Es noticia
¿Cuán extrapolable es Andalucía?
  1. España
  2. Confidencias Catalanas
Joan Tapia

Confidencias Catalanas

Por

¿Cuán extrapolable es Andalucía?

Tras las elecciones del domingo suben Pedro Sánchez y Albert Rivera, baja Mariano Rajoy... y Pablo Iglesias se convierte en mediopensionista

Foto: La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz (d), saluda a Miquel Iceta. (EFE)
La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz (d), saluda a Miquel Iceta. (EFE)

Las elecciones andaluzas han sido la primera etapa de un largo y decisivo año electoral y, pese a que los resultados no son extrapolables, es muy posible que su análisis arroje alguna luz sobre las inclinaciones de la ciudadanía. Y que tengan influencia en los próximos procesos electorales.

Desde las elecciones europeas que vieron la sorpresiva y fuerte emergencia de Podemos como partido antisistema y propulsaron a Pablo Iglesias, bastantes analistas, no sólo los proclives a Podemos, aseguraban que el PSOE era un partido en decadencia por ser parte integrante de un sistema bipartidista desacreditado y por haber abandonado –política económica de austeridad de Zapatero de mayo del 2010 y reforma de la Constitución pactada con el PP en setiembre del 2011–sus principios socialistas e incluso socialdemócratas. En el futuro la gran confrontación sería entre el PP, el orden y el continuismo, y Podemos, la ruptura con el sistema y la política económica del “austericidio”.

Bueno, la primera contienda electoral ha demostrado que, al menos en Andalucía, este esquema simplista se ha estrellado. El PSOE ha ganado. Podemos ha tenido un buen resultado pero inferior al exigido para cambiarlo todo ya. Y el voto de la derecha y el centro-derecha se ha dividido entre el PP y Ciudadanos, lo que ha llevado a una seria derrota del PP.

El PSOE ha ganado con claridad, el 35,4% de los votos y 47 diputados. Así distancia de largo a los dos partidos siguientes. En nueve puntos y 14 diputados al PP (que quedó primero con 50 diputados en el 2012) y en más de veinte puntos y 32 diputados a Podemos. Entre los partidos del antiguo parlamento es el que pierde menos votos (118.000) frente a los 164.000 que abandonan a la mucho menos relevante IU y los más de 500.000 del PP.

Susana Díaz ha acertado al no mezclar sus elecciones con las autonómicas o generales españolasy no dar tiempo a Podemos. Cierto que le faltan ocho diputados para la mayoría absoluta y puede tener problemas si después de las españolas no logra una alianza estable. Pero está en una posición cómoda porque ha ganado y sólo la muy improbable confluencia del PP y de Podemos le puede hacer perder votaciones.

Por primera vez una fuerza política -Ciudadanos- disputa al PP su monopolio sobre el voto de derecha y centro-derecha

A nivel español, la victoria en Andalucía puede ayudar al PSOE en las municipales, autonómicas y generales. Los socialistas tienen más credibilidad de gobierno y aparecen como el voto más útil para derrotar al PP. El éxito de Susana Diaz los refuerza y la eventualidad de un choque directo Susana Díaz-Pedro Sánchez disminuye una vez ha quedado claro que la presidenta andaluza se va a quedar en Sevilla. Como dijo El Confidencial, Pedro Sánchez es el ganador porque Rajoy ha tenido una derrota severa, la victoria de Susana Diaz tampoco ha sido arrolladora y las siglas del PSOE han perdido el olor a derrota que despedían desde lavictoria del PP en las municipales, autonómicas y generales de2011.

El PP ha tenido no una hecatombe pero síuna seria derrota. Primero porque ha perdido medio millón de votos respecto a las andaluzas del 2012 y más de 900.000 respecto a las españolas del 2011. Y ha pasado de ser la primera fuerza con 50 a perder ante el PSOE con 33 diputados, 17 escaños menos.

Rajoy aparece como perdedor. Primero porque impuso a un candidato desconocido, Juan Manuel Moreno Bonilla, que no ha logrado hacerse un hueco.Segundo, porque para intentar remontar unas encuestas decepcionantes se lanzó al ruedo –pese a su tan criticado pasotismo- y no ha logrado enderezar nada. Tercero, porque el voto andaluz es un voto de castigo a su política y a su talante nada dialogante ante sus contrincantes. En la España del 2015 –atribulada por la crisis y los casos de corrupción–no gusta que el presidente le diga al jefe de la oposición en el debate sobre el estado de la nación “que no vuelva” y que ha estado “patético”. Y en el día de reflexión no debe gritar (desde Valencia) que los que critican al PP son “adanes, zascandiles, tertulianos o amateurs”.

Pero quizás lo más grave para el PP es la aparición del fenómeno Ciudadanos, que le ha robado nueve de los 17 escaños perdidos. Por primera vez, y puede servir de precedente, un partido moderado le ha disputado con éxito el monopolio del voto de derecha y centro-derecha que tenía hasta ahora en buena parte de España (no en Cataluña y el País Vasco). Y la división del voto de tendencia conservadora –que ya auguraban algunas encuestas y que ya ha tenido lugar en Andalucía–podría darle al PP un serio disgusto en los comicios de primavera y otoño.

