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Rubalcaba pierde el primer set
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Jesús Cacho

Con Lupa

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Rubalcaba pierde el primer set

El 27 de Junio del pasado año, Juan José Millás publicó en la revista semanal de El País una extensa entrevista con el Alfredo Pérez Rubalcaba

El 27 de Junio del pasado año, Juan José Millás publicó en la revista semanal de El País una extensa entrevista con el Alfredo Pérez Rubalcaba (APR), vicepresidente y ministro del Interior. “Rubalcaba privado”. El escritor recorre los aposentos privados del búnker de Interior en un retrato al óleo donde Don Alfredo se perfila como un héroe de nuestro tiempo, un hombre dispuesto a entregar su tiempo, incluso su vida si menester fuere, por la tranquilidad de los españoles, en la que habla con prodigalidad de todo (menos del bar Faisán): de su infancia (“Fui un chaval muy religioso hasta los 14 o 15 años”); de ETA (“Pensar que puedes acabar con la banda y acelerar los ritmos es un error”), y naturalmente de Gürtel, capítulo que aprovecha para zurrar a los peperos que le acusan de falsificar pruebas (“Ese es un modo mafioso de amenazar a la policía. Dedícate a la delincuencia común, vienen a decir, pero a mí ni me toques que te doy. Y la policía dice: ¿Qué culpa tenemos de que exista Correa? A la policía y a la Guardia Civil les da igual de qué partido seas…”) Pero el momento tierno llega cuando el escritor pregunta:

-¿No aspira entonces a ser vicepresidente?

-Me hace mucha gracia cuando dicen eso. ¡Dios mío, volver a La Moncloa! Ya estuve allí y no quiero volver.

Ocurrió que el presidente del Gobierno decidió cambiar de arriba abajo su Gobierno el pasado octubre, y de tal cambio emergió con luz propia la figura de APR como incontestable heredero al trono crepuscular de Rodríguez Zapatero. Y Millás sintió que nuestro Fouché, “el genio tenebroso” que dijo Stefan Zweig, le había tomado el pelo en la entrevista de junio. Se desquitó a final de año, también en El País Semanal.  “El caso es que después de escuchar su respuesta [de junio] y valorar el tono en el que me la dio, que rebosaba una sinceridad sin límites, me di cuenta de que me había dejado llevar una vez más, ¡maldita sea!, por mis putos prejuicios, lo que me torturó muchísimo”, escribía Millás. ”Recuerdo que nada más llegar a casa, preso como me encontraba de un ataque de culpa, se lo dije a mi mujer:

–Tengo mal sabor de boca porque pensaba de Rubalcaba cosas que no son.

–Pues discúlpate y santas pascuas –dijo ella.

Es lo que hice, aunque de forma implícita, a lo largo del reportaje. Ahora estoy esperando a que se disculpe él conmigo, pero todavía no me ha llamado”.

Ahora aspira a ser Presidente del Gobierno, aunque lo niega con la misma convicción con que negó a Millás su intención de volver a la Moncloa. El afectado, siempre tan directo, tan entrañable, tan cercano en el cara a cara, suele estos días tirar de móvil para llamar a periodistas de postín ante los que se excusa y protesta con franciscana humildad: “yo no quiero, pero me están empujando. Llevo ya muchos años en esto y pretendo descansar. Además mi salud, ya sabes, pero son tan terribles las presiones, fulano…” Y cuando tal dice, la figura de porcelana del hombre que lo sabe “todo de todos” se agita nerviosa mientras vierte disculpas cual tinta de calamar que a pocos logran despistar. El episodio recuerda al general Armada del abracadabrante capítulo del 23-F: la situación era tan confusa, desesperada incluso, que aun en contra su voluntad no iba a tener más remedio que hacerse cargo de la situación. Los salvadores de la patria siempre suelen aparecer empuñando su candil a la vuelta de la esquina del desconcierto colectivo.

