Con V de voto
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Lo que esconde el giro de Vox ante la España Vaciada
Vox ensaya en Castilla y León el que podría ser un eje esencial para el regreso de la derecha al poder cuando sea que haya elecciones
Vox ensaya en Castilla y León el que podría ser un eje esencial para el regreso de la derecha al poder, cuando sea que haya elecciones generales en España. Esto es, la asimilación de ciertos elementos del discurso de la España Vaciada, con lo que ello conlleva. Ocurre que el rechazo de Vox a cualquier particularismo territorial hacía muy difícil hasta ahora que populares y voxitas sumaran ningún apoyo de candidaturas regionalistas a futuro, en caso de necesitarlas para llegar a la Moncloa. Pero Vox se ha adelantado a los hechos bajo un matiz de potentes implicaciones.
Ocurrió en el mitin de hace unas semanas. Abascal agarró el megáfono y desglosó una serie de ideas que, 'a priori', podrían suponer un contrasentido para una formación que hasta la fecha ha portado sin ambages la bandera de un nacionalismo español combativo con los periféricos, que considera la supresión de las Comunidades Autónomas, abogando por un único parlamento nacional. Incluso, una formación que había llegado a tildar a Alberto Núñez Feijóo, barón popular, de "nacionalista" por encarnar esos aires ruralistas gallegos. El discurso era el siguiente:
"León se ha convertido una de las principales víctimas del Estado de las autonomías. Sé que Álava no es igual que Guipúzcoa. Que Tarragona no es como Girona. Que León no es Valladolid. Nosotros, que no reivindicamos ningún discurso de ruptura, sí reivindicamos la verdadera pluralidad de España. Esa pluralidad con la que están terminando las autonomías centralistas. El modelo de Vox defiende las provincias con sus peculiaridades, con sus diferencias… como el de los leoneses, que hasta ahora se han sentido postergados".
Vox ha empezado así a dar respuesta a una realidad que hasta ahora le quedaba muy lejos: cómo aglutinar dentro de su visión única de la Nación las distintas sensibilidades territoriales, que existen en nuestro país, incluso en zonas sin afán secesionista. De un lado, culpando a las autonomías por laminar esa pluralidad. Del otro, desarrollando un modelo donde las provincias actuarían como unidades de gestión al estilo francés. Es decir, sin poder político —que seguiría en manos de un único Congreso— solo con poder de gestión o administrativo.
Vox corrige así uno de los problemas territoriales que también tuvo en su momento el discurso de Ciudadanos. Albert Rivera pecó de una visión jacobina, centralista y uniforme del territorio, como si España fuera Francia. A la larga, eso solo podía que provocarle contradicciones, en un país caracterizado por una fuerte querencia municipalista y regionalista entre los ciudadanos. Muestra de cómo Cs asumió esa crítica es que, en pocos años, Rivera pasó de rechazar las diputaciones provinciales, a tenerlas que integrar en su pragmatismo, máxime después de su extensión regional en los comicios de 2019.
Con todo, el movimiento discursivo de Vox no es nuevo –estaba ya en su ideario–, pero se ha dejado ver ahora, no casualmente, con motivo de las elecciones de Castilla y León. El objetivo: intentar absorber alguno de los votos de la pulsión de malestar que de fondo abanderan la 'España Vaciada' en sus muchas candidaturas. Sin embargo, ese relato no se podía mantener criticando a todos los particularismos por igual. Por eso, ha introducido un agravio comparativo respecto a unos particularismos que los voxitas creen "peores". En el mismo mitin, Abascal acusó a "las cesiones al separatismo catalán y vasco" (que) "han servido para empobreceros más a vosotros".
"No queremos sumarnos a esos experimentos que convierten el Congreso, aún más, en un mercado persa"
Así pues, Vox apela ya a una suerte de "agravio mesetario" que se pueda articular fácilmente entre ese electorado, en contra de ERC, PNV, Bildu, Junts… Si bien, el mantra no menciona que Madrid sea también una causa del vaciado de la Meseta. Es innegable que esta, como Comunidad Autónoma, absorbe muchos recursos porque alberga el centro de poder: las instituciones financieras, políticas, económicas… por el simple hecho de ser la capital de España.
Con todo, y pese a compartir algunos diagnósticos, Vox distaría de la solución de la España Vaciada en su defensa de un poder único. "No venimos a decir que hay que copiar el modelo de los separatistas. Ya hemos visto para qué sirve Teruel Existe, para que Sánchez gobierne con el apoyo de Bildu, de separatistas. No queremos sumarnos a esos experimentos que convierten el Congreso, aún más, en un mercado persa". Esto es: una crítica sobre la fragmentación del parlamento, que corre riesgo de ir sumando apoyos en el debate público. De hecho, antes fue introducida por Cs, quien habló de barreras de voto del 3% para que los independentistas no lograran representación.
Así, la realidad es que la contienda de Castilla y León debe entenderse como una plaza clave para el futuro de la política en España, aunque ello no se dejará ver en la foto del 13 de febrero, todavía.
En esencia, porque la eclosión de la España Vaciada no es en sí mismo un elemento novedoso. Hay que recordar que muchas de esas candidaturas ya existían anteriormente. Por ejemplo, Por Ávila, escisión del PP, ya contaba con algún procurador. Unión del Pueblo Leonés venía siendo ya fuerte por la vía de una sensibilidad de izquierdas. La propia "Soria Ya!" tuvo un parecido en el pasado con la Plataforma del Pueblo Soriano.
Sin embargo, el giro en el discurso de Vox sí será clave a futuro, en elecciones generales, cuando sean por un motivo distinto: hace plausible que un gobierno de populares y voxitas logren el apoyo de las plataformas de la EP. Es esencial recordar que, hasta la fecha, la izquierda del PSOE y Podemos eran los únicos que podían pactar con nacionalistas, regionalistas e independentistas, por su defensa de los particularismos territoriales. Eso aislaba al PP y le condenaba a tener que sumar 176 escaños justos con Vox, si quería volver a gobernar.
Pero ahora, la cosa es distinta: Vox ha abierto la veda para sumar esos potenciales socios. Y ese factor es incluso más importante que el debate sobre si la EP le quitará más votos a la izquierda o a la derecha el próximo 13-F en Castilla y León. A fin de cuentas, todo escaño cuenta en una eventual votación de investidura, en un sentido u otro, con independencia de dónde venga. Con la diferencia de que el PP ya no estará tan aislado frente a la izquierda, como antes, porque Vox le ha allanado el camino para sumar a estos pujantes 'regionalistas mesetarios'.
Vox ensaya en Castilla y León el que podría ser un eje esencial para el regreso de la derecha al poder, cuando sea que haya elecciones generales en España. Esto es, la asimilación de ciertos elementos del discurso de la España Vaciada, con lo que ello conlleva. Ocurre que el rechazo de Vox a cualquier particularismo territorial hacía muy difícil hasta ahora que populares y voxitas sumaran ningún apoyo de candidaturas regionalistas a futuro, en caso de necesitarlas para llegar a la Moncloa. Pero Vox se ha adelantado a los hechos bajo un matiz de potentes implicaciones.
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