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Si la magia Aznar no funciona
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Joan Tapia

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Si la magia Aznar no funciona

Si no hay Gobierno de la triple derecha, Andalucía puede evitar repetir elecciones con un pacto de conveniencias Cs-PSOE

Foto: El expresidente del Gobierno José María Aznar. (EFE)
El expresidente del Gobierno José María Aznar. (EFE)

El 27 de diciembre, cuando me tomé unos días de vacaciones, los diarios comprados en el aeropuerto abrían con titulares del estilo “El PP cierra con Ciudadanos el pacto que le dará la presidencia andaluza” ('El País'). Cuando volví, el pasado día 4, el pacto no solo no había fructificado sino que estaba en el aire por las exigencias de Vox. Cuatro días después, todo sigue igual.

El PP tacha de ''inaceptables'' las peticiones de Vox en la negociación

¿Qué ha pasado? Pues que PP y Cs solo suman 47 diputados en el Parlamento andaluz, y la mayoría absoluta es de 55. Si Vox no vota, el candidato del PP, Juan Manuel Moreno, lo tiene muy crudo. Y la lógica partidaria indica que, como está pasando, Vox levantará la voz y exigirá una negociación formal y su reconocimiento como socio con derechos mientras que el partido de Albert Rivera tendrá grandes dificultades para aceptar esas condiciones, porque automáticamente se convertiría de cara a las autonómicas y municipales de mayo en una segunda marca del PP. Complicaría además sus incipientes alianzas europeas (Macron y el grupo liberal europeo) y enturbiaría la imagen de Rivera de cara a las presidenciales españolas, que es como el líder de Cs ve las próximas legislativas, sean cuando sean. Como un duelo Rivera-Sánchez con el medio estorbo del PP.

El PSOE no puede gobernar, pero el PP no tiene autoridad moral para exigirlo, porque pese a todo perdió porcentualmente más votos

Para complicar las cosas, el PP (pese a que Casado es inasequible al desaliento) no puede presumir de nada. El resultado contable de las elecciones andaluzas es que hay tres partidos que perdieron votos: la coalición Adelante Andalucía (-32%), el PP (-29,7%) y el PSOE (-28,5%). El PP peor que el PSOE, pese a los ERE y el desgaste de 37 años. Por el contrario, Cs tuvo un éxito porque aumentó sus votos un 78% pese a la amargura de no lograr el ansiado sorpaso al PP, y la extrema derecha de Vox tuvo un gran resultado porque pese a obtener solo 12 diputados (de 109) pasó del cero patatero a 395.000 votos (más que los que perdió el PP).

En estas condiciones, es muy complicado que PP, Cs y Vox alcancen un pacto razonable, como desean el PP y Vox, o un no pacto que sea un arreglo enmascarado, como quiere Cs. Por mucho que la negociación —el viento en las tres fuerzas es centralista— se haya trasladado a Madrid. Es cierto que el pacto puede alcanzarse si funciona la magia Aznar. Es decir, si los tres reconocen la autoridad moral y el arbitraje, aunque sea en la sombra, del antiguo líder del PP, que ve en las tres fuerzas la futura unión de un partido de centro-derecha y constitucional. Aznar es terco y tiene devotos en el electorado de la derecha tradicional pese a que sus tres antiguos hombres fuerte han acabado mal: Mayor Oreja, porque Ibarretxe le ganó la partida, Rodrigo Rato, porque está en prisión, y Mariano Rajoy, porque Aznar le considera un flojo y ni él ni Pablo Casado valoran sus años de gobierno, su papel en la salida de la crisis (algo debió tener que ver) y el estoicismo con el que asumió las malas costumbres del PP (desde luego, no todas achacables a él).

placeholder José María Aznar y Pablo Casado. (EFE)
José María Aznar y Pablo Casado. (EFE)

Si funciona la magia Aznar, Pablo Casado conseguirá que Santiago Abascal se comporte como un teniente coronel disciplinado y no juegue a multiplicar por cinco sus estrellas (lo que objetivamente le convendría) y que Albert Rivera se comporte con alguna dosis de humildad. No sé qué es más difícil. Pero sin magia Aznar, la coalición de las tres derechas en Andalucía fracasará… o tardará tiempo en germinar. Y el tiempo no conviene a nadie, porque las autonómicas y municipales están cerca. Solo Vox podría apostar por ellas en una estrategia maximalista. Quizá también alguien del PSOE que creyera que Susana Díaz podría obtener un resultado mucho mejor en una próxima convocatoria.

