pasado miércoles ha vuelto a poner de actualidad una de las reformas consideradas ab initio como esenciales para salir

El debate sobre la crisis económica del pasado miércoles ha vuelto a poner de actualidad una de las reformas consideradas ab initio como esenciales para salir del atolladero, la financiera, que hoy, más de dos años después del estallido de la burbuja, sigue en vía muerta, convertida en museo de cera de la incapacidad del Gobierno de Rodríguez Zapatero para gestionar los planes que propone, seguramente porque no pasan de ser artificios publicitarios para ir trampeando en espera de que el invierno de la crisis dé paso como por arte de magia a un verano de bienestar. Fue Mariano Rajoy quien se refirió en las Cortes a un asunto que sigue siendo clave para devolver la vida –el crédito- al sistema productivo: “Necesitamos reestructurar el gasto público, acabar con el descontrol del déficit y de la deuda, acometer la reforma laboral. A ello hemos de añadir la  reestructuración del sistema financiero y las reformas de sectores estratégicos (…) ¿Quién va ocuparse de que vuelva a circular el crédito y recupere su aliento la actividad económica? (…) Podemos hablar en serio de la reestructuración del sistema financiero. Es que el FROP al que usted se ha referido aquí fue aprobado en junio y estamos en febrero y no se ha hecho ninguna operación”. 

Tres citas, al menos, para enfatizar la importancia de una  reforma que, en pura lógica, debería haber sido la primera en atacarse como origen que es del problema. Por desgracia, un asunto que tendría que haber quedado encarrilado ya en 2008, primer año de crisis, sigue estancado por la falta de voluntad –cuando no la ausencia de instrumentos legales- del Gobierno central para poner firmes a los dirigentes autonómicos, la politización que aquí todo lo anega, la defensa a ultranza de los derechos adquiridos de unos cuantos, y la incompetencia de casi todos, rectores del Banco de España incluidos. La tardanza en acometer la reforma del sector financiero retrasará sin duda la salida de la crisis en España. Como muchos temían, el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) se ha convertido por derecho propio en testigo de ese fracaso. El resultado es que, aprobado en junio pasado y con final marcado por Bruselas a junio próximo, de los 99.000 millones previstos solo se ha dotado con 12.000, de los cuales no se ha utilizado un euro a día de hoy, porque no se ha hecho ninguna operación. Y ello cuando apenas le restan 4 meses de vida legal. Casi una pieza de museo prematuramente envejecida. 

El debate sobre la crisis económica del pasado miércoles ha vuelto a poner de actualidad una de las reformas consideradas ab initio como esenciales para salir del atolladero, la financiera, que hoy, más de dos años después del estallido de la burbuja, sigue en vía muerta, convertida en museo de cera de la incapacidad del Gobierno de Rodríguez Zapatero para gestionar los planes que propone, seguramente porque no pasan de ser artificios publicitarios para ir trampeando en espera de que el invierno de la crisis dé paso como por arte de magia a un verano de bienestar. Fue Mariano Rajoy quien se refirió en las Cortes a un asunto que sigue siendo clave para devolver la vida –el crédito- al sistema productivo: “Necesitamos reestructurar el gasto público, acabar con el descontrol del déficit y de la deuda, acometer la reforma laboral. A ello hemos de añadir la  reestructuración del sistema financiero y las reformas de sectores estratégicos (…) ¿Quién va ocuparse de que vuelva a circular el crédito y recupere su aliento la actividad económica? (…) Podemos hablar en serio de la reestructuración del sistema financiero. Es que el FROP al que usted se ha referido aquí fue aprobado en junio y estamos en febrero y no se ha hecho ninguna operación”.