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Joan Tapia

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La exitosa CiU puede explotar el domingo

En los medios dirigentes de Barcelona la consulta genera interés porque existe un votante catalanista moderado, que siempre ha votado CiU y que hasta ahora tiene pocas oportunidades para la infidelidad

Foto: Xavier Trias junto a Duran Lleida y Artur Mas. (EFE)
Xavier Trias junto a Duran Lleida y Artur Mas. (EFE)

El próximo domingo el resultado del referéndum interno convocado por Unió Democràtica de Catalunya, el partido democristiano que tiene un pacto permanente con CDC desde 1980, será relevante. La dirección democristiana ha convocado la consulta entre sus casi 5.000 militantes para que manifiesten si quieren que Unió siga en el proceso soberanista catalán –como ha hecho hasta el momento–, pero poniendo una serie de condiciones: voluntad de diálogo perseverante con Madrid, seguridad jurídica respetando siempre la legalidad, y garantía de que, en cualquier caso, Cataluña siga dentro de la UE.

Y estas tres condiciones parecen difíciles de encajar en la hoja de ruta pactada entre CDC, ERC, la Asamblea Nacional Catalana y Òmnium Cultural, que prevé que tras la obtención de la mayoría absoluta por las listas independentistas en las elecciones pretendidamente plebiscitarias del 27-S se proceda a redactar una Constitución del Estado catalán y se alcance la independencia en un plazo máximo de 18 meses. Y no se descarta que –si el Gobierno español no quiere negociar– se haga a través de una declaración unilateral de independencia (DUI).

Que Unió, partido aliado desde hace 35 años, la vicepresidenta Joana Ortega (que tiene una querella de la Fiscalía General del Estado por su papel en la seudoconsulta del 9 de noviembre del año pasado) y los consellers Josep Maria Pelegrí (Agricultura) y Ramon Espadaler (Interior), que además es secretario general del partido, se hayan decidido a dar este paso indica la inquietud creciente que en el catalanismo moderado está suscitando la ruta emprendida por Artur Mas en el 2012, cuando convocó elecciones anticipadas, tras haber gobernado desde el 2010 con el apoyo del PP, con la bandera del derecho a decidir. En aquellas elecciones, en las que Mas proclamaba buscar una mayoría “excepcional” (como mínimo la absoluta de 68 diputados), CiU perdió 12 escaños y se quedó en 50.

La dirección de Unió convoca un referéndum para frenar a Artur Mas

Entonces firmó un pacto de legislatura con ERC que le obligaba a celebrar una consulta sobre la independencia en el 2014 que derivó en la seudoconsulta del 9-N. Tras un momento de euforia porque el Gobierno español no supo o no quiso evitar el 9-N, surgieron serias divergencias en la alianza CiU-ERC porque Oriol Junqueras, el líder republicano, se negó a la idea de una lista conjunta encabezada por Artur Mas que minimizaba el papel de los partidos y que de hecho daba la dirección de “el procés” al líder de CDC. Ahora las encuestas dan a CiU un resultado máximo de 35 diputados.

Duran Lleida y la dirección de Unió han decidido plantar cara a Artur Mas y obligarle a rectificar la hoja de ruta pactada con ERC por varios motivos. El primero es que creen que, en estas condiciones –con un máximo de 35 diputados–, CiU quedaría encadenada a ERC en un parlamento que podría ser ingobernable, lo que iría en detrimento de la aspiración de todos los catalanes (mucho más amplia que la de la independencia) a un mayor autogobierno.

El segundo es que consideran absurda la convocatoria de unas elecciones anticipadas para satisfacer a ERC –que seguramente incrementaría su representación parlamentaria– antes de las legislativas españolas de finales de año. Lo más probable es que estas alumbren un panorama político diferente y un gobierno sin mayoría absoluta que tendría que estar más dispuesto a entenderse con las fuerzas mayoritarias catalanas ya que España no puede ser gobernada continuamente de espaldas a la voluntad de los catalanes. En Unió creen que incluso un nuevo gobierno Rajoy sin mayoría absoluta modificaría su cerrazón actual.

En tercer lugar Unió recuerda que para modificar el Estatut se necesita –según las leyes catalanas y no las españolas– una mayoría de dos tercios que cree imposible que consigan la fuerzas independentistas. En este caso todo el proceso partiría de un punto falso porque iría no sólo contras las leyes españolas, sino contra lo que establece el propio Estatut de Cataluña, que en este aspecto no fue modificado por la sentencia del Constitucional.

Duran Lleida quiere seguir apoyando ''el procés'', pero exige respeto a la ley y que Cataluña siga en la UE

Por último, Unió cree que una Catalunya que unilateralmente proclamara la independencia –o sea, sin acuerdo con España– quedaría al margen de la Unión Europea al menos por un periodo provisional de duración indeterminada que tendría consecuencias negativas –no sólo económicas– para Cataluña. Duran Lleida –que por su conexión democristiana conoce bien la política europea– repite en privado que la independencia de los países del Este se debió a que en aquel momento las grandes cancillerías occidentales (Washington, Londres, Berlín y Paris) estaban interesadas en la explosión de la URSS. Ahora, en cambio, ningún gobernante europeo ve bien que una crisis de España –la cuarta economía de la zona euro, la quinta de la UE– se convierta en un problema añadido a los que ya tiene la UE.

