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Aragonès se aferra a la coartada lingüística contra Sánchez
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Estefania Molina

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Aragonès se aferra a la coartada lingüística contra Sánchez

La defensa de la lengua sirve también para desviar la atención de la mesa de diálogo con tal de que ERC gane tiempo y el PSOE pueda estirar hasta el final la legislatura

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Enric Fontcuberta)
El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Enric Fontcuberta)
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El independentismo ha encontrado la causa que necesitaba para reanimar al movimiento y hacer que sus esfuerzos negociadores con Pedro Sánchez salgan del saco roto, evitando que Esquerra Republicana siga sumida en el descrédito de una mesa de diálogo cada vez más estéril. Esa causa es la defensa hiperbólica del modelo de inmersión lingüística. Aunque el Govern lo enarbola como un ataque, ello le coloca en realidad en una situación políticamente muy cómoda para seguir vendiendo un relato en contra de España, mientras tapa que nunca logrará sacarle un referéndum a Moncloa.

No hay más que ver la 'performance' que desplegó el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, en un colegio durante su discurso navideño para apreciar cómo ERC moldea en su beneficio político el ariete de la lengua. Toda la épica del primer colegio que secundó la inmersión en la comunidad autónoma. Todo lo 'bienqueda' posible, habida cuenta de que el modelo de escolarización es causa común entre los electorados de Junts y de Esquerra. En definitiva, una nueva bandera para articular el movimiento a la contra de una idea, y superar la división interna, frente al dedo acusador de los junteros.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE)

A la sazón, la defensa de la lengua sirve también para desviar la atención de la mesa de diálogo, convertida en una comisión inerte para la foto, con tal de que ERC gane tiempo y el PSOE pueda estirar hasta el final la legislatura. Nunca fue un secreto que Sánchez estaba a lo sumo por ofrecer un Estatut. Incluso eso es algo difícil por cómo la derecha llegaría a acusarlo de vender la patria. Tampoco era misterio que Aragonès usó la mesa como coartada para llevar al líder socialista a la Moncloa, por puro cálculo de utilidad y del temor a que gobernara derecha.

De ese modo, que el conflicto político sea ahora la inmersión le da algún sentido a ERC para seguir negociando con el PSOE algo que no caiga en la frustración del saco roto. Si no hay referéndum, al menos siempre se le podrá sacar al Gobierno menos beligerancia procesal con el modelo lingüístico o, incluso, más cuota de catalán en plataformas digitales, como ya se ha visto en los últimos tiempos.

Si bien, ERC no parece contar en su ecuación con los intereses intrínsecos del propio PSOE. En esencia, la forma cómo la posición del PSC ha cambiado en Cataluña de un tiempo a esta parte, en busca del voto de Ciutadans. De defender la inmersión lingüística a ultranza, los socialistas catalanes han pasado a ponerse de perfil, o a votar una cosa y la contraria. Miquel Iceta se ha tenido que subyugar así a un PSOE que cada vez ha ido dejándole menos oxígeno en el particularismo regional que el PSC solía abanderar. Distinta parece la línea de Salvador Illa, que no casualmente se ha convertido en el heredero del partido.

De defender la inmersión lingüística a ultranza, los socialistas catalanes han pasado a ponerse de perfil, o a votar una cosa y la contraria

En consecuencia, el regreso de la lengua como ariete lingüístico no solo hace retroceder al independentismo a pantallas anteriores al 'procés' e, incluso, a la sentencia del Estatut de 2010. Es decir, mitigando las ansias de planes más ambiciosos y subversivos, como la independencia o más consultas ciudadanas. También se demuestra el éxito discursivo que ha cosechado una parte de la derecha en Cataluña. Para empezar, el Ciutadans de Albert Rivera. Aunque la formación esté en proceso de descomposición, fueron los primeros en romper el consenso lingüístico, retomando la línea de voces como la de Alejo Vidal Quadras.

De fondo, el tema es de suma importancia en la actualidad por la hipótesis compartida que subyace. Esto es, si la lengua es determinante, o no, como elemento predictor del voto. Dicho en plata: si ha servido para forjar, o no, más independentismo. El nacionalismo había abanderado todo este tiempo la idea de la inmersión como elemento de cohesión social por el contexto de inmigración venida de otras partes de España. Hasta la fecha, los datos permiten establecer, a lo sumo, correlación entre el uso del catalán como lengua materna y voto independentista. No tanto así como lengua aprendida.

Con todo, la realidad es que la Generalitat se queja los días pares, pero cumple parcialmente con las sentencias que le exigen al menos el 25% de catalán. El Govern acata los recursos particulares de las familias que exigen la escolarización. No así con la aplicación del 25% de cuota con carácter general, que se litigó desde el Gobierno de Mariano Rajoy. Para ello, la Generalitat goza de la no beligerancia del Ejecutivo de Sánchez. Ahora bien, tampoco existe consenso entre los juristas sobre si el TSJC no estaría incurriendo, imponiendo la previsión general del 25%, en una suerte de papel legislador que no le corresponde.

Al poner un pie en los colegios, el 'president' de la Generalitat contribuye a lo que él mismo se queja de ser acusado

A la postre, la inmersión viene a sustituir así ahora a otros agravios que los líderes del independentismo venían usando de parapeto para nunca rendir cuentas ante sus bases sobre el fracaso de 2017. Véase el 155, al que incluso le montaron una comisión en el Parlament, sin reparar en que los funcionarios y varios políticos hoy en activo fueron los primeros en acatarlo. O, incluso, los 'exconsellers' encarcelados, a los que el Gobierno indultó este 2021. Durante mucho tiempo, los presos sirvieron a ERC y Junts para silenciar la fiscalización del independentismo civil a su gestión de los hechos de octubre.

Con todo, no es que la queja de Aragonès no sea sincera: en el pasado, la defensa del modelo venía cosechando gran transversalidad social en Cataluña, desde multiplicidad de agentes y colectivos sociales. La cuestión es que, al poner un pie en los colegios, el 'president' de la Generalitat contribuye a lo que él mismo se queja de ser acusado. Es decir, a instrumentalizar la causa políticamente, como hacen el Partido Popular de Pablo Casado, al albur del auge de Ciudadanos, primero, y recientemente de Vox. Para muestra, véase la permisividad en ciertos momentos del PP de José María Aznar con CiU.

A saber: si la política agarra la bandera de la sociedad civil, se hace vídeos en los centros educativos para consumo interno, luego será muy difícil vender el consenso social, cuando no el rédito político de la cuestión lingüística, o su partidismo.

El independentismo ha encontrado la causa que necesitaba para reanimar al movimiento y hacer que sus esfuerzos negociadores con Pedro Sánchez salgan del saco roto, evitando que Esquerra Republicana siga sumida en el descrédito de una mesa de diálogo cada vez más estéril. Esa causa es la defensa hiperbólica del modelo de inmersión lingüística. Aunque el Govern lo enarbola como un ataque, ello le coloca en realidad en una situación políticamente muy cómoda para seguir vendiendo un relato en contra de España, mientras tapa que nunca logrará sacarle un referéndum a Moncloa.

Pedro Sánchez Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)
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