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¿Hacia un eje moderador Duran-Navarro?
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Joan Tapia

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¿Hacia un eje moderador Duran-Navarro?

La sombra de Grecia planea. Sumen Grecia, el escándalo Bankia, las sospechas sobre la banca que obligan a dos auditorías internacionales pese al positivo informe del

La sombra de Grecia planea. Sumen Grecia, el escándalo Bankia, las sospechas sobre la banca que obligan a dos auditorías internacionales pese al positivo informe del FMI, el disparo del déficit de Esperanza Aguirre que eleva el español al 8,9% del PIB, la visita a Madrid de de inspectores de la UE… El mes de mayo es un calvario. Y en Cataluña sólo faltaba la degradación por la agencia Moody's de la deuda pública a bono basura. La Generalitat no puede acudir a los mercados y se ha agotado la formula Castells, tan criticada por CiU, de los bonos minoristas (la denominación de patrióticos es estúpida).

Sea por lo que sea (sentencia del Constitucional, incumplimiento de los gobiernos de Zapatero y Rajoy, caída de los ingresos fiscales, cierre de los mercados…) en Cataluña la demanda de un nuevo pacto fiscal es muy mayoritaria y se extiende mas allá de la clase política al mundo empresarial y sindical. No será fácil de lograr en una España sacudida por una segunda recesión, con un déficit del 8,9% del PIB y que sólo se financia gracias a las inyecciones del BCE a la banca, pero la sociedad catalana reclama. Incluso el PPC de Alicia Sánchez Camacho que querría intermediar entre Artur Mas y Mariano Rajoy.

Las cosas no van por ahí. Ante las dificultades, Artur Mas parece haber optado por la huida hacia delante. Ha dicho que Catalunya tendrá su Hacienda propia que recaudará todos los impuestos con acuerdo o sin acuerdo. Por las buenas o por las malas. Y el portavoz Francesc Homs, hábil y muy cercano al president, afirma que hay mayoría en el Parlament (CiU, ERC e ICV) para ello. Es un camino arriesgado que puede conducir al enfrentamiento pero que tiene a su favor el viacrucis financiero de la Generalitat y la sentencia del Tribunal Constitucional que ha deslegitimado la via estatutaria.

Las cosas no van por ahí. Ante las dificultades, Artur Mas parece haber optado por la huida hacia delante. Ha dicho que Catalunya tendrá su Hacienda propia que recaudará todos los impuestos con acuerdo o sin acuerdo. Por las buenas o por las malas

Gran parte de Catalunya duda ante este horizonte de ruptura. Personas muy próximas a Duran Lleida confiesan que la pelea frontal con el gobierno de Madrid será estéril, aún en el supuesto de que CiU lograra la mayoría absoluta, lo que tampoco está claro. El propio Durán ha insinuado reservas hacia la tentación soberanista de CDC: pacto fiscal- hacienda propia- derecho a decidir- independencia. Y ha añadido que en un choque de trenes nadie sale indemne.

Suscita gran interés la cumbre de hoy entre Duran Lleida y Pere Navarro, el nuevo primer secretario del PSC. Navarro, alcalde de Terrasa en su tercer mandato, es realista y pragmático. Es partidario del pacto fiscal pero ni quiere sumarse al dictado de CiU, ni suscribe la idea del concierto para mañana (pide la progresiva equiparación con el modelo vasco), ni cree en la salida obligada de la LOFCA. Navarro, que valora el pacto con Madrid de Castells (aplicado sólo en parte), sabe además que Catalunya (18% del PIB español) no es Euskadi (7%).

A Durán le interesa el consenso con Navarro. Por la tradición europea de colaboración entre democristianos y socialistas. Pero sobre todo porque cree que un pacto amplio de CiU, PSC y los otros partidos catalanistas tendría mucho apoyo en Cataluña, reforzaría en el PPC a Alicia Sánchez Camacho y Enric Millo ante Madrid y podría ganar la partida. Mientras que la vía del choque de trenes puede generar mucha tensión y pocos frutos.

Por eso un posible eje Durán-Navarro, que suavizara los postulados de CDC, es seguido con interés por el 'establishment' catalán (Fomento del Trabajo Nacional, Cámara de Comercio) y los sindicatos. Y la estrategia del choque de trenes tiene fisuras. El líder de Iniciativa per Catalunya (ligada a IU), el flexible Joan Herrera, le dijo ayer a Artur Mas que creía que el pacto fiscal exigía sumar al PSC y el consenso con los sindicatos.

Y Artur Mas puede tener varias hojas de ruta. Es decidido y sabe que no puede perder la batalla del pacto fiscal sin grave menoscabo. Pero sabe también que en una sociedad tan pactista como la catalana el maximalismo no es la receta. Por eso ayer el portavoz Homs juzgó positiva la cumbre Durán-Navarro. Y Artur Mas ha convocado una cumbre de los partidos catalanes para hablar del pacto fiscal para el próximo miércoles 30 de mayo, antes del pleno parlamentario que debería definir la propuesta catalana. Quizás Mas todavía no ha optado entre la estrategia del choque, apoyada por una mayoría parlamentaria poco consistente CiU-ERC-ICV, y la búsqueda de un consenso amplio con el PSC que pudiera sumar al PPC y presionar a Rajoy y a Rubalcaba.  

La sombra de Grecia planea. Sumen Grecia, el escándalo Bankia, las sospechas sobre la banca que obligan a dos auditorías internacionales pese al positivo informe del FMI, el disparo del déficit de Esperanza Aguirre que eleva el español al 8,9% del PIB, la visita a Madrid de de inspectores de la UE… El mes de mayo es un calvario. Y en Cataluña sólo faltaba la degradación por la agencia Moody's de la deuda pública a bono basura. La Generalitat no puede acudir a los mercados y se ha agotado la formula Castells, tan criticada por CiU, de los bonos minoristas (la denominación de patrióticos es estúpida).