A lo largo de enero y de forma calculada se fueron sucediendo tales pronunciamientos que, oh sorpresa, en general solían coincidir con entrevistas o visitas del afectado al barón de turno

El diseño de APR para alcanzar la cima es sencillo y desde luego propio de situaciones de crisis con cambio de ciclo político incluido. Se trata de extender el certificado de defunción de Zapatero por acumulación de una serie de pronunciamientos progresivos de barones del partido: si ZP decidiera no ser candidato a las próximas generales, la mejor solución para el partido sería APR. A lo largo de enero y de forma calculada se fueron sucediendo tales pronunciamientos que, oh sorpresa, en general solían coincidir con entrevistas o visitas del afectado al barón de turno. Si se veía con Patxi López, era el vasco quien veía en Alfredo a “un extraordinario cabeza de cartel". Si el recibido era Fernández Vara, el extremeño no tenía empacho en manifestar su predilección por “tres candidatos: Alfredo, Pérez y Rubalcaba”, añadiendo, para regocijo de incautos, que esa era “una opinión personal, sin hablarla con nadie”. En el cogollo de la operación está Manuel Chavés y su “miniyo”, Gaspar Zarrías, un apparatchik puro cuyo trabajo consiste en hacer de correveidile entre su jefe y los barones. Naturalmente José Blanco y también gente de Ferraz y de la propia Ejecutiva, caso de Elena Valenciano y Antonio Hernando, protagonistas, por “mandaos”, del intento de defenestración del secretario general de PSM, Tomás Gómez.

Un error garrafal de Ramón Jáuregui

El efecto bola de nieve fue inmediato: APR es la mejor solución -en realidad la única, vienen a decir- en caso de descarte de Zapatero. Se trata de que en el momento en que el presidente tire la toalla, se produzca una “proclamación por aclamación”, en expresión de un miembro de la Ejecutiva a este diario, de Rubalcaba como sucesor. Los cauces formales de convocatoria de primarias quedarían respetados, aunque a las mismas solo se presentaría un candidato. Incluso podría celebrarse un Congreso del que APR saldría sin problema investido de la doble condición de secretario general y candidato a la presidencia del Gobierno. El resto del partido calla, asombrado por la potencia de fuego de la maniobra, y a menudo otorga, con excepción de unos pocos: José María Barreda, José Antonio Griñán, el citado Gómez…

Al cierre de la convención, y con APR muy en un segundo plano, ZP hace una irónica referencia al contento que le produce el que “todos estemos centrados en lo que debemos estarlo

Pero en la última semana de enero se produce un error garrafal protagonizado por Ramón Jaúregui. Falto de tablas bastantes, el vasco se reúne a comer el miércoles 26 con un grupo de periodistas en uno de esos off the records que definen mejor que un tratado la enfermedad del periodismo español y allí se lanza a tumba abierta: “Tenemos una hoja de ruta trazada. Zapatero anunciara su decisión de no presentarse después del verano. Alfredo será el sucesor: tendrá cierta oposición, pero será de poco recorrido…”.

Pero los off the records son armas que carga el diablo y pueden llegar a explotar si caen en manos de un periodista de verdad, caso de Pedro J. Ramírez, que decide pasarse el secreto por la entrepierna y exige a su periodista abrir El Mundo al día siguiente con los gritos y susurros del ministro de la Presidencia. La aludida salva su honor avisando al resto de medios presentes en la conversación: sepan vuesas mercedes que mi señorito ha decidido publicarlo mañana a toda mecha. Y es así como otros medios salen al día siguiente con la nueva. La Vanguardia en portada: “El Gobierno trabaja ya con el escenario de que Rubalcaba será el candidato en 2012”.

La “exclusiva” colectiva del jueves 27 provoca una verdadera conmoción en el partido. Aquello es “un golpe de Estado dentro del PSOE, que pretende enterrar en vida a Zapatero”, asegura una fuente cercana a la Junta andaluza, y precisamente la misma semana en que ZP acaba de anunciar la firma de un dizque Pacto Social con sindicatos y empresarios. El impacto es brutal: “Esto es una indecencia; desde el punto de vista electoral, nosotros mismos nos estamos pegando un tiro en los huevos”. Y hay una reacción en cadena cuya consecuencia inmediata es que nuestro Fouché suspende, fulminante, su asistencia a la Convención socialista celebrada el pasado fin de semana en Zaragoza, porque “tenía que cerrar algunos flecos del Pacto Social”.  Naturalmente clausura la cena triunfal que el sábado 29 tenía previsto celebrar con sus barones, así como una comparecencia en dolor de multitudes que pensaba mantener en el mismo escenario. Al cierre de la convención, y con APR muy en un segundo plazo, ZP hace una irónica referencia al contento que le produce el que “todos estemos centrados en lo que debemos estarlo”.

