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Granada y la relación PSOE-PSC
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Joan Tapia

Confidencias Catalanas

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Granada y la relación PSOE-PSC

En la sede del PSC de la calle Nicaragua hay seria preocupación. Creen que la desafección mutua entre Cataluña y el resto de España avanza y

En la sede del PSC de la calle Nicaragua hay seria preocupación. Creen que la desafección mutua entre Cataluña y el resto de España avanza y amenaza con no tener marcha atrás. No es porque funcione la estrategia de Artur Mas, que no lleva a ninguna parte. Se sumó al independentismo de la manifestación del 11 de setiembre de 2012 y fue a Madrid enarbolando el “tot o res” (o el concierto vasco, o nada). Con el nada que perseguía en la mano, disolvió con dos años de anticipación el Gobierno para lograr una “mayoría excepcional”. Perdió 12 diputados y se quedó a 18 escaños de la mayoría absoluta y prisionero de ERC, que le obligó a firmar un pacto en el que se establece que (salvo permiso de Junqueras) la consulta debe hacerse en 2014. Y desde entonces no gobierna, la agitación independentista da alas a ERC (que ahora ganaría las elecciones, según los dos últimos sondeos de El Periódico y el CEO, el CIS catalán) y las clases medias -que siempre apostaron por CiU- se radicalizan (e inclinan hacia ERC) o se desentienden.

La agitación independentista sigue, pero tiene sus límites. A la reunión constitutiva de la Plataforma Nacional por el Derecho a Decidir de la semana pasada no sólo faltó el PSC, sino también la tradicional patronal catalana, el Foment, preocupada por las consecuencias económicas de la independencia. Y el Consell de Cambres de Comerç (13 cámaras de comercio que preside Miquel Valls) -más institucional que el Foment- asistió y apoyó el derecho a decidir del pueblo catalán -dato a tener muy en cuenta-, aunque planteó tres cuestiones. Primera, deben darse garantías totales de que la economía catalana permanecerá en la UE. Segunda, la inseguridad jurídica puede paralizar decisiones de inversión. Tercera, no se trata de discutir si una Cataluña independiente es viable (países pequeños como Dinamarca o Lituania lo son), sino de saber si las ventajas superan los inconvenientes y los costes de la transición. Y Mas se encuentra además con que no puede sustituir el referéndum (que Rajoy no autoriza) por unas elecciones plebiscitarias ya que hoy las ganaría ERC.  

Pere Navarro analiza el éxito del concierto independentista del sábado y concluye que el ‘impasse’ entre la protesta catalana y el inmovilismo sólo será superado por una España federal que sea creíble (en Cataluña)Pero el PSC reflexiona sobre el éxito del concierto del pasado sábado por el derecho a decidir (90.000 personas fueron al Camp Nou y 700.000 conectaron con la retransmisión de TV3), pese a que no asistieron -no se han explicitado los motivos- dos cantantes tan emblemáticos del catalanismo como Raimon y Joan Manuel Serrat. Las dificultades de CiU no se traducen en una subida de los partidos 'españolistas' (PP y Ciutadans) o del propio PSC (que está estancado). Lo que sucede es que, en el bloque nacionalista, ERC tiende a devorar a CiU. Para el PSC la clave está en que frente al discurso populista de CiU y ERC (la gravedad de la crisis y los recortes se deben a la inutilidad del Estado español y al permanente déficit fiscal catalán), el Gobierno del PP no hace ninguna oferta alternativa convincente. En el PSC observan que el inmovilismo español hace que el propio Duran Lleida -que en privado confiesa que la vía de Artur Mas es imposible- no se atreva a marcar una línea propia (un día afirma que la consulta no debe celebrarse en 2014 porque lo prioritario es la crisis y al día siguiente dice que la crisis es lo primero, pero que se debe respetar lo pactado con ERC). Pese a los errores del nacionalismo independentista, el electorado prefiere de largo la protesta catalana al inmovilismo. Por eso los partidos que llevan la independencia en su programa (CiU, ERC y las CUP) mantienen juntos su cuota de voto, algo por debajo de los dos tercios.