En 2015, Cs invistió a Susana Díaz; ahora el PSOE puede hacer presidente a Juan Marín para hacer real el cordón sanitario a Vox

Pero si la magia Aznar no funciona, la repetición de elecciones no es inevitable. La realidad es que Susana Díaz y el PSOE no pueden presidir la Junta porque llevan demasiados años gobernando y la alternancia es democracia (como cuando en 2003 Pasqual Maragall puso fin al pujolismo de 23 años), porque han perdido un 28,5% de sus votos y —lo definitivo— porque no tendrán mayoría (50 diputados contando con los 17 de Podemos). Y Cs esta vez —ya lo hizo la pasada legislatura— no se abstendrá a favor de Susana Díaz.

placeholder El candidato a la Junta de Andalucía por Cs, Juan Marín (c), Albert Rivera e Inés Arrimadas. (EFE)
El candidato a la Junta de Andalucía por Cs, Juan Marín (c), Albert Rivera e Inés Arrimadas. (EFE)

Pero si la izquierda no puede gobernar y la triple derecha tampoco porque la magia Aznar no funciona (o se reserva para otra ocasión), hay otra investitura posible que a bote pronto parece imposible pero que no lo es. Si el PSOE está dispuesto a dar a Juan Marín, el candidato de Cs, la presidencia de la Junta (como Cs hizo con Susana Díaz la vez anterior), suman 54 diputados. Les falta uno, y es muy difícil que Podemos quiera hacer frente común en contra con Vox y el PP. Con alguna abstención pactada de Podemos bastaría, y Pablo Iglesias —al que la derrota de 2016 y ahora las andaluzas le están enseñado que lo de 'cuanto peor, mejor' es una estupidez— ya ha insinuado que impediría un Gobierno de la triple derecha unida.

¿Qué ventajas sacaría el PSOE? La primera es que Cs tendría que aceptar gobernar pero sin un vuelco a la tortilla, y no se satanizaría el Gobierno del PSOE. No todo puede ser malo cuando ha gobernado desde 1981 ganando elecciones (no con sucesivos 155), aunque es cierto que Andalucía no ha acortado su distancia económica con las autonomías más desarrolladas. Alguna culpa tendrá el exceso de proteccionismo que lastra el ansia de emprender.

Un pacto de circunstancias PSOE-Cs en Andalucía reduciría la crispación en toda España y abriría el horizonte político

La segunda ventaja es que se difuminaría la partición de España en dos mitades enfrentadas, lo que empieza a recordar algo (es decir, demasiado) aquello del Frente Nacional (ahora Vox, PP y Cs) frente al Frente Popular (PSOE, Podemos, PNV, ERC y PDeCAT). En un clima guerracivilista —al que Casado, al contrario que Rajoy, no hace ascos—, ni el PSOE actual (que pese a lo que dice cierta derecha e incluso cierto centro no tiene nada de 'caballerista') ni una España que debe enfrentarse al desafío de la globalización (abundante mano de obra barata fuera de Europa) tienen nada que ganar.

Además, se abriría el horizonte de cara a las autonómicas y las próximas generales. No estaríamos en eso tan estéril del bloque contra bloque sino en un marco de alianzas variables y pragmáticas. En un clima en el que el dogma tendría que dejar paso a lo conveniente. En un país que viviría menos en el cuento de buenos y malos (o rojos y azules) y en el que se reconocería que hay ideologías pero también que distintos sectores ven diferentes —legítimamente— soluciones adecuadas a problemas que no siempre se ven de la misma forma.

placeholder El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a Susana Díaz. (EFE)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, junto a Susana Díaz. (EFE)

Si la magia Aznar no funciona, Pedro Sánchez (y Susana Díaz) tienen la oportunidad. En ese caso, Rivera tendría que asumir sus responsabilidades. No tendría que elegir campo (aunque le acusarían inmediatamente de rojo enmascarado) sino aprovecharse de las ventajas del centro político. Aunque también estaría obligado a asumir complejidades que ahora rechaza. No se puede hacer política solo cortando el dividendo de las torpezas de Torra que, pese a todo, ha sido investido por partidos que tienen el 47% del electorado catalán.

¿Qué hará Sánchez? ¿Y Susana? ¿Y Rivera? ¿Sabrán coger la oportunidad si la magia Aznar no funciona?

El 27 de diciembre, cuando me tomé unos días de vacaciones, los diarios comprados en el aeropuerto abrían con titulares del estilo “El PP cierra con Ciudadanos el pacto que le dará la presidencia andaluza” ('El País'). Cuando volví, el pasado día 4, el pacto no solo no había fructificado sino que estaba en el aire por las exigencias de Vox. Cuatro días después, todo sigue igual.

Vox Pablo Casado Ciudadanos José María Aznar Susana Díaz