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Lo que hay detrás de ERC con la Abogacía del Estado
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Estefania Molina

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Lo que hay detrás de ERC con la Abogacía del Estado

Eso es lo que hay detrás, de las demandas de ERC buscando retratar a la Abogacía. Una institución que ya se manifestó a favor de que se preservase la inmunidad de Junqueras

Foto: El cabeza de lista al Congreso por ERC, Gabriel Rufián, junto a una foto del presidente del partido, Oriol Junqueras. (EFE)
El cabeza de lista al Congreso por ERC, Gabriel Rufián, junto a una foto del presidente del partido, Oriol Junqueras. (EFE)

Esquerra Republicana mantiene en vilo la investidura de Pedro Sánchez, mientras no llegue el gesto que exige a la Abogacía del Estado con Oriol Junqueras, pese a llevar años denunciando que la justicia española estaba "politizada". Lo advirtió la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el día que tomaba posesión en el Consejo de Estado: “El populismo busca desprestigiar primero las instituciones para después ponerlas a su servicio”. Y esa es precisamente la historia viva del ‘procés’.

Pues el independentismo obtuvo —paradójicamente— lo que tanto ansiaba cuando el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) quitó a España la razón con el procedimiento por que se impidió a Junqueras tomar posesión como eurodiputado. El objetivo siempre ha consistido en encontrar las fisuras del sistema judicial de nuestro Estado para impugnar luego de arriba abajo los tribunales, a la Fiscalía, a los magistrados, a los cuerpos policiales. Por eso mismo, ahora el nuevo falso mantra soberanista es invalidar el juicio del 1-O.

Pero qué cabe esperar del 'procés', una máquina de retorcer los márgenes del sistema judicial, pero sin ganar nunca la batalla de la independencia real

Aunque así opera el populismo, a saber: sembrando la duda sobre la limpieza de las instituciones, para ponerlas a su servicio después. Sirva de ejemplo el trato dado a la Fiscalía, en estos años por el discurso soberanista. Este ha versado sobre la idea de que el Ministerio Público acataba los reclamos del Gobierno de turno. Hasta que se exigió a Moncloa —también lo hizo ERC— que los fiscales del juicio al 1-O cambiasen la acusación de la rebelión. La Fiscalía no cedió. Y eso, aunque el Supremo condenase luego a los 'exconsellers' por sedición.

Pero qué cabe esperar del ‘procés’, una máquina de retorcer los márgenes del sistema judicial, pero sin ganar nunca la batalla de la independencia real. La última intentona fue la investidura a distancia de Carles Puigdemont, cuando ya se había fugado a Waterloo en 2017. Santamaría presentó, contra el criterio de la Abogacía, un recurso preventivo ante el Tribunal Constitucional para impedirlo. No pocas críticas recibió el gesto, aunque el TC dio la razón a Moncloa. En qué sistema se entiende, aunque no esté previsto, que se lleve a cabo una investidura a distancia.

Sin embargo, el modus operandi del ‘procés’ hace tiempo contamina también a su propio sistema institucional. El mismo día en que el TJUE fallaba a favor de Junqueras, Quim Torra era inhabilitado. La sentencia que pesa sobre el máximo representante de la institución catalana, que es la presidencia de la Generalitat, se convirtió en casi una anécdota en las páginas de los periódicos. Es la muestra de hasta qué punto el tándem Torra-Puigdemont ha dejado a la altura de activistas la función del poder ejecutivo en Cataluña.

Pero para qué un Parlament, se preguntan, teniendo el Consejo de la República, y demás entes dedicados a pervertir la esencia democrática

Sin obviar, asimismo, la institución del Parlament. Convertido ahora en esa cámara para la performance propagandística los días pares, para arremeter contra la mitad de catalanes los impares. Una suerte de teatrillo vaciado de poder legislativo, donde es noticia, casi inédita, es el intento de aprobar unos presupuestos, prorrogados desde 2017. Pero para qué un Parlament, se preguntan, teniendo el Consejo de la República, y demás entes dedicados a pervertir la esencia de la representación democrática, por cauces partidistas.

Finalmente, está el trato dado por el independentismo a la monarquía. La última de Gabriel Rufián, acusar al Rey de dar un “mitin de Vox”. Precisamente, cuando en tiempos de desasosiego político lo único que aparece como sólido a ojos de los ciudadanos es la existencia de un monarca que no es susceptible de vaivenes populistas. Un Rey que simboliza todo aquello que el ‘procés’ no puede tolerar. Es decir, la robustez de las instituciones que los independentistas buscan desprestigiar, en su deriva autodestructiva.

Eso es lo que hay detrás, en el fondo, de las demandas de ERC buscando retratar a la Abogacía. Precisamente, una institución que ya se manifestó a favor de que se preservase la inmunidad de Junqueras y recogiese su acta de diputado. Lo que hay detrás, como hasta ahora, es la voluntad de cumplir su propia autoprofecía, de fingir que ponen las instituciones a su servicio, para seguir desprestigiando todo el entramado estatal. Y aunque nunca consigan el referéndum de autodeterminación, seguirán valiéndose de su capacidad de embarrar.

Esquerra Republicana mantiene en vilo la investidura de Pedro Sánchez, mientras no llegue el gesto que exige a la Abogacía del Estado con Oriol Junqueras, pese a llevar años denunciando que la justicia española estaba "politizada". Lo advirtió la exvicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, el día que tomaba posesión en el Consejo de Estado: “El populismo busca desprestigiar primero las instituciones para después ponerlas a su servicio”. Y esa es precisamente la historia viva del ‘procés’.

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