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Joan Tapia

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Jordi Sànchez mueve el tablero

Si la CUP no rectifica, Puigdemont tendrá que dimitir de diputado para que Jordi Turull sea elegido 'president'

Foto: Fotografía de archivo del expresidente de la Generalitta Carles Puigdemont (i) y el expresidente de la ANC Jordi Sànchez. (EFE)
Fotografía de archivo del expresidente de la Generalitta Carles Puigdemont (i) y el expresidente de la ANC Jordi Sànchez. (EFE)

Jordi Sànchez es una mezcla de intelectual (ha sido profesor de Políticas) y de activista. Desde la Crida a la Solidaritat a miembro del consejo de administración de TV3 a propuesta de la ecosocialista ICV, a adjunto al Síndic de Greugues (defensor del pueblo) Rafael Ribó, que fue dirigente del PSUC y líder de ICV. Luego sustituto de Carme Forcadell en la presidencia de la ANC, la organización de masas del independentismo que lanzó las grandes manifestaciones de cada 11 de septiembre.

Y dicen que, a través de David Madí, amigo desde los tiempos ya lejanos de la Crida, ha tenido una buena conexión con Artur Mas, mucho más a su derecha. Sea como sea, Sànchez (con camisetas variables) es un fijo de la política catalanista desde hace años. Con la peculiaridad de que no es un político encuadrado en un partido, sino un intelectual doblado de activista.

Ya en la cárcel, acusado de instigar la protesta tras el registro en la Consellería de Economía, dimitió de la ANC para ir de número dos de la candidatura de Junts per Catalunya (JxCAT), montada por Puigdemont y el PDeCAT (la antigua CDC) para, sin muchas esperanzas, intentar impedir la previsible victoria de ERC en las elecciones del 21-D.

La prioridad de Puigdemont no ha sido elegir 'president' sino utilizar la mayoría independentista para denunciar a España

Pero el 21-D Puigdemont sacó 34 diputados (dos más que ERC) y desde Bruselas ha condicionado la política catalana y a su teórico partido (el PDeCAT) intentando mantener una república en el exilio y obstaculizar la normalización. Normalizar sería aceptar los efectos del 155, pero su objetivo era ser elegido 'president', pese a estar en Bruselas, y denunciar que España era otra Turquía.

La opción de ERC ha sido muy diferente, buscar la elección de un 'president' efectivo desde el primer día para gobernar la Generalitat con un programa adaptado a las circunstancias. En esta marcha (o conversión) al realismo de ERC ha contado Carles Mundó, 'conseller' de Justicia del gobierno destituido y compañero de celda de Junqueras en Estremera. Mundó, tras salir de la cárcel, tuvo un papel muy activo en la campaña electoral de ERC admitiendo que la vía unilateral era imposible con un apoyo del 47%, importante pero insuficiente. Aunque creyó, como Santi Vila, que la DUI del 27 de octubre era un error, optó por no abandonar el barco, y aunque ahora ha salido del primer plano, sigue siendo uno de los cerebros de ERC.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. (EFE)

Ahí ha estado el gran conflicto del independentismo desde el 21-D. Los realistas de ERC, pidiendo usar la mayoría parlamentaria para elegir con rapidez un 'president' y pactar un programa operativo, y los 'puigdemontistas' con la prioridad de utilizar la mayoría para seguir desafiando al Estado y denunciarlo ante las instituciones internacionales. El PDeCAT ha quedado en una posición algo incómoda ya que, aunque su objetivo es formar gobierno, está condicionado por haber impulsado la lista de Puigdemont, que tiene una quincena -o algo más- de diputados fieles.

Por eso Puigdemont, una vez que tuvo que aceptar que su investidura era imposible, en parte por la negativa de Roger Torrent, el 'president' del Parlament, de ERC, a una estrategia de directo enfrentamiento con el Constitucional, impuso su plan B, la investidura de Jordi Sànchez, sabiendo que, aunque era imposible, permitiría seguir denunciando la extraña situación en la que un parlamentario, debidamente elegido, no podía optar a la presidencia por estar perseguido judicialmente. Y el plan era que Sànchez usara todos los recursos posibles, incluso se habló del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, difícil porque antes hay que agotar las vías internas del país, o sea el Constitucional.

Que Turull se quedara con 64 votos frente a 65 de los no secesionistas es algo que el independentismo no se puede permitir

Solo entonces se debía pasar al plan C, la elección de Jordi Turull, pactado ya hace algunas semanas. Y Puigdemont podía jugar con el tiempo porque aún no corre el plazo de dos meses para la celebración de nuevas elecciones.

Pero ayer Jordi Sànchez marcó el fin de esa estrategia al anunciar su renuncia al acta de diputado, y por tanto su posibilidad de ser candidato, antes de conocer la decisión de la sala de apelaciones del Supremo.

