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El darwinismo encumbra a Sánchez y Vox
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Estefania Molina

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El darwinismo encumbra a Sánchez y Vox

"No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio", dejó escrito Charles Darwin

Foto: Casado en el cierre de campaña. (Reuters)
Casado en el cierre de campaña. (Reuters)

La campaña transcurría sin sorpresa, quizás, hasta que varias mutaciones advirtieron de una evolución genética partidista tras el 28-A. "La derecha solo puede renovarse así: destruyéndose y volviendo a nacer. Pasó con UCD, Alianza Popular…", reflexionaba hace días un áulico de Moncloa. Las puñaladas entre PP y Ciudadanos esta semana alertan de la crisis del centro derecha, ante la presencia de la marea de Vox. "En cambio, Sánchez tiene el factor darwinismo: ha adaptado a un PSOE de 140 años", añade mi interlocutor sobre su triunfo histórico, 11 años después.

El éxito de esa resistencia al medio pasará así por haber introducido en estos tres años la mutación 'sanchista' al viejo PSOE, poniendo la maquinaria (baronías inclusive) al servicio de los intereses tácticos del presidente y un relato personal. Unos días, ese PSOE fagocitador de Podemos, con arriesgados equilibrios territoriales y esponja de la indignación por la precariedad. Otros, el partido de orden, frente a la histeria de la derecha, los independentistas y la polarización con Vox. "¿Qué habrán visto en este chico que nosotros no?", ironiza aún un antiguo rival interno.

Un desgaste paralelo de Podemos levanta ya suspicacias sobre si la reciente metamorfosis puritana de Pablo Iglesias será la táctica para relanzar al partido, tras el 28-A. "Ahora es tarde", denuncia un errejonista que ve arrebatada su vía "blanda". Su campaña pecó de errática al inicio, con riñas incesantes contra los medios y la cloaca. Si bien, la dulcificación de Iglesias sugiere un intento por ganarse la confianza del PSOE y los mercados. Un Sánchez fuerte podría prescindirle en el Gobierno y ello debilitaría más la utilidad del partido morado.

Pero la selección natural se endurece a la derecha, ante el imaginario de los mítines abarrotados de Vox. El gen dominante del nacionalismo —y su fingida igualdad— sacia ya con fiereza el malestar identitario de una porción de jóvenes. "Es el mal necesario", suelta un chaval en un bar, sobre propuestas como limitar el derecho al aborto. A cambio, quiere intervenir Cataluña y fuera la inmigración. El rumor de que Santiago Abascal dará la campanada amanece esta jornada más fuerte: eso demostraría que su sigilo táctico era solo un espejismo visual.

Albert Rivera, a su vez, recordará este domingo que él intuyó antes esa oleada patriótica que ahora le debilita. "Solo veo españoles", afirmó hace meses en la presentación de su España Ciudadana. Si su liderazgo resiste tras 13 años al frente de Cs, este liderará en adelante la opa hostil al PP (la metáfora Garrido). Debería reflexionar ahí del riesgo de forjarse un perfil ambiguo, a base de fichajes a UPyD, PSOE y PP. O si no limita su supervivencia el veto a Sánchez y ante la disyuntiva de que Vox le aventajase; y de Cs dependiese un gobierno PP-Vox.

placeholder Rivera durante un acto electoral. (Reuters)
Rivera durante un acto electoral. (Reuters)

¿Y Pablo Casado? Este podría olerse quizás que su ventaja sea devolver al PP al perfil de partido de Estado. Una aportación tranquila —ensayada en los debates— al tándem conservador que no desdeña con Vox. Pero la crisis de identidad del PP se agudizará con los casos de corrupción aún por juzgar, o si aparecen los ecos de cuestionamiento a Casado, ante el posible peor resultado electoral de su historia. Los populares deberán trabajar en el valor diferencial de su oferta política, que penetra de forma escasa en la juventud, más allá de hacer suya la batalla cultural de Vox.

A la postre, la definitiva mutación genética será el renovado papel de las mujeres tras el 28-A. Cayetana Álvarez de Toledo e Inés Arrimadas exhiben ya una cooperación mayor que sus presidentes de partido, sea para tomar su relevo, o en caso de que PP y Cs cooperen para reorganizar el centro derecha. Irene Montero está llamada a suceder a Iglesias, al frente de Podemos. La ministra María Jesús Montero es promocionada por el PSOE en los debates públicos, y quizás en el Gobierno. Y Rocío Monasterio supone la mujer más potente de Vox.

Aunque la lucha real por la supervivencia se desencadenará a partir de este 28-A si las previsiones fallan, sobreviene el bloqueo y salta la sorpresa en Ferraz, o si el contexto camina hacia una recesión que aliente más populismo. "No es el más fuerte de las especies el que sobrevive, tampoco es el más inteligente el que sobrevive. Es aquel que es más adaptable al cambio", dejó escrito Charles Darwin sobre la evolución, que hace cuatro años azota persistentemente a nuestro sistema político.

La campaña transcurría sin sorpresa, quizás, hasta que varias mutaciones advirtieron de una evolución genética partidista tras el 28-A. "La derecha solo puede renovarse así: destruyéndose y volviendo a nacer. Pasó con UCD, Alianza Popular…", reflexionaba hace días un áulico de Moncloa. Las puñaladas entre PP y Ciudadanos esta semana alertan de la crisis del centro derecha, ante la presencia de la marea de Vox. "En cambio, Sánchez tiene el factor darwinismo: ha adaptado a un PSOE de 140 años", añade mi interlocutor sobre su triunfo histórico, 11 años después.

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