Un APR muy preocupado con el “caso Faisán”

La Guardia Civil todavía debe estar midiendo la traza dejada frente a Castellana 5 por el frenazo protagonizado por la “operación Rubalcaba” esta semana. ¡Quietos todos, que nadie se mueva, que tal vez hemos ido demasiado lejos, demasiado de prisa, demasiado pronto! El silencio de los conjurados ha sido total en los últimos días. Incluso un aliado coyuntural tan importante como Blanco, amigo personal de ZP, ha hecho un comentario revelador en COPE, donde ha manifestado que “en el PSOE hay banquillo de sobra”, lo que da pie a pensar que para muchos socialistas puede que Don Alfredo no sea la única solución. Precipitada marcha atrás de los conjurados, pues, con un APR que, en una semana de fastos, con la señora Merkel por bandera, se ha mantenido en un notorio segundo plazo.

Se trata, en todo caso, de un repliegue puramente estratégico. Estamos ante una lucha descarnada por el poder dentro del Partido Socialista y el hombre con más poder del momento en España no va a cejar en su empeño de cerrar con el broche de oro de la Presidencia su dilatada carrera política. El caso Faisán es la nube que empaña su horizonte, “algo que está viviendo de forma muy intensa, como una amenaza cierta, preocupadísimo, moviéndose como una anguila en los ambientes judiciales para pararlo”. Ni aunque quisiera podría APR dar marcha atrás. El grupo Prisa y todo lo que él representa no se lo permitirían, decidido Cebrián, Felipe et alii a acabar con el de León por la vía rápida, cobrándose el precio de las ofensas recibidas en estos años, en particular la ruptura del statu quo que el difunto Polanco había establecido con el PSOE desde el 82 y que ZP ha hecho añicos creando grupo de comunicación propio con Roures y compañía. Cebrián no se conforma con acabar con ZP: quiere, además, humillarlo. Porque de humillación califica el capo de Prisa episodios como que el Presidente acceda a ser entrevistado en una cadena de TV marginal como VEO7 (Unidad Editorial, El Mundo) por el vicedirector de Ramírez. Puro intercambio de humillaciones. Volverán contra Zapatero para rematarlo en el momento procesal oportuno. Hablamos de lucha por el Poder, con mayúscula. “Humano, demasiado humano”, que decía Nietzsche. Malos tiempos para espíritus libres.

El 27 de Junio del pasado año, Juan José Millás publicó en la revista semanal de El País una extensa entrevista con el Alfredo Pérez Rubalcaba (APR), vicepresidente y ministro del Interior. “Rubalcaba privado”. El escritor recorre los aposentos privados del búnker de Interior en un retrato al óleo donde Don Alfredo se perfila como un héroe de nuestro tiempo, un hombre dispuesto a entregar su tiempo, incluso su vida si menester fuere, por la tranquilidad de los españoles, en la que habla con prodigalidad de todo (menos del bar Faisán): de su infancia (“Fui un chaval muy religioso hasta los 14 o 15 años”); de ETA (“Pensar que puedes acabar con la banda y acelerar los ritmos es un error”), y naturalmente de Gürtel, capítulo que aprovecha para zurrar a los peperos que le acusan de falsificar pruebas (“Ese es un modo mafioso de amenazar a la policía. Dedícate a la delincuencia común, vienen a decir, pero a mí ni me toques que te doy. Y la policía dice: ¿Qué culpa tenemos de que exista Correa? A la policía y a la Guardia Civil les da igual de qué partido seas…”) Pero el momento tierno llega cuando el escritor pregunta:

Alfredo Pérez Rubalcaba