Pero no es seguro que los dirigentes de Unió ganen el referéndum porque el sector independentista del partido, encabezado por Antoni Castellà, secretario de universidades, la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, y Joan Rigol, un veterano dirigente del partido, están haciendo campaña por el no. Núria de Gispert, que siempre ha encabezado el sector de Unió más próximo a CDC, ha dicho que votar no el domingo es decir sí a Artur Mas. El peso de estos dirigentes no debe ser menospreciado y además el “agit-prop” convergente está desarrollando –ya desde hace meses– una campaña de desprestigio de los dirigentes democristianos vinculados a Duran Lleida. Muchos dirigentes de CDC creen que la moderación de Duran les resta fuerza a la hora de competir con ERC por el voto independentista, pero Artur Mas siempre ha parecido contrario a la ruptura porque cree que Unió es una garantía que atrae al voto moderado y católico. Pero puestos a escoger entre el mantenimiento de CiU o la hoja de ruta con ERC y la ANC, la prioridad de Mas ofrece pocas dudas.

En los medios dirigentes de Barcelona la consulta del domingo genera mucho interés porque existe un votante catalanista moderado, de centro o centro-derecha, que siempre ha votado CiU y que hasta ahora tiene pocas oportunidades para la infidelidad. No puede votar PP porque es un partido dirigido por Madrid que ha mostrado poco interés por reivindicaciones económicas catalanas tan elementales como el corredor del Mediterráneo, que beneficiaría a Barcelona, pero también a Valencia y Murcia. Le cuesta votar Ciudadanos –aunque algún pase ha habido en las últimas municipales– porque Rivera ha cabalgado contra algunas señas de identidad de la política cultural como la inmersión lingüística. Y no puede votar PSC porque es un partido de izquierdas que tiene un pacto permanente con el PSOE y contribuye a que en España pueda haber un Gobierno de izquierdas que suba los impuestos. Por eso una Unió que se presentara como un partido catalanista no independentista podría pescar en dicho electorado que, aunque no se sabe su extensión actual, fue básico para las mayorías absolutas del pujolismo en los 80 y los 90.

Si los dirigentes de Unió ganan y Mas no cambia, no se debe descartar una lista democristiana propia el 27-S

El aparato convergente está preparando la respuesta por si los cuatro mosqueteros de Unió (Duran Lleida, Joana Ortega, Josep Maria Pelegrí y Ramon Espadaler) ganan el referéndum del domingo. La respuesta, según aseguró ayer el exdirector de La Vanguardia José Antich –muy próximo hoy a la dirección de CDC– sería el anuncio del viernes 19, cuando faltaran 100 días para el 27-S, del lanzamiento de una candidatura de concentración independentista y transversal –superando las líneas partidarias– en la que figurarían tanto diputados de la actual CDC como personalidades nacionalistas varias como Carme Forcadell, expresidenta de la ANC, y sor Lucia Caram, que ya participó en una especia de mitin con Artur Mas y Xavier Trias en las recientes municipales y dirigentes de Unió como Antoni Castellà y Núria de Gispert, que se han enfrentado a Duran y Espadaler.

Veremos el resultado del domingo, pero la temperatura está subiendo entre las dos corrientes de UDC. Un veterano dirigente que fue parlamentario en Madrid afirmaba ayer que gane Duran o gane Castellà, el secretario de universidades del gobierno Mas que es el líder de los independentistas, Unió ya está rota. Ayer en el sector que apoya a Duran –se anunciaban para hoy unas duras declaraciones de Ramon Espadaler– había una irritación contenida con las declaraciones del sector crítico. No tanto con Castellà como con Joan Rigol, que fue vicepresidente del Senado cuando el pacto de CiU con Aznar y que no se comprende que pueda defender la ruptura de la legalidad y con Núria de Gispert, que ha acusado a la dirección de preparar un “pucherazo” porque los críticos no han tenido acceso al censo de militantes. En la dirección se asegura que una lista de militantes no se puede entregar porque lo impide la ley de protección de datos, pero que el partido no se ha negado a enviar a los militantes las comunicaciones de ese sector.

Si el domingo ganan “los cuatro mosqueteros” intentarán negociar con Artur Mas una modificación de la hoja de ruta y si –como parece probable– no tienen éxito es probable que Unió se presente a las próximas elecciones con una lista propia. No sería una buena noticia para Artur Mas que a una CDC lastrada por malas perspectivas y por los mediocres resultados de las municipales se le sumara la explosión de la coalición con los democristianos que gobernó Cataluña desde 1980 al 2003 y que lo ha vuelto a hacer desde finales del 2010.

El referéndum del domingo tendrá consecuencias, pero en este momento nadie se atreve a pronosticar el resultado.

El próximo domingo el resultado del referéndum interno convocado por Unió Democràtica de Catalunya, el partido democristiano que tiene un pacto permanente con CDC desde 1980, será relevante. La dirección democristiana ha convocado la consulta entre sus casi 5.000 militantes para que manifiesten si quieren que Unió siga en el proceso soberanista catalán –como ha hecho hasta el momento–, pero poniendo una serie de condiciones: voluntad de diálogo perseverante con Madrid, seguridad jurídica respetando siempre la legalidad, y garantía de que, en cualquier caso, Cataluña siga dentro de la UE.

Unió Democràtica de Catalunya (UDC) Cataluña Artur Mas Josep Antoni Duran Lleida