Pero Rajoy tiene razón en que los resultados de Andalucía (donde el PP siempre va cojo) no son extrapolables a toda España. Y la marca PP, el estilo exclusivista y despreciativo de los contrincantes, es algo que quizás esté a tiempo de rectificar. En el pasivo tiene que la derrota andaluza puede avivar las críticas internas a su liderazgo y que unos malos resultados en Madrid y Valencia incrementarían mucho la tensión interna. Y una crisis en el partido de gobierno en la antesala de las elecciones generales podría provocar –en ese caso sí–una hecatombe. Máxime cuando el caso Bárcenas es ya una acusación grave y formal de financiación ilegal.

Podemos ha tenido éxito como partido de protesta pero el balance es pobre como fuerza estrella que proclama que va a ganar las generales

También es relevante lo sucedido con Podemos. A los de Pablo Iglesias, Susana Diaz les ha cogido por sorpresa y con una candidata que no tenía la confianza del cerrado equipo directivo de Madrid. Para un partido que empezara, los resultados serían buenos porque han logrado 15 diputados (partiendo de cero), se han convertido en la tercera fuerza parlamentaria y al doblar su porcentaje de voto (del 7% de las europeas al 14%) se han “merendado” a IU. Pero para un grupo que proclama –quizás porque cree que es su gran oportunidad–que va a ser el triunfador de las elecciones españolas dentro de ocho meses, el balance es pobre. Indica que no están finos y que quizás su momento de máxima indulgencia (los ataques a “la casta” eran jaleados y las críticas apenas tenían eco) es ya historia. Quizás en Andalucía Podemos ha aprobado como partido de protesta, pero ha perdido credibilidad como el fenómeno estrella que en un plis-plas iba a enterrar a “la casta”. La encuesta del CIS, presencial y por lo tanto realizada en febrero, le daba un 19,2% de los votos y 21-22 diputados. El final ha sido de 14,8% y 15 diputados. El 'soufflé'puede estar bajando.

Pero el dato más nuevo y quizás más interesante es la aparición de Ciudadanos. Hace quince días ya hable del fenómeno Rivera. Los resultados andaluces confirman que hay que seguir la evolución, seguramente hacia una especie de partido liberal de corte europeo –como el FDP alemán, que alternativamente se aliaba con los democristianos o socialdemócratas–,pero a la española. La encuesta del CIS le daba un 6,4% y cinco diputados y finalmente ha sacado el 9,26% y nueve escaños. Habrá que observar lo que pasa con Ciudadanos en Madrid o Valencia, pero –hoy por hoy–empieza a no ser descartable que tras las generales pudiera convertirse en bisagra necesaria.

Por otra parte parece que la ciudadanía quiere corregir (pero no liquidar) el bipartidismo. En 2012 los dos grandes partidos sacaron 97 diputados de los 109 del parlamento andaluz, ahora han bajado a 80 pero conservan todavía–pese a la irrupción de Podemos y Ciudadanos–el 73% de los escaños. Es más, el declive del bipartidismo no se ha acentuado tras las europeas del pasado año. El porcentaje del PP y del PSOE ha bajado si lo comparamos con las andaluzas de2012, o las españolas de2011, pero sube algo respecto a las europeas. En relación con estas, el incremento de las fuerzas emergentes –Podemos y Ciudadanos–no se ha hecho a costa de la suma de PP y PSOE sino de IU y UPyD. En parte es lógico porque las europeas –ningún gobierno cambia al día siguiente–son las elecciones más proclives alvoto de castigo.

Pero quizás en clave española lo relevante no sean los resultados del domingo, sino la lectura –y la subsecuente inflexión del discurso–que puedan y sepan hacer tanto los partidos a los que las elecciones andaluzas han beneficiado (PSOE, Podemos y Ciudadanos) como los castigados (PP, IU y UPyD).

¿Consecuencias catalanas de Andalucía? No muchas, aunque el triunfo de Susana Díazinsuflará ánimos a Miquel Iceta y al entramado del PSC y los de Ciudadanos ayudarán a consolidar la imagen de Albert Rivera. Más atención hay que prestar a los resultados del PP, que indican que la victoria de la derecha en las elecciones generales –si finalmente se produce–será muy ajustada. Y Jordi Argelaget, el director del CEO, el Centre d´Estudis d´Opinióde la Generalitat, afirmó en la presentación de resultados de su última encuesta que una razón de la erosión del sentimiento independentista era la convicción creciente de que el PP no obtendría mayoría absoluta. Parte del electorado estaría suavizando su independentismo en la creencia de que un Gobierno español sin mayoría absoluta permitiría pactos más favorables a una tercera vía entre el statuquo y el independentismo.

Andalucía no es extrapolable, pero tendrá influencia. Bastante.

Las elecciones andaluzas han sido la primera etapa de un largo y decisivo año electoral y, pese a que los resultados no son extrapolables, es muy posible que su análisis arroje alguna luz sobre las inclinaciones de la ciudadanía. Y que tengan influencia en los próximos procesos electorales.

Generalitat de Cataluña Susana Díaz