Queda así abierta la posibilidad de que con rapidez -algunas fuentes hablan de la próxima semana- el independentismo pase al pactado plan C, la elección de Jordi Turull, un político tradicional de CDC y del PDeCAT, con buena relación con Puigdemont y que, como expliqué el domingo, aunque con un perfil algo gris y de separatista de manual, tiene profesionalidad y está acostumbrado a negociar y pactar. Además, Turull, aunque en el futuro -cuando el juez Llarena dicte auto de procesamiento- puede ser inhabilitado, no tiene hoy ningún impedimento legal.

Foto: Jordi Turull, el último candidato al Govern de JxCAT. (EFE)

Pero para elegir a Turull hay un problema. Los independentistas -todos juntos- tienen 70 diputados, cuando la mayoría absoluta es de 68. Pero en realidad son solo 68 ya que Puigdemont y Toni Comín (en Bruselas) no pueden votar. Y si la CUP no vota se quedan en 64. Y ya dijeron que no votarían a Sànchez no por la persona sino porque el programa ofrecido por JxCAT y ERC era “autonomista”. Si la CUP no rectifica, Turull no podría ser elegido. En primera votación se necesita la mayoría absoluta (68 diputados) y fracasaría ya que solo tendría 64. Y en la segunda volvería a fracasar porque los 64 síes morderían el polvo frente a los 65 que suman todos los partidos no independentistas.

La CUP se abstendría en la nueva investidura de Turull

Puigdemont no puede aguantar que Turull sea derrotado porque ni él ni Comín han dimitido para dar paso a dos diputados nuevos que puedan votar. Pero si dimite, es toda la idea de mantener una apariencia de república en el exilio la que pierde fuerza y credibilidad. Necesita pues convencer a la CUP -es lo que habrá intentado con Anna Gabriel en Ginebra-, o dejar el acta de diputado. Pero dimitir sería un relevante paso atrás respecto a la estrategia seguida desde la huida presidencial a Bélgica.

Foto: El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont. (Reuters)

¿Puede ganar tiempo y tirar la pelota hacia adelante? La decisión de Sànchez -influida por su situación personal pero también por la creciente desmovilización independentista- le da poco margen. La encuesta del CEO (el CIS de la Generalitat) del 23 de febrero ya mostraba un cansancio secesionista. Los partidarios de la independencia habían bajado del 48,7% en octubre al 40,8% (ocho puntos menos), mientras que los contrarios subían del 43,6% al 53,9% (diez puntos más).

El Barça contra el Chelsea y la baja participación en las elecciones de la ANC indican menos movilización independentista

Y desde entonces las disensiones y la continua parálisis han ido enervando al independentismo. La manifestación de la ANC del sábado 17 no fue convocada junto con Òmnium (han surgido diferencias entre las dos organizaciones) y tuvo solo unos 20.000 asistentes, una cifra pequeña comparándola con otras de 200.000 (no digamos ya con las de los 11 de septiembre). Y también puede haber influido sobre Sànchez la división que ha habido en la propia ANC en la renovación de sus órganos de dirección y que la participación -en una entidad siempre muy militante- haya sido de solo el 19,5% del censo.

Más datos. El Barça es un espejo de la sociedad catalana. No todos los que van al campo piensan igual, pero en los últimos años en los partidos del club catalán ha habido entusiasmo independentista. En el minuto 17:14 de cada parte (recuerdo de 1714) se gritaba independencia con gran fervor y se agitaban esteladas. Y en cada partido de la Champions su himno era fuertemente pitado para que toda Europa se enterara de que Cataluña estaba dolida por la actitud de la UE.

Pues bien, una inteligente aficionada me dice que en el partido de la semana pasada contra el Chelsea los pitos al himno de la Champios fueron mucho menores, que el minuto 17:14 se notó menos, que una pancarta amarilla pidiendo la libertad de los presos solo duró pocos minutos y que una inmensa pancarta que decía 'God save the King' fue la que más entusiasmo generó. Pero el 'King' no era otro que Messi.

Si el apoyo a la independencia cayó en febrero al 40,8%, si en el Nou Camp la pelota pinta más que la estalada y si los militantes de la ANC no participan en las elecciones internas…el independentismo no puede seguir defraudando a los suyos. Debe elegir un 'president' ya, aunque el precio sea la dimisión de Puigdemont.

Jordi Sànchez es una mezcla de intelectual (ha sido profesor de Políticas) y de activista. Desde la Crida a la Solidaritat a miembro del consejo de administración de TV3 a propuesta de la ecosocialista ICV, a adjunto al Síndic de Greugues (defensor del pueblo) Rafael Ribó, que fue dirigente del PSUC y líder de ICV. Luego sustituto de Carme Forcadell en la presidencia de la ANC, la organización de masas del independentismo que lanzó las grandes manifestaciones de cada 11 de septiembre.

Jordi Sànchez Jordi Turull Junts per Catalunya Carles Puigdemont Esquerra Republicana de Catalunya (ERC)