Para el PSC, este impasse sólo se salvaría con la oferta de un proyecto de España abierta y federal que fuera un paso adelante creíble (en Cataluña) respecto a la España plural de Zapatero. Saben que Rajoy tardará en inflexionar -si lo hace-, pero creen que es imprescindible que el PSOE abra camino en el Consejo Territorial de Granada del próximo fin de semana. Y en Nicaragua (sede del PSC) se nota el nerviosismo. Creen que el desencuentro que se produjo hace unos meses cuando los diputados del PSC votaron en Madrid -contra el PP y el PSOE- a favor de la negociación del derecho a decidir fue sólo un encontronazo puntual. Por el contrario, si de la reunión de Granada no sale una apuesta federal creíble, la gente más próxima a Navarro cree que el PSC deberá replantearse todo. Insisten, “absolutamente todo”.

Ven positivo que en la negociación entre Ramón Jáuregui (PSOE) y Miquel Iceta (PSC) se haya progresado en la asunción de las tesis federalistas y en la transformación del Senado en una cámara territorial al estilo del Bundesrat alemán. Pero, a muy pocos días del Consejo Territorial, en el PSC hay cabreo porque los avances en el reconocimiento de Cataluña como nación, que estipula el preámbulo del Estatut en vigor, así como en la consagración del principio de ordinalidad (que después de la solidaridad ningún estado federado contribuyente quede en recursos por habitante por debajo de otro receptor), las posiciones todavía siguen distantes. Por eso Pere Navarro decidió proclamar que Cataluña es y quiere ser solidaria, mientras que la realidad actual consagra un privilegio para Euskadi y Navarra. Pero en el PSC hay dirigentes que creen que Navarro no debe ir a Granada sin un acuerdo previo cerrado. Opinan que la ausencia del PSC sería una fuerte sacudida que podría resolverse posteriormente mientras que, por el contrario, tras el fracaso -si Navarro va a Granada y no hay acuerdo- la crisis será más difícil de recomponer.

En el PSC se subraya que la relación estrecha, aunque a veces conflictiva, del socialismo catalán con el español es hoy -cuando CDC ha hecho la apuesta soberanista- el único vínculo serio entre Cataluña y el resto de España. Si la relación del PSC y el PSOE se desliza hacia la ruptura… para los asesores de Navarro -que analizan con respeto y cuidado la asistencia al concierto independentista del sábado-, el PSOE debe decidirse a abrazar el proyecto de una España federal, abierta y de futuro que sea capaz de superar el neocentralismo del PP (basado en una concepción estrecha de España) y el independentismo catalán (un reduccionismo del catalanismo tradicional). Granada puede ser una cita definitiva para la relación entre el PSOE y el PSC… y puede que para algo más. 

En la sede del PSC de la calle Nicaragua hay seria preocupación. Creen que la desafección mutua entre Cataluña y el resto de España avanza y amenaza con no tener marcha atrás. No es porque funcione la estrategia de Artur Mas, que no lleva a ninguna parte. Se sumó al independentismo de la manifestación del 11 de setiembre de 2012 y fue a Madrid enarbolando el “tot o res” (o el concierto vasco, o nada). Con el nada que perseguía en la mano, disolvió con dos años de anticipación el Gobierno para lograr una “mayoría excepcional”. Perdió 12 diputados y se quedó a 18 escaños de la mayoría absoluta y prisionero de ERC, que le obligó a firmar un pacto en el que se establece que (salvo permiso de Junqueras) la consulta debe hacerse en 2014. Y desde entonces no gobierna, la agitación independentista da alas a ERC (que ahora ganaría las elecciones, según los dos últimos sondeos de El Periódico y el CEO, el CIS catalán) y las clases medias -que siempre apostaron por CiU- se radicalizan (e inclinan hacia ERC) o se desentienden.